8. Más unidos que nunca

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DISCLAIMER: Los personajes de "Candy Candy" no me pertenecen, son propiedad de Kyoko Misuki e Yumiko Igarashi. Realizo esta historia con fines de entretenimiento y sin ningún ánimo de lucro. Sólo el ferviente deseo de liberarme de la espinita clavada en el corazón después de ver el anime y leer el manga. Por siempre seré terrytana de corazón.

DESEOS DE AÑO NUEVO © 2017 by Sundarcy is licensed under CC BY-NC-ND 4.0. Está prohibido la reproducción parcial o copia total de este trabajo.

Residencia privada, Chelsea

Manhattan, Nueva York

01 de enero de 1920

Cuando esa persona que estaba al otro lado de la puerta se reveló finalmente ante ella, fue el preciso momento en que Candy pudo liberar el aire que había estado conteniendo.

Inconscientemente, agrandó aún más sus ojos y entreabrió su boca en completo asombro. Sus ojos no podían creer lo que veían, sus labios comenzaron a temblar levemente, pareciendo haberse quedado absolutamente sin palabras.

"¿Acaso se encuentra él enfrente de mí?" — se hizo a sí misma esa pregunta, temiendo que lo que veía sólo fuera una ilusión que desapareciera en cualquier momento. Parpadeó varias veces todavía con ese miedo y con la respiración más acelerada a cada segundo.

Ese delicioso aroma a lavanda que había sentido antes, la embriagaba por completo ahora. Todos sus sentidos parecían más agitados que nunca, y su corazón latía tan fuerte que creía en cualquier instante explotaría en su pecho por tan alocado frenesí.

Eran tales las emociones que sentía, que estaba segura podría desfallecer en un momento. Sin embargo, a pesar de todo ese tumulto de sentimientos que vivía en su interior, por alguna razón no podía ni moverse. Paralizada en su sitio, se sentía como entumecida.

—Terry...—pudo murmurar al fin con un hilo de voz.

Sus ojos se fueron humedeciendo poco a poco, mientras una hermosa sonrisa aparecía en su rostro, al finalmente convencerse que era Terry quien estaba frente a ella. Mucho más alto y fuerte que la última vez que lo vio, pero sin duda alguna, era él. Sus ojos no le mentían, su corazón era capaz de reconocerlo por más que hubieran pasado tantos años, por más que hubieran pasado tantas cosas, estas sensaciones que estaba viviendo sólo las había sentido con él.

De sus ojos, comenzaron a desbordar un par de silenciosas lágrimas. La inmensa alegría que la embargaba ahora tras la certeza de tenerlo cerca, era tan desbordante que ni siquiera era capaz de compararlo con cualquier otra sensación que haya sentido antes. Todo parecía languidecer en comparación con la felicidad que experimentaba ahora.

Todavía sin moverse de su sitio, sus ansiosos ojos se perdieron en una completa admiración de Terry. Aunque tenía un semblante más maduro como el de las fotos de los periódicos, Candy podía reconocer los rasgos del adolescente que había conocido. Él seguía siendo una hermosísima visión para los ojos, por lo que su mirada era capaz de perderse hasta en los más mínimos detalles.

"¡Cuántas veces he anhelado volver a verlo! Miles de escenarios había imaginado para un posible reencuentro." — pensaba Candy llena de emoción, con inmensas ganas de proclamar su alegría a los cuatro vientos. —"¡Y ahora encontrarlo aquí! ¡En medio de esta biblioteca! Justo en mi más extraño... ¿sueño?"

Ese último pensamiento pareció despertarla de la ensoñación sobre la que había caído. La realidad le llegó de pronto haciendo que su corazón se contrajera en su pecho casi dolorosamente. Apretando sus labios para controlar su turbación, desvió sus ojos de Terry e inconscientemente llevó su mirada al suelo, observándolo aparentemente abstraída.

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