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El ambiente en la biblioteca era tan silencioso como de costumbre. Habían pasado algunos días desde aquel episodio en el que Danielle vio a Minji dormir, y aunque seguía molestándola, los momentos en que sus ojos se encontraban tenían un matiz diferente, uno que Danielle no entendía del todo.

Esa tarde, ambas estaban otra vez trabajando en el proyecto. Minji, como siempre, se distraía a menudo, haciendo comentarios mordaces para molestar a Danielle, mientras ella trataba de concentrarse. Sin embargo, con el paso de las horas, Danielle empezó a sentir el cansancio acumulado. Habían estado estudiando más tiempo del habitual, y sus párpados comenzaron a pesarle.

Minji notó cómo Danielle se inclinaba sobre la mesa, apoyando la cabeza en su brazo mientras trataba de mantenerse despierta. Con el tiempo, el suave sonido de la respiración de Danielle indicó que finalmente había sucumbido al sueño.

Minji la miró por un momento, sin decir nada. Algo dentro de ella se agitaba cada vez que veía a Danielle así, tan tranquila, tan alejada de las tensiones y los enfrentamientos que usualmente marcaban su relación. Sus ojos se suavizaron sin que ella se diera cuenta, y antes de poder detenerse, se encontró estudiando cada rasgo de su rostro dormido.

Era como si Danielle fuera otra persona cuando dormía. La usual rigidez en sus facciones, la guardia siempre alta, se desvanecían. La chica que la miraba con desdén y frialdad ahora parecía... vulnerable.

Minji sintió su corazón acelerarse, pero no con el mismo tipo de emoción que solía sentir cuando la molestaba o la hacía perder la paciencia. Esta vez, era algo más... confuso. ¿Qué era lo que estaba sintiendo?

Sus pensamientos empezaron a descontrolarse, y antes de darse cuenta, su cuerpo se movió por instinto. Se inclinó lentamente sobre la mesa, acercándose a Danielle. Su respiración se volvió más profunda, y una leve sensación de calor subió a sus mejillas. ¿Qué estás haciendo, Minji?— se preguntó a sí misma, pero no podía detenerse.

Su rostro estaba cada vez más cerca, y su mirada estaba fija en los labios de Danielle. Algo en su corazón la impulsaba a hacer aquello, como si necesitara confirmar lo que su mente no lograba procesar. Quería saber si ese extraño nudo en su estómago significaba algo más.

Cuando estaba a solo centímetros de besarla, Danielle se movió ligeramente, y sus ojos se abrieron lentamente. Minji se congeló en el acto, pero no pudo apartarse a tiempo. Danielle la miró, atónita, sus ojos todavía entrecerrados por el sueño, pero lo suficientemente despierta para notar la cercanía inusual de Minji.

Ambas se quedaron en silencio durante lo que parecieron largos segundos. Minji, con las mejillas completamente rojas, retrocedió de inmediato, intentando cubrir su incomodidad con su habitual actitud agresiva.

—Vaya, Marsh —dijo rápidamente, recuperando su tono burlón—. ¿Por qué duermes como una piedra en una biblioteca? Pareces una bebé.

Danielle parpadeó, aún confusa, su corazón latiendo rápido por la cercanía inesperada. —¿Qué... qué estabas haciendo? —preguntó con voz baja, todavía procesando lo que había pasado.

Minji se levantó de su asiento, fingiendo que nada fuera de lo normal había ocurrido. —¿Haciendo qué? No te emociones, solo me aseguraba de que no estuvieras babeando por todo el proyecto. No quiero que me culpen si lo arruinas.

Danielle, todavía desconcertada, no pudo evitar notar el leve sonrojo en las mejillas de Minji, pero decidió no decir nada. Su corazón seguía latiendo con fuerza, pero no estaba segura de si era por la confusión o por otra cosa.

—Tienes problemas —murmuró Danielle, enderezándose lentamente en su silla, intentando recomponerse.

Minji solo se cruzó de brazos, recuperando su postura habitual de superioridad. —Ya lo sabías, Marsh. No hace falta que lo digas. Ahora, volvamos al trabajo antes de que te quedes dormida otra vez.

𝑰 𝐇̶𝐀̶̶𝐓̶̶𝐄̶ (𝑳𝑶𝑽𝑬) 𝒀𝑶𝑼 || HusseyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora