El lunes llegó con el cielo gris y opresivo, una amenaza constante de lluvia que parecía reflejar el ánimo pesado de Danielle. Las noches pasadas no había podido dormir bien, con los recuerdos del último enfrentamiento con Minji dando vueltas en su mente. Cada vez que cerraba los ojos, veía esa sonrisa cruel, esa mirada que prometía más dolor. Pero más que el dolor físico, era el psicológico el que la carcomía lentamente.
Cuando entró al aula, supo que algo estaba mal. Las miradas de los demás estudiantes eran rápidas, nerviosas, como si quisieran evitar contacto visual. Las risitas apagadas se alzaban apenas ella pasaba por los pupitres, y en el fondo de la sala, estaba Minji, sentada en su asiento con los pies sobre el escritorio, como si fuera dueña del lugar. Sus seguidoras reían junto a ella, lanzando miradas burlonas hacia Danielle.
Danielle dejó su mochila en el suelo y se dirigió hacia su pupitre. Al abrirlo, su estómago se hundió. Sus libros estaban cubiertos de garabatos, hojas arrancadas, y su cuaderno de apuntes de matemáticas había sido destruido, sus páginas hechas pedazos. El sentimiento de rabia subió desde su pecho hasta su garganta, pero lo reprimió, cerrando los ojos y respirando hondo.
—¿Te gusta el nuevo diseño? —la voz de Minji resonó a sus espaldas, suave, casi divertida. Danielle no respondió. No podía dejar que supiera cuánto la afectaba.
—Debes estar agradecida. Nos tomamos nuestro tiempo en hacer algo tan... artístico. —Minji se levantó lentamente, caminando hasta quedar frente a Danielle, sus ojos recorriéndola con desprecio. Tomó un pedazo del cuaderno roto y lo dejó caer al suelo, como si fuera basura.
—Tienes demasiado tiempo libre, Minji —respondió Danielle, forzando a su voz a sonar tranquila. Pero sabía que el temblor en sus manos la delataba. No quería que la rabia, mezclada con impotencia, la controlara, pero cada vez era más difícil.
Minji dio una carcajada corta. —Ah, claro. Tienes razón. Aunque me sorprende que aún sigas manteniendo esa actitud —dijo, inclinándose hacia Danielle, sus rostros a pocos centímetros de distancia—. Pero sabes qué, Marsh... tarde o temprano, voy a romper esa fachada tuya. Y cuando lo haga, nadie te va a salvar.
Danielle sintió el calor de la ira ardiendo en sus mejillas, pero no le respondió. Solo apretó los labios, manteniendo la mirada fija en los ojos de Minji, negándose a ceder. Minji la observó por un segundo más, buscando algún rastro de miedo en su rostro. Luego, sin previo aviso, tomó uno de los libros rotos de Danielle y lo lanzó al suelo con fuerza.
—Levántalo —ordenó Minji, su tono autoritario y frío.
Danielle se quedó inmóvil, sus ojos bajaron hacia el libro destruido. El silencio en el aula era opresivo. Todos los estudiantes miraban sin decir nada, como si estuvieran atrapados en una especie de limbo, temiendo intervenir.
—Te dije que lo levantes —repitió Minji, dando un paso hacia ella, el aire entre ambas cargado de una tensión peligrosa.
Danielle, con el corazón latiendo en sus oídos, sabía que tenía dos opciones: obedecer o enfrentarse a ella. Y aunque todo en su interior gritaba que no debía ceder, la presión de las miradas, el cansancio de soportar todo el abuso, comenzaron a pesarle.
Pero en lugar de agacharse, se inclinó hacia Minji, su voz en un susurro apenas audible para ella. —No te daré el gusto.
Minji se detuvo. Por un segundo, su expresión se endureció, y la rabia brilló en sus ojos oscuros. En un movimiento rápido, levantó la mano y la dejó caer con fuerza contra la mejilla de Danielle. El golpe resonó en el aula, dejando una marca roja en la piel pálida de Danielle, quien apenas se tambaleó.
El aire en la sala se volvió irrespirable. Las risas nerviosas de las seguidoras de Minji se apagaron, y el aula quedó en un silencio absoluto. Danielle respiraba con dificultad, pero no apartó la mirada de Minji. No se iba a quebrar, no aquí, no frente a ella.
—Eres peor de lo que pensaba —susurró Minji, su voz cargada de veneno.
Danielle, con la mejilla aún ardiendo, sonrió levemente, una sonrisa que parecía desafiarla. —Y tú no eres tan fuerte como crees.
Minji la observó por un largo momento, sus ojos aún llenos de rabia. Pero no hizo nada más. Simplemente se dio la vuelta y salió del aula, sus seguidoras siguiéndola en silencio.
Cuando finalmente quedó sola, Danielle dejó que sus rodillas temblaran por un segundo, pero no cayó. No lo haría. No hasta que estuviera fuera de la vista de todos.
La semana avanzaba lentamente, el ambiente en la escuela se volvía cada vez más pesado para Danielle. El bullying de Minji no disminuía; si acaso, la violencia era más sutil, pero constante. Pequeñas agresiones aquí y allá: un empujón en el pasillo, una burla en voz baja, risas ahogadas que siempre resonaban a su alrededor. Pero Danielle seguía firme, negándose a ceder, aunque por dentro sentía que cada día era una batalla más difícil.
El profesor de Historia entró en el aula y, tras unos momentos de organizar sus papeles, hizo un anuncio que tomó a todos por sorpresa.
—Muy bien, clase —dijo el profesor, mirando a los estudiantes—. Vamos a comenzar un proyecto grupal. Cada uno de ustedes trabajará en parejas. Ya he asignado los grupos, así que presten atención.
Danielle apenas escuchaba mientras el profesor recitaba nombres, ya que la ansiedad por lo que pudiera venir mantenía su mente ocupada. Pero de repente, el nombre de Minji resonó en el aire, seguido del suyo.
—Minji Kim y Danielle Marsh.
El aire en el aula pareció detenerse. Danielle sintió una punzada de pánico en su estómago. ¿Cómo era posible? De todas las personas en la clase, ¿por qué le había tocado trabajar con Minji? Miró hacia donde estaba sentada Minji, y vio cómo una sonrisa de satisfacción aparecía en su rostro, una sonrisa que prometía problemas.
El profesor siguió recitando los nombres, ignorando la tensión palpable que se había creado entre ambas chicas.
Danielle se giró lentamente hacia Minji, y cuando sus ojos se encontraron, la sonrisa de Minji se ensanchó aún más. Estaba claro que para Minji, esto era otra oportunidad de hacer su vida miserable.
—Esto va a ser divertido —dijo Minji en voz baja, lo suficiente para que solo Danielle pudiera escucharla.
Danielle no respondió, solo desvió la mirada. Sabía que no podía negarse. Tendría que soportar lo que viniera.
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𝑰 𝐇̶𝐀̶̶𝐓̶̶𝐄̶ (𝑳𝑶𝑽𝑬) 𝒀𝑶𝑼 || Husseyz
FanficEn una prestigiosa escuela de Corea del Sur, Danielle Marsh se enfrenta al infierno en un ambiente donde los fuertes mandan, y nadie es más intimidante que Kim Minji. Minji, una joven con fama de dura y una pandilla de secuaces a su disposición, par...