Las calles quedan atrás, al igual que el misterioso auto que nos seguía.
La enorme reja negra frente a mis ojos se abre de manera automática.El corazón me va a mil, sé que tengo algo preciado en mis manos y no necesito perder tiempo en ponerme a pensar en si moriré ahí dentro o no.
Tomo a Jae rápidamente, quitando el cinturón lo más rápido que puedo mientras el niño se aferra a mis brazos con fuerza y le da una última mirada a su padre.—Eres rápido.—Comenta Chris en voz alta en cuanto verifica que nadie nos ha seguido hasta aquí.
Lee Minho es el último en entrar al patio delantero de la enorme casa. Ni siquiera luce como una casa.
Recuerdo, por un instante, mis cortos días en Seongchan, no hay mucho que recordar, solo un pequeño Jisung de seis años escondiéndose en los pasillos de aquel mugroso orfanato.
Las cosas podrían haber ido mejor ahí, aunque no puedo quejarme porque realmente todo podría haber sido peor. Sin duda, el orfanato de lejos parecía mucho más presentable que está maldita casa.¿Es una casa?
No, luce como una maldita fábrica abandonada, esas que podrían estar embrujadas.
—Tiene que ser una broma.
Changbin hace un extraño sonido con su lengua.
—Estamos en la baja Seúl, recuerdalo.
Aun así, este no es lugar para criar un niño.
A pesar de que al parecer estamos a salvo, Jae ha dejado caer su cabeza sobre mi hombro y comienzo a pensar que se ha quedado dormido por la forma en la que cuelgan sus brazos.
—Dámelo, lo llevare a su habitación.—Chris lo toma por debajo de sus brazos y con cuidado lo acomoda bien entre los suyos.—El señor Lee y tu tienen que hablar.
No quiero hablar más. Hablar es aburrido.
Quiero quedarme en silencio, sí, también quiero que el señor Lee Minho se quede callado.
El recibidor es amplio, si bien, la apariencia de puertas para afuera es horrible, por dentro la cosa cambia.
Es grande, pronto el calor interior me golpea el cuerpo frío. Me sacudo un poco de forma inconsciente antes de deslizar mi mirada por todas partes.Hay amplios sofás, muchas puertas y pocas ventanas. Casi no entra la luz exterior por las obscuras cortinas y...
—Por aquí.—Su voz, la voz de Minho se oye retumbar en casi toda la sala.
Se siente solitario, a pesar de la calidez del interior, el ambiente se sentía tan alejado de todo que por un instante todo se volvió frío a mi alrededor.
¿Jae vive aquí? ¿en esta enorme y fría soledad?
Todo resultaba tan estrictamente acomodado, no había adornos, ni fotografías, esa casa ni siquiera era una casa. De pronto, todo me pareció un poco triste.
¿Puedo arrepentirme de esto?
Sigo los pasos de Minho hasta la habitación vecina. Todo aquí parece demasiado espacioso.
Es una oficina, oscura y solitaria, con olor a Whisky y lo que parece ser...
¿Fruta?
Esperaba olor a menta o cigarrillo, lo típico de las familias mafiosas. Pero la oficina de Minho olía a limpieza, a orden, y sobre todo, a soledad.
Se quita el largo saco negro y lo deja sobre su escritorio para seguido apoyarse en él.
Lleva camisa y un chaleco por encima que le queda espectacular.Concéntrate.
—Lee Jae es el último sucesor de los Lee, pero eso no quiere decir que yo quiera esta vida para él.
Su tono de voz ha bajado repentinamente.
Siento que es la clase de conversación que podría tranquilamente salirse de control.
Me deslizo por su oficina, escuchándolo con atención pero analizando todo más a profundidad.Si me voy a quedar aquí, necesito conocer todo.
—Eso debe ser...
—Jisung.—Dejo que mis dedos se deslicen por los bordes de los libros en su estante.—Lo que voy a decir suena peculiar pero...
Lee Minho desprende los botones de sus muñecas para subir la tela hasta sus codos.
—Quiero que me ayudes a mantener a mi hijo fuera de todo esto.
Me detengo a verlo un segundo, busco algún tipo de expresión que me indique que solo se trata de una broma. Seriedad es lo único que transmite su rostro.
Luce aterrador, cualquiera podría ver el peligro que transmite aquella mirada. La manera en que sus tatuajes suben desde sus dedos, siguen por sus brazos y se pierden bajo la camisa blanca.
Puedo oler el peligro en él, pero también el miedo.¿Cómo alguien que luce así puede siquiera tener miedo?
Todos, absolutamente todos, tenemos un punto débil.
El suyo es ese maldito niño, por supuesto, es su hijo.
—¿Sabes lo que pides?—Me atrevo a preguntar. Creo que se ha vuelto loco.
Incluso yo, que me declaro un completo ignorante referido a las familias mafiosas de la baja Seúl, sé que es peligroso mantener alejado a un niño de su destino.
—Jae corre el peligro de ser asesinado, Jisung—Cierra sus ojos un instante y luego vuelve a verme— No quiero esta vida para él, no quiero hacerlo fuerte, ¿lo has visto?
Intento entenderlo. Dejarlo fuera de la familia sería el doble de peligroso, al no haber tal sucesor, el principal foco es Minho.
Son dos vidas.
Y yo solo soy uno.
—¿Qué me esta pidiendo exactamente, Señor?
Conozco la respuesta, y por alguna razón me aterra que lo diga en voz alta. Antes de que siquiera abra sus labios, levanto mi mano para detenerlo.
Minho asiente sin más, camina alrededor de su escritorio y finalmente desliza una hoja por la oscura madera.
Es el contrato.
Me sorprende. Quiero decir, confío en su palabra, pero no creí que las familias de mafiosos siquiera usaran contrato.
—Lo que necesites saber está ahí, hay copia de los horarios de Jae.
Humedece sus labios y mira un segundo las hojas.
—Va a decirme algo más...—Comento impaciente.
Eventualmente, Minho afirma con su cabeza.
—Quiero que a partir de ahora me acompañes a mis eventos, como un guardia más—Antes de hablar, él prosigue— Necesito que tú seas el único que permanezca a mi lado, serás mis ojos, verás lo que yo no puedo ver, oiras lo que yo no y...
—¿Quiere que sea su niñera tambien?
Se supone que es un chiste, pero el señor Lee Minho no tiene humor, así que no ríe.
—Si todo sale bien, Jae estará fuera de la mira.
—Eso no es cierto.—Odio pensar en voz alta—Puede intentar sacar a su hijo de la línea de sucesión, puede intentar alejarlo de este mundo y, sobre todo, protegerlo de sus enemigos, pero Jae sigue siendo su hijo, Jae no dejará de ser un blanco.
Minho me sostiene la mirada.
—Por eso me gustas.
¿Ah?
—Conoces perfectamente este mundo aunque aparentas que no. Incluso descubriste que nos estaban siguiendo mucho antes de que Changbin lo note.—Deja caer sus brazos sobre el escritorio.—Eres el indicado para esto.
—¿Cómo está tan seguro?
—Él me lo dijo.
Él.
¿Él quién?
—Felix.—Murmura—¿No te dije que aquí nada es casualidad?
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CALMA / MINSUNG
Fanfiction-Siempre estaré a tu lado y te protegeré... tú eres quien confía en mí. -Necesito que te quedes, Jisung.