XII

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Se sentó en una de las mesas del comedor, cruzando los brazos mientras recorría con la mirada el lugar.

Las risas de sus compañeros resonaban en el aire, pero para él sonaban huecas, como si cada carcajada fuera una burbuja que estallaba al tocarla, dejándolo aún más vacío.

El brillo en sus ojos y las sonrisas exageradas solo lograban que su sensación de aislamiento creciera, cada gesto le parecía un acto, una fachada en un escenario que ya no podía soportar.

"¿Cuánto tiempo había pasado desde que realmente se sintió feliz aquí?"

Suspiró, intentando bloquear el ruido que lo rodeaba, pero el ambiente estaba cargado de una superioridad que le resultaba asfixiante.

Jaehwan, sentado a su lado, no dejaba de hablar de la próxima fiesta en la que presumiría sus logros, mientras sus amigos le lanzaban miradas de admiración, riendo y asintiendo a cada comentario como si fuese un dictado.

Sintió un nudo en el estómago, uno que se apretaba cada vez más.

No era la primera vez que se sentía así, pero la sensación era más fuerte esta vez, más aplastante, como si cada palabra lo empujara al borde de un abismo.

"¿Cuándo se había convertido este lugar en un teatro donde todos actuaban?"

Desvió la mirada hacia otra mesa, y su pecho se relajó levemente al ver una escena diferente.

Namjoon estaba allí, riendo junto al zorro.

Aun a la distancia, la calidez en la sonrisa del alfa era evidente, irradiaba una paz que casi parecía iluminar el entorno.

Pero lo que captó la atención fue cómo escondía cuidadosamente un plato de comida, como si fuera un tesoro.

Sintió un impulso casi instintivo de levantarse, de acercarse a él y preguntar si estaba bien, aunque sea solo eso.

Pero entonces sintió una presión en su mano, una caricia que se volvía una advertencia.

El rubio lo observaba, su mirada afilada le decía claramente "No vayas".

Se sintió atrapado en su asiento, el ambiente se tensó, y el sonido de las risas a su alrededor se tornó más fuerte, como un eco ensordecedor.

—¿Tan rápido te vas, Jin? —preguntó el alfa, su tono tranquilo pero desafiante, como si cada palabra estuviera diseñada para retenerlo.

El silencio se apoderó del grupo, cada uno conteniendo la respiración, observando con curiosidad, esperando que comprendiera que debía quedarse, que no podía abandonarlos.

Pero aquella presión sobre él era sofocante, casi asfixiante, y se sentía incapaz de respirar en medio de esa mirada controladora.

— Lo siento, necesito descansar — respondió, su voz sonando débil, mucho más de lo que le hubiera gustado.

Al levantarse, sintió el peso de la mirada de su pareja, la rabia contenida en ella.

Pero ya no podía soportarlo.

Cada paso que daba hacia la salida se sentía como un acto de rebelión.

Al girarse, notó que algunos de sus compañeros aún lo miraban, y aquello solo aumentó su incomodidad.

¿Por qué era tan difícil encontrar un lugar donde realmente encajara?

Cuando finalmente salió del comedor, el aire fresco del pasillo le brindó un pequeño alivio, y respiró hondo, intentando calmarse.

Back to Instinct [N.J, Y.M, V.K, V.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora