Final

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El día que llevaron a Joss a la granja Off y Gun permanecieron en la camioneta, observándolos a todos caminar lentamente hacia la casa.

Off puso su brazo alrededor de la cintura de Gun y tomó una profunda respiración, para luego sonreírle.

—No es Alaska, y sin duda no es una familia típica. Pero creo que hemos construido nuestra pequeña agradable familia, propia, aquí en la granja Cider Mill. —le dijo, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

El corazón de Gun, repentinamente se llenó de calidez.

Gun vio cuando Chimon abrió la puerta de atrás para Joss. Ice siguió hablando, haciendo exagerados gestos con los brazos todo el camino a la casa. La madre de Joss tenía una palma sobre su pecho y la otra en la cadera mientras entraba. El padre de Joss, el último en entrar, mantuvo la puerta abierta para Camp.

Si, realmente eran una muy hermosa familia.

Gun apoyó la cabeza en el hombro de su esposo, mientras observaba aun, la escena.

—Estoy de acuerdo. —le dijo, mientras suspiraba— Y va a ser todavía más grande el mes que viene. —Había estado planeando algo para Off y pensó que sería oportuno decírselo en ese momento.

—¿De qué estás hablando?

—Cuando le dije a tu madre que íbamos a hacernos cargo de Joss y que no íbamos a ir a Alaska por el Día del Trabajo, decidió que vendría aquí en su lugar. Tu mamá-mamá, incluso podría quedarse unos meses más, en esta ocasión —Layla estaba encantada con la idea— y además, después de enterarse de lo que pasó con Bas, decidió que la necesitamos más de lo que ella pensaba.

Off se agachó y le dio unas palmaditas en el culo a Gun. Sonrió y dijo:

—Con toda esa gente en la casa por un largo fin de semana, tengo la sensación de que vamos a ir a hurtadillas hasta el granero mucho.

Gun arqueó la espalda e inhaló el aroma de Off.

—Esperaba que dijeras eso. Y totalmente estoy de acuerdo contigo. Nunca me negaría a una visita clandestina al granero, menos si eso incluye a mi esposo desnudo.

—Voy a ver cómo van las cosas arriba —dijo Off, de repente. Le dio una palmadita al culo de Gun una vez más y lo beso en la boca. No fue un largo beso. Sin embargo, utilizó su lengua, que acarició suavemente la de Gun y envió una corriente a todo su sistema, y Gun se sentía cada vez más apretado en los pantalones.

Cuando Off se volvió para irse, Gun lo detuvo y le dijo:

—En caso de que se me olvidara decírtelo hoy —colocó sus manos en cruz sobre su pecho, exactamente en la parte del corazón— te amo.

Off se volvió y sonrió.

—No se te olvidó. Me lo dijiste justo ahora, con ese beso. Pero es bueno escuchar también las palabras. Sabes que te amo también. —Entonces metió las manos en los bolsillos y continuó caminando.

Gun se apoyó contra la camioneta y levantó su pierna derecha. Puso su pie en el parachoques y vio a Off correr hacia la casa. Tenía que empezar a preparar la cena, tenía que asegurarse de que las cosas de Joss estuvieran desempacadas y organizadas. Pero no tenía ganas de moverse todavía. Se quedó ahí observando aquello que le pertenecía. Inhaló y cerró los ojos, tomando el aroma familiar de la hierba más allá de la zona de la piscina que siempre le recordaba al blanqueador de cloro. Recordó que tenía que llamar a Max y Tul para invitarlos a una pequeña cena familiar el fin de semana siguiente. Invitaría a Yihwa y First también.

Yihwa y Gun estaban trabajando en un baile de disfraces de la Asociación Ángel a finales de octubre y había un montón de planes por realizar. Y Gun todavía tenía que escribir otro post para el blog de Sammy. Ese mensaje en particular giraba en torno a las parejas gay que criaban niños, mientras mantenían sus empleos a tiempo completo y sus relaciones.

Con todo eso que hacer, Gun se mantuvo en silencio un minuto más.

Había recorrido un largo camino desde Tennessee, donde su propia familia permanecía aun. Se preguntó si alguna vez pensaban en él. No sabía si habían o no leído sobre él en los periódicos o visto cómo su vida había resultado hasta ahora. Él no los había visto, ni hablado con ellos desde el día en que intentó volver después de que habían expulsado de su casa y mentiría si dijera que ya no le dolía, lo hacía, pero Gun aprendió a vivir con ese sentimiento.

Sacándolo de sus pensamientos, Chimon lo llamó desde la puerta trasera de la casa. Quería su permiso para tomar una paleta de hielo antes de la cena. Esta vez Gun sonrió y le dijo a Chimon que podía tomar una. Luego bajó el pie del parachoques y se dirigió hacia la casa, a paso lento. En el camino, miró al huerto de calabazas y decidió convertirlo en un huerto de Pachysandras en su lugar. De esa manera las serpientes tendrían un agradable y tranquilo lugar para deslizarse alrededor, en los meses más cálidos. No quería ningún recuerdo de Bas Suradej tan cerca de la casa. Compraría su calabaza de nuevo este año y plantaría otro huerto en otro lugar el próximo verano. Tal vez cerca del establo, donde había más espacio.

Se detuvo un momento, había tenido la intención de hablar con Off acerca de una idea que tuvo ese verano. Sabía que no sería capaz de modelar para siempre y quería una carrera que fuera a durar. Había estado pensando seriamente en convertir la granja Cider Mill en una granja para el cultivo, donde crecerían exóticas calabazas en diferentes variedades y a gran escala. A pesar de que no estaba seguro de si se podía hacer, tal vez Off podría inventar un nuevo refresco que estuviera basado en la calabaza y lo llamarían Sidra de calabaza. El quería ser de ayuda también en su matrimonio, nunca podría permitirse solo usar el dinero de Off, aunque fueran esposos.

Pensando en el futuro, mientras Chimon esperaba en la puerta por él, un tanto confundido, mirándolo con curiosidad, Gun tenía una imagen fugaz de su vida como un flujo lineal, sin fin. Nuevamente siguió avanzando, parando de vez en cuando para tratar de procesar las innumerables imágenes que se reproducían en su mente y quitar aquellos eventos imprevistos del pasado que no tenían relación seria en su vida, la vida que quería de ahora en adelante.

Chimon lo volvió a llamar.

—Papi, no puedo abrir la paleta de hielo por mi cuenta.

Gun empezó a correr hacia la casa, doblando los brazos y relajando los puños.

—No toques los cuchillos, estaré ahí en un instante. —Chimon hizo un asentimiento con la cabeza— Consigue otra paleta de hielo para mí también. —gritó.

Se le ocurrió a Gun que Chimon no había comido una paleta en todo el día, y estaba ansioso por probarla, y él mismo, no había tomado una paleta de hielo en tantos años que ya hasta había olvidado a qué sabían. Podría incluso tomar dos o tres, ahora junto a su hijo.
Tenía ganas de celebrar. Y no podía pensar en una mejor manera de hacerlo. Que junto a su hijo, su esposo y su nueva familia.

🔥 𝕭𝖑-𝖋𝖎𝖈𝖘

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Multimillonario - Venganza y amor #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora