El principio del fin

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Nota: disculpen si hay algún error, trabajé tanto en este capítulo que medio que me hice bola hasta en el momento de revisarlo akska así que si se me escapó algo, ¡perdón! que lo disfruten<3

El salón principal con grandes ventanas daba al jardín delantero y por sus cristales coloridos se podía ver como el interior estaba impecablemente decorado con telas doradas y algunas figuras religiosas típicas. Todo estaba perfectamente limpio, desde los cristales de las ventanas hasta las lámparas del techo y la piedra del suelo. Las largas mesas robustas de madera que todos conocemos, ya típicas de los banquetes, rodeaban el lugar y estaban decoradas con manteles rojos que apenas estaban terminando de poner, al menos veinte sirvientes iban de un lado a otro poniendo los cubiertos y ocupándose de contar las sillas para cada invitado. 

En el medio de todas las mesas, encima de una plataforma estaba la mesa en la que se iba a sentar el anfitrión con su familia. Sus platos lujosos eran más finos y destacables que los de los demás, estaban adornados con símbolos religiosos como la cruz ortodoxa en las copas y figuras de ángeles caladas en color plata en los platos hondos. 

Si te acercabas a la cocina, el aroma a jabalí era fuerte y el calor que daban las cocinas era abrasador incluso en aquél cruel invierno, estar ahí adentro era sofocante. Jouno estaba supervisando las cocinas junto con Tecchou, la comida del príncipe siempre era vigilada mientras se preparaba para prevenir el envenenamiento. Sigma era quién usualmente controlaba aquello, pero ahora mismo estaba ayudando al príncipe para que se duchara bien, preparando sus aceites y sus mejores túnicas, las prendas que utilizaría estaban decoradas con terciopelo. Incluso su capa oscura de piel de zorro sería precisamente bordada con plata y la joyería en su cinturón sería exagerada. 

— Todo listo. — le comunicó a Fyodor cuando terminó de llenar la gran bañera de madera con agua caliente.

El príncipe se metió ya desnudo sintiendo como el agua tibia lo empapaba por completo, suspiro cuando se sumergió en el agua, quedándose unos minutos abajo casi con intención de ahogarse. Salió tomando una gran bocanada, se corrió los mechones de pelos pegados en su frente y agarro el aceite vegetal que Sigma le tendía. Puso un poco en su mano y lo fregó por sus brazos, piernas y abdomen mientras sus pensamientos viajaban desde esta mañana a lo que podria ser la noche… Fyodor no estaba terminando de entender que estaba pasando con él y porque sentía tanta adoración por Nikolai. No entendía porque le había fascinado tanto el día de ayer ni tampoco porqué se arriesgaba tanto por estar con él. 

O bueno sí.

Sí y no. 

Sus emociones danzaban como las llamas de las velas de las catedrales, caóticas, sin rumbos, sin parar. Eran emociones contradictorias y salvajes. Nikolai era como un soplo de aire fresco en los muros sofocantes de lo que él debe llamar hogar, una presencia que despertaba en él sensaciones olvidadas de libertad y anhelo. Cada vez que lo veía, su corazón reconocía en él a aquel niño impetuoso que, hace unos cinco años, lo había arrastrado a un baile improvisado en un festival, rompiendo todas las normas de la corte con una sonrisa libre de preocupaciones.

En el bufón veía reflejado todo lo que él ansiaba ser: una paloma libre que se elevaba sobre los tejados y las ceremonias vacías, que no conocía los límites de las jaulas de la corona ni el peso de tener un pueblo encima. Y quizás era eso lo que más le aterraba y le fascinaba a la vez. Que, en cada acción, en cada mirada de Nikolai, encontraba el eco de aquella antigua danza, un recordatorio constante de que la verdadera libertad existe, y que algunos la gozan, aunque a él le pareciera tan difícil de alcanzar como el vuelo de un pájaro.

Pero también le daba una sensación de encierro, porque tener esta clase de sentimientos por alguien tan inferior no era correcto. Él no podía enamorarse de nadie que no fuera su futura esposa y lo sabía, lo supo desde siempre. Mucho menos podía desentenderse de la corona. Estaba tan avergonzado que sentía un pinchazo en su frente como si un montón de agujas se le empujaran agresivamente, sentía como si le caminaran gusanos en el rostro y quiso arrancarse la piel con sus propias uñas. Paso una mano por su cabello haciéndolo para atrás cuando sintió como un líquido espeso llegaba a su garganta cuando el pensamiento de sentir amor por otro hombre lo perforó, se levantó todo mojado de golpe y con sus manos en los bordes de la bañera vomitó en el suelo.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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