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Abres la puerta de tu apartamento en silencio, sin saber si tu novio estaba dormido o no. Caminas sigilosamente por la cocina, dejando tu bolso y accesorios en la encimera. Un pequeño ronroneo llama tu atención, giras a tu derecha y ves a Dori moviéndose en la torre para gatos, se acurruca junto a Doongie, que no se inmuta cuando el pie de Soonie se mueve y le da un golpe en la cara.
Sonríes a tus bebés antes de abrir la puerta del dormitorio con un crujido, echas un vistazo al interior y ves a Minho acurrucado en la cama, con los brazos agarrando tu almohada. Le sonríes suavemente antes de entrar en la habitación, cerrando suavemente la puerta detrás de ti. Estás demasiado cansada para ducharte hoy y decides ducharte solo por la mañana. Después de ponerte el pijama, intentas mover la almohada que Minho agarra.
“No, no te vayas”, murmura Minho en voz baja, “Te amo” Su agarre en la almohada se aprieta, acercándola más, haciendo que te pongas encima de él. En el momento en que sintió un peso extra sobre él, los brazos de Minho te envolvieron, sosteniéndote como si fueras la almohada. “Tan suave”, murmuró. Le sonreíste al chico dormido, Minho tendía a hablar dormido, era entrañable escucharlo hablar en voz alta mientras soñaba. Le plantas un pequeño beso en la frente. Su rostro se arrugó, gimiendo cuando finalmente empujaste la almohada fuera de entre sus cuerpos.
“Mm... lo necesito” Minho gruñó, lo miraste, asumiendo que se refería a la almohada, pero cuando te acurrucas de nuevo en su abrazo te das cuenta de lo que quería decir. Algo te empujó en el frente una vez que te acomodaste. Tus ojos se abren de golpe cuando sientes que comienza a frotarse contra tu cuerpo. “Mierda” Suspiras en voz baja, “Lo necesito” Minho gimió cuando sus manos instintivamente comenzaron a vagar por tu cuerpo.
Tu mente está llena con la tentación de tomarlo ahora mismo, pero Minho estando dormido te hizo repensar tus deseos. Él se despierta, sus caderas todavía frotándose contra las tuyas. “Amor, por favor” Tus ojos se encuentran con los suyos, que se han abierto ligeramente. Sientes que tus mejillas se calientan mientras sus manos aprietan tu trasero. “Bebé... por favor” suplica, ahora completamente despierto.
“Mierda” gimes suavemente mientras su mano rodea tu frente y toca tu cálido coño. Minho te miró suplicante, su polla vestida rozando tu pelvis. Asientes con la cabeza para darle el visto bueno, ambos estaban demasiado cansados para hacerlo bien, así que él movió temblorosamente tus pantalones cortos de pijama sueltos a un lado, así como tus bragas. Sus dedos callosos rozaron tu clítoris antes de deslizarse entre tus pliegues resbaladizos. Aprietas los ojos con placer mientras dos de sus dedos se deslizan dentro de tu agujero goteante. El pulgar de Minho frota descuidadamente círculos en tu clítoris.
Después de unos minutos de que Minho te estirara, separas las piernas, empujándolo con la rodilla para indicarle que estás lista. Minho captó tu indirecta y temblorosamente sacó su polla dura de sus pantalones deportivos. Balanceó tus piernas sobre su cadera mientras los dos yacían allí. Minho alineó su polla con tu coño mojado y deslizó la punta lentamente hasta que tocó fondo. Te quedaste allí, la sensación de su calor llenándote envió más excitación por tu pierna. De vez en cuando, uno de ustedes se movía o frotaba sus caderas contra las del otro.
“Se siente tan cálido” Minho suspiró mientras hundía la cabeza en tu cuello, dejando lamidas de gatito en tu clavícula. Gemiste suavemente cuando sus dientes rozaron tu piel. De repente, comenzó a bombear lentamente dentro de ti. Pequeños gemidos se escaparon de tu boca mientras salía sensualmente de ti. Los gruñidos de Minho en tu oído fueron suficientes para llevarte al límite, pero te contuviste. Su mano bajó para jugar con tu trasero una vez más. “Tan bueno” Gimoteaste mientras su otra mano jugaba con tu clítoris.
“Te amo” Minho gimió contra tu piel. “Yo también te amo, Min” Tus dedos se clavaron en su espalda.
Minho comenzó a dejar besos en tu cuello hasta que llegó a tus labios. El beso fue desordenado y descoordinado, pero a ninguno de los dos les importó, ambos estaban demasiado exhaustos. El ritmo de Minho se aceleró ligeramente a medida que se acercaba al clímax, sus dedos atacaban continuamente tu clítoris. “Min”, lloraste en voz baja cuando sentiste que el orgasmo te golpeaba. Continuó empujándose dentro de ti, aunque gimoteaste por la sobreestimulación. “Lo sé, amor”, susurró, “estoy casi ahí”
Unas cuantas embestidas después, te llenó. Salió de ti, alcanzando los pañuelos que estaban en la mesilla de noche. Se limpió a sí mismo y a tu cuerpo lentamente mientras tú yacías allí para él. En diez minutos, los dos estaban fuera. Acurrucados pacíficamente el uno contra el otro.
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Es cortito pero aún así espero les haya gustado! <3 nos leemos en el próximo capítulo ¡bye! <3
