Capítulo 9

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Era el broche, ese broche tan hermoso.

—¿Donde lo encontraste? —dije aún sorprendida.

—No lo encontré, asi que lo mande a hacer —se encogió de hombros.

—¿En serio? Muchas gracias, Andrés. Ahora vengo —salí corriendo hacia mi habitación y me lo puse justo arriba de mi coleta. Regresé hacia donde estaba él.

—Se te ve muy hermoso —dijo alagador.

—Gracias —dije evitando sonrojarme.

—De nada —sonrió

—Hija, ya estoy lista. Vamonos —era mi madre, al parecer no habia notado que Andrés estaba aquí.

—Mamá, Andrés está aquí —dije volviéndome hacia ella.

—Hola Andrés, ya vamos de salida, ¿quieres acompañarnos? —¿acompañarnos?, ¿Andrés irá con nosotros? Me molesta su presencia. Bueno, no me molesta pero me incomoda un poco. Aunque me acaba de hacer un regalo de cumpleaños perfecto, así que creo que podría aceptar.

—Am... —me miró por un momento y le dediqué una sonrisa— claro —sonrió.

—Te llevaré a tu casa para que tus papás esten al tanto de todo.

—No se preocupe, mis padres no estarán éste fin de semana, solo estamos mi hermana y yo pero ella tendra una reunión de amigos más tarde y ellos me caen mal —mamá se mantuvo pensando.

—Esta bien, vamos —sali por enfrente de mi madre y ella cerró la casa.

Nos subimos al auto y fuimos a la casa de Ashley. Sólo se bajó mi mamá para asersiorarse de que su madre estuviera de acuerdo quedandonos Andrés y yo sólos. Me mantuve un poco incomoda pero en un par de minutos mi madre regresó acompañada de Ashley.

Fuimos al cine y me separé en el asiento de Andrés quedando Ashley en medio de nosotros.

Después fuimos a comer algo a una restaurante de hamburguesas, pero me prohibieron subirme a los juegos porque "Ya estoy grande" así que le hice un chantaje al guardia.

—Por favor, hoy es mi cumpleaños, cumplo 15 años, ante la sociedad ya soy una señorita. Dejeme dusfrutar mis ultimos momentos de niñez —todo eso acompañado de una mirada de cachorrito.

—Esta bien, puedes jugar —dijo el guardia rendido y conmovido ante mi discurso.

Terminamos de comer y mamá no tomó el camino a casa, uso uno diferente.

Estacionó en una librería y me confundí un poco, pues aun no pasaba un mes del ultimo libro.

—Escoje un libro —dijo mi madre al entrar.

—Pero aun no pasa un mes —dije con confusión.

—Pero es tu cumpleaños, así que escoje uno.

No podia decidir, estaba entre "Ciudades de Papel" y "Las Ventajas de ser Invisible". Al final me decidi por "Ciudades de Papel" de John Green.

Me emocioné al darme cuenta que tenía ese libro en mis manos y por fin lo leería. Lo quería desde hace algún tiempo, y consideré descargarlo en PDF pero sólo terminaría de gastar aún más mi vista.

Regresamos a casa y fui directo a mi habitación. La ciudad suele ser estresante durante los fines de semana.

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Llegue a la escuela, antes de entrar al salón me preparé psicológicamente para enfrentarme al molesto de Andrés.

Entré al salón y él estaba ahí pero me ignoró. Eso fue super raro, quizá no estaba de humor.

Al salir al receso fui a la tiendita, Ashley no había ido a la secundaria así que supuse que pasaría el receso con Andrés.

Después de comprar algo para desayunar comencé a buscar a Andrés, fui al comedor y no estaba, tampoco atrás de los salones ni en ninguna banca, en nuestro salón no podía estar porque lo cierran con llave, incluso mande a Ivan a que lo buscara en el baño de hombres y tampoco estaba. Comencé a preocuparme y de la ansiedad de no saber nada de él comencé a comer. En cuestión de 1 minuto ya había terminado con mi taco y medio vaso de agua.

Como ya no había donde más buscar, decidí ir atrás de los baños y la conserjería. Ahí nadie iba, ni conserjes, maestros, estc.

Fuí y ¡BINGO!, ahí estaba Andrés sentado y con la cabeza abajo. Me acerque a él para preguntarle que era lo que tenía.

—Andrés... —¡Santo Dios!, está llorando. ¿Andrés está llorando?, ¿Por qué?—, ¿Estás llorando?

—¿Se nota? —dijo limpiandose la mejilla con la mano.

—¿Por qué lloras? —dije sentandome a su ado.

—Pues te lo contaré, no tengo a nadie más a quien decirle, así que... —hizó una pausa.

—Está bien, te escucho —tomé un trago de mi vaso de agua y miré hacia el frente en un punto ciego.

—Mi mamá nos dijo ayer que... —hizó una pequeña pausa—, tiene cáncer terminal.

Mis ojos se abrierón como platos, no sabía que decirle y la verdad es que no hay nada que pueda decirle; no hay palabras correctas para decirle a alguien en esta situación y comprendo que este así. Si a mí me dikeran que mi mamá se va a morir y que no hay manera de evitarlo estaría mucho peor que él. Mi mamá es la única persona que tengo en el mundo. La familia de ella viven lejos de aquí, sus papás no la apoyaron cuando se dieron cuenta que estaba embarazada. Ella me sacó adelante prácticamente sola. Mis abuelos por parte de mi "papá" la ayudarón un poco a muestra de que el estúpido que me creo no se quiso hacer cargo ni de ella ni de mí. Aún así yo no los conosco porque no viven en este estado, viven en uno cercano.

—Ah... Andrés, yo... —le tomé otro trago a mi vaso de agua—, no tengo palabras para decirte. Si yo estuviera en un situación como la tuya estaría igual o mucho peor, porque ella es mi única familia y sin ella me quedaría sola, tú por lo menos tienes un papá y una hermana, que estarán contigo. Lo único que te queda hacer es disfrutarla cada día, para que cuando ella se vaya, se vaya tranquila —no pude evitar que una lágrima corriera por mi mejilla, si a mí me dolía imagino lo que le debería de doler a él.

Se puso de pie y yo lo imité, en ese momento sonó el timbre para entrar de receso.

—Ya nos tenemos que ir —comencé a caminar.

—Espera —lo escuché decir mientras me tomaba de la cintura y me giraba hacía él.

Te Deseo SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora