Especial 400 estrellas

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Ay, esos amores trágicos que tanto me gusta escribir. ¿Por qué soy así?

Dedicado con amor a Mar_Osorio. Cari, que puedes leer sin apuro de spoiler.

Recordaba su encuentro con la perla Taimmar con mucha claridad

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Recordaba su encuentro con la perla Taimmar con mucha claridad. Ese había sido un día feliz. Esa mañana clara y fresca, con el cielo más azul que había visto en su, aún, corta vida y el inusual perfume que acompañaba a Helena Soros flotando en el aire. 

Según los rumores, el Productor había hecho florecer una nueva especie de rosas enormes para su perfume como regalo de bodas...

La primera reina de Soros, tan amada en el mito como en la realidad. Y aunque sus ojos eran su atributo más hermoso, reconocía que era su carisma y fiereza la que la había hecho poseedora de tantos milagros. 

—Sé que lo que estoy pidiendo es difícil. Entenderé si no quieres verte involucrada. 

La reina siempre se tomaba su tiempo para responder. Sobre todo cuando comía puesto que consideraba a esa acción sagrada. La frase emblema del Navegante era, después de todo, creación de su mujer.

Los dioses maldigan la sangre de aquel que provoque hambre.
Los dioses bendigan la sangre de quien la compasión encarne.

—Tu padre es necio, cariño. Aunque lo hace con la mejor de las intenciones. Por fortuna para ti, soy firme en cada una de mis creencias y mucho más terca que él. 

Andreas le creía. Si bien lo que estaba pidiendo era simbólicamente imposible, sabía que si alguien podía conseguirlo era ella. 

—Es hipócrita de él juzgarte por algo que estamos haciendo nosotros. Los dioses no deben amar mortales, que alguien le recuerde a ese hombre todo lo que tuvo que ceder para conseguir la Taimmar. Lo más natural es el amor. En todas sus formas. Cómo no podría involucrarme si estamos hablando de mi hijo favorito. 

Ella tomó su mano y la apretó con cariño, igual que lo hacía cuando era niño. El afecto entre ellos era algo que le seguía sorprendiendo. Si bien Helena no era su madre biológica era la única que había tenido, el amor que sentía por ella era natural. Pero el de ella por él le seguía pareciendo un milagro. 

—Sólo no se lo presumas a Kai. 

Su hermano pequeño era todo un caso, demasiado travieso y explorador, aunque todo un príncipe en su conducta. Le encantaba estar ahí en Isomar con ellos. Podía entender por que su madre se negaba a vivir en el Palacio de Coral. 

La verdad era que resplandecía en Isomar. Si bien su padre odiaba el acuerdo de que fueran un matrimonio separado, Andreas notó los beneficios de inmediato. Un espíritu como el de su madre, estaba destinado al sol y sonido de las aves por las mañanas. Otra cosa diferente, por grandiosa y mágica que fuera la Corte submarina, asfixiaba parte de esa lozanía. 

—¿Padre y tú han hablado últimamente?

Helena echó la silla para atrás. El vientre abultado seguía sorprendiéndolo. Ciertamente, el Navegante había tenido muchos hijos a lo largo de la historia, pero nunca dos con la misma mujer.

—Podría decirse—dijo con sorna mientras se acariciaba la barriga—. Tu futuro hermano o hermana está muy inquieto ésta mañana.

—¿Cuándo nacerá?

Ella suspiró.

—Semidioses. Nunca se sabe con ustedes. De Kai estuve embarazada once meses, pero éste tiene prisa. No creo que sobrepase el verano. Lo que nos lleva al segundo punto, querido mío. Me preocupa tu chico. Temo seriamente que tu tía Liesset se involucre en ese asunto. O peor, tus abuelos.

A él también le preocupaba. La Aurora era un diosa de amores tristes, por naturaleza trágica y odiaba que sus hermanos lograran lo que ella no: amar a un mortal sin miedo a perderlo para siempre. Su relación con Daellos era nueva e intensa. Y todos los dioses estaban muy interesados en el desenlace, sobre todo ahora que él pedía inmortalidad para el.

—También a mí, madre.

—Por eso, creo que es necesario que Daellos tenga esto hasta nuevo aviso.

El sonido que hizo el nácar sobre la madera de la mesa resonaría en sus oídos por mucho tiempo en el futuro, aunque en ese momento Andreas no comprendió el terrible final que le estaba obsequiando su madre.

Taimmar, con su inquietante resplandor azul, brilló sobre el mantel blanco.

—Madre, pero tú la ne....

—Sh. Silencio. No es definitivo. No lo estoy obsequiando, mi amor. Solo es un préstamo en lo que solucionamos este embrollo. La reina de Soros la cede, y la reina va a pedirla de vuelta. Que le quede muy claro a tu amante.

Muchos años después de ese día, un dios muy triste visitaba una tumba

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Muchos años después de ese día, un dios muy triste visitaba una tumba. El tiempo había desaparecido el nombre de quien reposaba en ella, pero él corazón no olvidaba. En eso le daba la razón a Helena: el amor era una magia en sí mismo. Podían pasar los años, cambiar los hombres, el paisaje, él, pero jamás sus sentimientos.

Después de todo, su corazón palpitando acompañaba a esos huesos en su descanso.

—Sigo amándote. Incluso en la muerte. Pronto conseguiré la perla y la herencia benigna se terminará. Se hará justicia.

    

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⏰ Última actualización: Nov 04 ⏰

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