La Fiesta del Amor en el Altar

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En el Día de Muertos, el aire vibrante,

Ronnie y Lincoln, enamorados, desafiantes.

Preparaban un altar, con flores y cariño,

recordando a los que ya no están, en un bello camino.


"Hoy honramos a los que se fueron," dijo Ronnie,

"con fotos y recuerdos, su amor es el don,

las calaveras de azúcar, dulces y brillantes,

traerán sonrisas, ¡haremos momentos vibrantes!"


Lincoln sonrió, mientras ponía su ofrenda,

"Y no olvidemos sus platillos, ¡la tradición no se ofrenda!

Tamales y pan de muerto, no pueden faltar,

para que las almas vuelvan a disfrutar."


Pero la Catrina, con su andar elegante,

se asomó al altar, risueña y desafiante.

"¡Hola, jóvenes amantes! Vengo a participar,

en su altar tan bonito, yo también quiero estar."


"Con mucho gusto, Catrina," respondió Ronnie,

"baila con nosotros, que el amor es un don.

Hoy la muerte no asusta, hoy es celebración,

con flores y risas, llenemos el corazón."


La Catrina aceptó, entre risas y canciones,

unió sus brazos con los jóvenes corazones.

Los espíritus danzaban, la noche iluminada,

mientras el altar brillaba, la vida celebrada.


"Hoy no se marchan, con mi danza y calor,

quédense un momento, compartan el amor.

La vida es un ciclo, pero el amor es eterno,

en cada altar de muertos, se siente lo tierno."


Así, entre flores, recuerdos y sonrisas,

Lincoln y Ronnie, en sus almas precisas,

honraron a los que fueron y a los que vendrán,

bailando con la muerte, su amor es un afán.


Y cuando la noche llegó a su final,

la Catrina sonrió, y dijo con cordial:

"Su amor es un fuego, que nunca se apaga,

gracias por la fiesta, ¡su vida se embriaga!"


Ronnie y Lincoln, con corazones de oro,

se despidieron de la Catrina, con amor y decoro.

El altar relucía, en su esplendor sincero,

un homenaje a la vida, al amor verdadero.

The Loud House - Especial Día de muertosWhere stories live. Discover now