El ultimo poema de Lucy

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En el cementerio, bajo la luna llena,

Lucy paseaba, con su risa tan serena.

Las tumbas susurraban, un eco familiar,

y las sombras danzaban, listas para jugar.


Con su vestido negro y su aire encantado,

en la noche oscura, se sentía bien parado.

De pronto, la Huesuda apareció con sigilo,

"Hola, Lucy, hoy te veo en este hilo."


"¡Parca, querida! ¡Qué gusto verte aquí!

He estado esperándote, ¡ven a reír!"

La muerte, sorprendida, no pudo evitar,

sonreír ante el brillo que Lucy podía dar.


"Vengo a llevarte, es mi deber,

pero hoy me alegra verte, ¡te quiero escuchar!"

Lucy sonrió, llena de emoción,

"Hoy es una fiesta, celebremos con canción."


"¿Sabes que las almas también saben bailar?

Ven, Parca amiga, vamos a gozar."

Y en el cementerio, se oyó una melodía,

las hojas susurraban, era pura alegría.


Con movimientos suaves, comenzaron a girar,

la Huesuda y Lucy, en un mágico bailar.

"¿Por qué temer a la muerte?" dijo en un guiño,

"Si en el más allá hay un mundo divino."


Las calaveras rieron, aplaudiendo el compás,

Lucy y la muerte, en un trance fugaz.

"Cuando llegue el día, no llores por mí,

solo recuerda, ¡la vida hay que vivir!"


La Parca, encantada, se dejó llevar,

por la risa de Lucy, que nunca se iba a apagar.

"Hoy no partirás, te dejo aquí,

disfruta de la vida, ¡diviértete en tu festín!"


Lucy sonrió, con su brillo estelar,

"Gracias, amiga Parca, por este bello bailar.

Cuando el tiempo llegue, sé que me encontrarás,

en el mundo eterno, ¡juntas a celebrarás!"


Y así continuaron, en la noche de encanto,

Lucy y la Parca, con alegría en su canto.

En el cementerio, la risa resonó,

mientras el espíritu de la vida brilló.

The Loud House - Especial Día de muertosWhere stories live. Discover now