"ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴅᴇ ᴅᴏs ᴇxᴛʀᴀɴ̃ᴏs"
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El cielo de Berk estaba cubierto de nubes grises aquella mañana, como si el clima compartiera la incomodidad de Hipo. Estaba en la orilla, acompañado por su dragón, Chimuelo, quien lo miraba con ojos comprensivos. Estoico, su padre, estaba de pie junto a él, observando el horizonte con una expresión de orgullo que, para Hipo, solo intensificaba la pesadez en su pecho.
“Fue un matrimonio concertado”.
Esas palabras rondaban en su mente como un eco interminable. Hipo no podía soportar la idea de un matrimonio arreglado. No quería casarse con alguien a quien no conocía, con una extraña que llevaría su apellido sin ninguna historia compartida entre ellos. Nunca había sido un gran romántico, pero siempre había deseado algún tipo de conexión con la persona con la que pasaría el resto de su vida.
Sin embargo, sus deseos no fueron considerados. La importancia de la alianza entre Berk y tu tribu parecía ser todo lo que le importaba a Estoico. Así que, allí estaba, esperando en la orilla, mientras los habitantes de Berk aguardaban tu llegada, listos para recibirte con los brazos abiertos.
Un barco apareció en el horizonte, y el corazón de Hipo latió más rápido. Pronto estaría frente a ti, ________, la persona con quien su destino había sido enlazado sin su consentimiento. Aunque todavía estaba en contra de la idea, decidió intentar llevarse bien contigo. Después de todo, no tenía otra opción.
El barco finalmente atracó, y Hipo observó cómo descendías con paso firme, tratando de aparentar seguridad ante los ojos de la multitud que te observaba. Al acercarte, tus ojos se encontraron con los de Hipo. Él forzó una sonrisa nerviosa, sin saber exactamente qué decir.
“Hola”, murmuró en un intento de sonar amigable, aunque su incomodidad era evidente. Podía notar que tú también te sentías fuera de lugar. Ambos compartían una mirada de incertidumbre, conscientes de que estaban atrapados en una situación que ninguno de los dos había elegido.
“Hola”, respondiste, devolviéndole la sonrisa con la misma timidez. No podías ocultar la mezcla de emociones que sentías, y eso te hacía ver más humana a los ojos de Hipo, menos como una extraña y más como alguien que, al igual que él, estaba atrapada en este juego de alianzas.
Intentando romper la tensión, Hipo te guió hacia un rincón apartado, lejos de las miradas curiosas. Ambos se sentaron en silencio, sin saber cómo iniciar una conversación en circunstancias tan extrañas. Finalmente, te decidiste a hablar.
“Supongo que ninguno de los dos pidió esto, ¿verdad?”, dijiste con una voz suave pero firme.
Hipo asintió, sorprendido por tu sinceridad. “No… no lo pedimos. Para mí, al menos, no era la idea de un buen comienzo en mi vida.”
Suspiraste, mirando al suelo antes de volver a mirarlo. “No es lo que yo esperaba tampoco, pero aquí estamos. Quizás… si estamos en esta situación, podríamos intentar llevarnos bien. Al menos intentarlo, aunque solo sea por respeto a nosotros mismos.”
Tus palabras resonaron en él, y un leve alivio se instaló en su pecho. Te observó, encontrando un atisbo de compañerismo en tu mirada. “Me gustaría eso”, admitió Hipo, sintiendo que la carga se aligeraba, aunque fuera solo un poco.
Ambos compartieron una sonrisa tenue, un pequeño pacto silencioso que parecía marcar el inicio de algo nuevo. Aunque el matrimonio aún era una imposición para ellos, tal vez, con el tiempo, podrían encontrar una manera de hacer de esa unión algo que valiera la pena.
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𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭'𝐬 【 𝐌𝐞𝐭𝐚́𝐟𝐨𝐫𝐚 𝐃𝐞 𝐀𝐦𝐨𝐫】
FanficPequeños relatos de diferentes personajes. Ningún personaje me pertenece solo la T/N o Reader como mejor les guste.