𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭'𝐬 【 𝐌𝐞𝐭𝐚́𝐟𝐨𝐫𝐚 𝐃𝐞 𝐀𝐦𝐨𝐫】

𝑃𝑟𝑖𝑛𝑐𝑖𝑝𝑒 𝑁𝑎𝑣𝑒𝑒𝑛 『𝓛𝓪 𝓹𝓻𝓲𝓷𝓬𝓮𝓼𝓪 𝔂 𝓮𝓵 𝓼𝓪𝓹𝓸 』

𝖤𝗇𝗍𝗋𝖾́ 𝖧𝖺𝗋𝗂𝗇𝖺 𝗒 𝗌𝗈𝗇𝗋𝗂𝗌𝖺𝗌

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La cocina olía a vainilla y azúcar, y el sonido de la batidora resonaba mientras mezclabas cuidadosamente los ingredientes. Naveen estaba a tu lado, observándote con una sonrisa divertida mientras tú te concentrabas en mezclar la harina y los huevos en el bol.

"Bien hecho, niña," te elogió, cruzando los brazos y apoyándose contra la encimera.

Le guiñaste un ojo con una sonrisa traviesa. "Tranquilo, apenas estamos empezando."

Finalmente, cuando terminaste de mezclar, bajaste la mirada y soltaste una risa al darte cuenta de que había harina por toda tu camisa, y también un poco en tu cara. Naveen resopló, sacudiendo la cabeza.

"Es solo un poco de harina. ¿A quién le importa?" dijo, intentando no reírse demasiado.

Pusiste los ojos en blanco y murmuraste para ti misma, "A quién le importa... está bien."

Pero en ese momento, algo hizo clic en tu mente. Levantaste el bol con una sonrisa pícara y, sin darle tiempo a reaccionar, le lanzaste una nube de harina directamente en la cara. Naveen parpadeó, sorprendido, con la cara cubierta de blanco, mientras tú estallabas en carcajadas.

"¿Qué...? ¿Por qué...?" empezó a decir, quitándose un poco de harina de las cejas.

"No sé... solo me pareció que te hacía falta algo," bromeaste, limpiando un poco de harina de tu propia nariz.

Naveen esbozó una sonrisa lenta y peligrosa. "Oh, ¿quieres jugar así, eh?"

Antes de que pudieras reaccionar, él cogió un puñado de harina y te lo devolvió, riendo con una risa despreocupada. El polvo blanco volaba en todas direcciones, y ambos terminasteis cubiertos de harina, como si la cocina se hubiera convertido en el campo de batalla de una guerra de pasteles. Al final, los dos cayeron al suelo, riendo sin parar, demasiado felices en la compañía del otro como para preocuparos de cualquier otra cosa.

Ambos seguían riendo en el suelo, cubiertos de harina de pies a cabeza, como dos niños traviesos atrapados en una guerra de pastelería. Naveen te miraba con los ojos brillantes, encantado y divertido, mientras intentaba limpiarse un poco de la harina que aún le quedaba en la cara.

"Bueno, ahora que estamos hechos un desastre, ¿seguimos con el pastel?" bromeó, ofreciéndote una mano para levantarte.

Sacudiste un poco la harina de tu ropa antes de sonreír y aceptar su mano. "Sí, o Tiana nunca nos lo perdonará."

"Ah, ¿y qué clase de cumpleaños sería sin el pastel perfecto?" Naveen preguntó con una sonrisa. Sus ojos se suavizaron al pensar en su mejor amiga, y tú no pudiste evitar sentirte feliz por él; pocas personas sabían lo importante que era Tiana en su vida, y hacer este pastel juntos para su cumpleaños significaba mucho.

Ya sin juegos, los dos trabajaron en equipo, enfocándose en la mezcla y asegurándose de que todo estuviera perfecto. Naveen añadía un poco de esencia de vainilla, tú batías con cuidado para que la mezcla quedara suave, y entre risas y bromas, el pastel fue tomando forma. Cuando finalmente estuvo listo para hornear, ambos respiraron aliviados.

Mientras esperaban que el pastel se horneara, Naveen te observó con una mirada cálida. "Gracias por hacer esto conmigo... y por soportar toda mi locura en la cocina," dijo, poniéndose un poco más serio.

"Tiana es importante para ti. Además, cualquier excusa para hacer un desastre contigo en la cocina es buena," respondiste con una sonrisa.

Él rio, entrelazando sus dedos con los tuyos, y ambos compartieron un momento en silencio, rodeados del aroma dulce que llenaba la cocina.

Unos minutos más tarde, el pastel salió del horno, perfecto y dorado. Con cuidado, lo decorasteis juntos, cubriéndolo de glaseado y fresas, y finalmente, el toque final: una pequeña vela en el centro.

Más tarde, al llevar el pastel al restaurante de Tiana, la alegría en su rostro al ver su sorpresa fue suficiente para que todo el desastre y la harina valieran la pena. Naveen, a tu lado, apretó tu mano suavemente mientras observaban a Tiana, su mejor amiga, sonreír con un brillo especial en los ojos.

"Feliz cumpleaños, Tiana," dijeron ambos al unísono, compartiendo una sonrisa y una mirada cómplice, sabiendo que ese día, juntos, habían creado un recuerdo que nunca olvidarían.

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