"El Sabor del Tequila"
La música suave llenaba el ambiente, pero para ti, cada nota era un recordatorio del dolor que llevabas dentro. Te sentaste en la barra, mirando el vaso de tequila que tenías frente a ti. El líquido dorado parecía brillar con una vida propia, un reflejo de tus emociones tumultuosas.
"¿Por qué estoy aquí?", pensaste mientras revolvías el hielo con un dedo. Te habías prometido que no dejarías que los celos te consumieran, pero la imagen de Joaquín mirándola a ella con ese brillo en los ojos, ese brillo que solía ser solo para ti, no te dejaba en paz.
Los recuerdos de María te invadieron: su risa, su forma de iluminar cualquier habitación, y la manera en que Joaquín parecía perderse en su presencia. A pesar de que él era tu novio, en ese instante, te sentías como una intrusa en su vida, una sombra que nunca podría competir con el amor que todavía sentía por ella.
"¡Otro!", pediste al bartender, sintiendo cómo el ardor del alcohol comenzaba a adormecer el dolor que se anidaba en tu pecho. La tristeza se mezclaba con la rabia, y en ese momento, el tequila se convirtió en tu mejor aliado.
Mientras el bar se llenaba de risas y conversaciones ajenas, te hundías más en tus pensamientos. ¿Por qué no podía dejarlo ir? Te repetías que eras suficiente, que Joaquín había elegido estar contigo, pero la verdad era que esas palabras sonaban vacías ante la realidad que presenciabas.
Te llevaste el vaso a los labios, tragando la amargura con cada sorbo. Tal vez, solo tal vez, este fuera el momento para tomar decisiones. La idea de confrontar a Joaquín, de exigirle respuestas sobre su corazón, te llenaba de ansiedad, pero también de determinación. Sabías que seguir ahogándote en el alcohol no resolvería nada.
A medida que el efecto del tequila comenzaba a nublar tu juicio, una voz interior te advertía que debías enfrentarte a la verdad. En un mundo lleno de amores imposibles y decisiones difíciles, quizás era hora de buscar tu propio camino, incluso si eso significaba dejar atrás a Joaquín y a su pasado con María.
El bar comenzaba a llenarse de más personas, sus risas y conversaciones se entrelazaban en el aire. A medida que el alcohol hacía efecto, una sensación de libertad comenzó a surgir en ti. ¿Por qué no permitirme sentir lo que realmente quería? La idea de confrontar a Joaquín se hacía más tentadora, y al mismo tiempo, aterradora.Con cada trago, la valentía se apoderaba de ti. Te imaginabas acercándote a él, enfrentando sus ojos y preguntándole directamente si aún amaba a María. Pero luego, un escalofrío te atravesaba, porque sabías que las respuestas podrían romperte aún más.
Al dar un último trago a tu bebida, decidiste que no podías seguir así. Necesitabas claridad. Con determinación, te levantaste del taburete y te dirigiste hacia la salida del bar, sintiendo el aire frío golpear tu rostro mientras las luces de la ciudad parpadeaban a tu alrededor.
El camino hacia el departamento de Joaquín te pareció largo y lleno de dudas. ¿Qué harías si él decía que sí? Cada paso era un desafío a tu valentía, pero en el fondo, sabías que no podías quedarte atrapada en esta inseguridad.
Finalmente, llegaste a su puerta. La respiración se te aceleró. Estás haciendo esto, te repetías. Con un golpe en la puerta, el sonido resonó en la noche silenciosa. Esperaste con el corazón en la garganta, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de ti.
La puerta se abrió y allí estaba Joaquín, con una expresión de sorpresa en el rostro. Llevaba una camiseta simple y el cabello desordenado, como si hubiera estado en medio de un momento de tranquilidad. Pero esa tranquilidad se desvaneció cuando te vio.
"¿Qué haces aquí?", preguntó, su voz un poco apagada, como si no estuviera del todo presente. Su mirada buscó la tuya, pero antes de que pudieras contestar, una sombra de preocupación cruzó su rostro.
"Necesito hablar contigo", dijiste, sintiendo la firmeza en tu voz. "Y quiero que seas honesto conmigo".
Él frunció el ceño, y eso solo aumentó tu nerviosismo. Sin embargo, tomaste aire y continuaste: "Vi cómo mirabas a María, Joaquín. No puedo ignorar que todavía sientes algo por ella, y necesito saber si hay algo que aún nos une".
Un silencio pesado se apoderó del espacio entre ustedes. Joaquín pareció morderse el labio, sus ojos bajaron por un instante. Finalmente, asintió con la cabeza, su expresión llena de conflicto. "Sí, lo sé. Aún hay sentimientos... pero no lo que sientes que hay entre nosotros. Me gustaría que pudiéramos hablar de esto, pero no ahora".
Esa respuesta te atravesó como una daga. No era la respuesta que esperabas. Intentaste mantener la compostura, pero la verdad era que cada palabra de Joaquín retumbaba en tu mente, confirmando tus miedos más profundos.
"¿Entonces qué somos?", cuestionaste, la voz apenas un susurro, pero llena de dolor. "¿Por qué estamos juntos si en tu corazón hay espacio para ella?"
"No es así, no es tan simple", replicó Joaquín, acercándose un paso, su tono de voz un poco más suave. "Te elegí a ti. Quiero estar contigo, pero hay cosas que no puedo dejar atrás tan fácilmente".
"¿Y qué significa eso para nosotros?", le preguntaste, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a arder en tus ojos. "¿Significa que estoy luchando por algo que nunca será suficiente?"
"Eres suficiente", insistió él, alzando la mano como si quisiera tocarte, pero luego se detuvo, como si temiera lo que eso pudiera significar. "Necesito tiempo para procesar esto. Mi pasado... no puedo ignorarlo, pero no quiero perderte a ti".
La confusión y el dolor que sentías chocaban en tu interior. ¿Qué deberías hacer ahora? Te das cuenta de que el alcohol no podía resolver esta lucha interna. Necesitabas claridad, no solo en tus sentimientos, sino en la dirección que querías que tomara tu vida.
"Quizás deberíamos tomar un tiempo", dijiste, sintiendo cómo la decisión te quemaba en el pecho. "Necesito saber si realmente me eliges a mí o si soy solo un refugio".
Joaquín te miró con tristeza, y aunque deseabas que se acercara, sentías que era lo mejor. Con un último vistazo a sus ojos, diste un paso atrás y te diste la vuelta, dejando la puerta y a Joaquín detrás de ti.
Mientras caminabas de regreso a casa, el aire frío te envolvía y cada paso se sentía más ligero. Tal vez habías tomado la decisión correcta, incluso si dolía. Tenías que priorizarte a ti misma y tu bienestar, y eso comenzaba con la aceptación de tus propias emociones.
『••💀••』
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𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭'𝐬 【 𝐌𝐞𝐭𝐚́𝐟𝐨𝐫𝐚 𝐃𝐞 𝐀𝐦𝐨𝐫】
أدب الهواةPequeños relatos de diferentes personajes. Ningún personaje me pertenece solo la T/N o Reader como mejor les guste.