Clumsy: una historia diferente (Gay)

Parte 1 capítulo 2

Pasadas las tres menos cuarto, después de pasar por casa para comer, después de terminar las clases, aparco la bicicleta enfrente del supermercado. La única manera para tener coche y pagarme la universidad, con un solo sueldo en casa, era buscándome otro trabajo. Así que mi madre me enchufó hace el verano pasado en el supermercado del pueblo. Este dinero nos viene bien. Casi todo va para mi madre y la casa. Únicamente gasto en gasolina y rara vez en salir por ahí o en comprar ropa. Como cada día, agradezco el aire acondicionado al entrar. Ha sido un día agotador y caluroso. Miro mi reflejo en el espejo de la entrada del supermercado. Parece que tengo buen aspecto, después de todo. Desde que estoy con Brandon me noto un chico realmente guapo. Tengo un color de piel rosita, sin llegar a estar nunca bronceado, unos grandes ojos verdes, una diminuta frente escondida por mi flequillo cortado a capas y unas cuantas pecas sobre mi nariz, al igual que sobre mis hombros. Soy pelirrojo-naranja, casi tan alto como Brandon, y delgado pero definido. Con mi complexión, el uniforme me queda de pena. En fin, mi reflejo no muestra nada nuevo. He conseguido superar mi primer día de universidad y me veo como siempre.

Parece que las asignaturas me gustan y que el horario es perfecto para compaginarlo con mi trabajo. A partir de ahora, Brandon y yo dispondremos de poco tiempo para pasar juntos. Él con sus estudios y sus entrenamientos de fútbol americano, que le permite conseguir la beca completa, y yo con mis estudios y el trabajo. Parece ser que esos días de verano que pasábamos como uña y carne están quedándose muy atrás

Salgo de trabajar antes de las seis de la tarde. Por suerte, mi trabajo es mayormente aburrido y no cansa en absoluto. Se reduce en ordenar estantes, fregar el suelo y estar en la caja.

Acabo de salir le envío a mi novio.

Genial, vente para acá. Te estamos esperando grrrr me contesta a los dos minutos.

Siempre usando el plural para referirse a él y a su miembro.

Debería ir a casa a cambiarme primero. Estoy horrible.

Tú no estarías horrible ni aunque lo intentaras.

Tengo que ducharme.

Duchate aquí conmigo, antes del jacuzzi.

La idea me tienta mucho. Necesito una buena dosis de mi dios griego para distraerme de todo. Además hace más de dos días que no follamos, y mi cuerpo lo desea, y él suyo mucho más. Brandon siempre quiere más. Nunca parece satisfecho.

El chalet de Brandon está a las afueras del pueblo, en la zona del campo. Aparco mi bici en la parte trasera y entro por el jardín, como siempre. Su familia tiene mucho dinero, la mayoría heredado. Su madre es maestra de infantil y su padre cirujano. Ambos trabajan en la ciudad, y pasan poco tiempo aquí. Yo creo que por eso aún desconocen los gustos de su hijo, porque no pasan suficientemente tiempo aquí para que les lleguen los rumores, y eso que su hijo es uno de los alumnos más populares de su promoción. El quarterback del año. Brandon tiene su habitación en un pequeño cobertizo muy bonito que está en la parte de la piscina, pegado al jacuzzi. Dentro tiene una cama de matrimonio, un sofá, un gran armario y una televisión de plasma. La pared está decorada con trofeos de fútbol, bolos y atletismo y con varias camisas del equipo del instituto de años pasados.

Abro la puerta sin llamar. Mi novio ya me espera de pie, y a diferencia de nuestro último encuentro en el campus, esta vez me agarra del brazo, para consumirnos en un apasionado beso. Suelto un pequeño gemido, antes de morderle el labio inferior al terminar, pero él vuelve a envolver mi lengua con la suya. Rodeo mis brazos alrededor su cuello en un ágil movimiento mientras nos besamos. Me toma la cintura y me levanta, obligándome a poner mis piernas alrededor de su cintura. Al segundo me empotra contra la pared aún encima suya y comienza a lamerme el cuello. Adoro cuando hace eso. Provoca que se me escapen varios gemidos ahogados.