The Victors Alive || Newt y tú [#2]

Capítulo Nueve

“Nostalgia”

PERSPECTIVA DE _____.

Nadie dijo palabra alguna después de dejar a Winston bajo esos escombros, pero de lo único que se habló fue de encender una fogata. En el día podía ser un infierno en cuanto al calor y por la noche hacía demasiado frío. Tal cuál como un desierto, algo inusual para nuestra ubicación.

—¿No se supone que éramos inmunes?

Miré a Minho con curiosidad, que solo tenía la vista enfocada al fuego.

—No todos…, creo yo. —le contestó Teresa.

—Si Winston se infectó, entonces nosotros también —dijo Newt.

Newt solo me abrazó aún más.

—Nunca creí decir esto, pero extraño el Área.

Miré de reojo como una lágrima escurría por el rostro de Sartén.

—Siempre había querido salir de ahí… Ahora ya no estoy seguro si fue la mejor opción —Abner.

Desperté más que nada por el extremo brillo del sol dándome cuenta que dormí acurrucada en los brazos de Newt. Lo empujé lentamente para despertarlo.

—Newt, es hora de irnos.

Parpadeó un par de veces antes de asentir para empezar a caminar.

Estaba segura de que el calor me iba a matar, literalmente. El agua escaseaba que ahora nadie hablaba para no gastarla y que nos rindiera más.

Pero lo cierto es que las famosas «montañas» de las que hablaba Thomas estaban un poco más cerca.

—Gracias, por tu ayuda ____.

Volteo a ver a Ivy que ahora estaba a lado mío que entrecerraba los ojos a causa del sol. Pero negué lentamente.

—Harías lo mismo por mí.

Ivy asintió repasando sus palabras, sabiendo que lo estaba pensando. ¿En serio hubiera hecho lo mismo por mí? Dudaba si realmente ella pudiera haber hecho lo mismo por mí.

★

Volvimos a acampar en medio del desierto con la esperanza por el suelo al ver que las montañas se alejaban cada vez más de nuestro alcance.

Y si… ¿en realidad no hubo ninguna resistencia? ¿caminamos en vano? ¿Fue un desperdicio de tiempo?

No pude conciliar el sueño a causa de eso y para ser sincera los sueños que eran recurrentes en mí ya no lo eran, al contrario, ni siquiera daban indicios de que volvieran a aparecer en un buen tiempo. Solo éramos las estrellas y yo.

—¿No puedes dormir?

Me sobresalté ante esa voz.

Rye se sentó quedando en frente mío, lo miré un instante antes de darle la razón.

—Recuerdo a mi madre decirme alguna vez hacer una lista mental de todas las cosas buenas que me han pasado. Es como un juego —hizo una ligera mueca—, repetitivo, incluso algo tedioso después de un tiempo. Pero aunque no lo parezca, te tranquiliza después de un tiempo.

—Suena a mucho trabajo.

—Lo es —admitió, como si la tensión desapareciera ambos reímos nos detuvimos de inmediato al ver como Thomas se movía en su lugar, se levantó despacio y nos miró a ambos con el ceño fruncido.

—¡Luces! —exclamó Thomas—. ¡Lo logramos!

Volteamos a ver en su dirección y para mi sorpresa.