help me the revenge of the puppets

Luz en medio de la Oscuridad densa...

La luz de la mañana filtraba a través de las ventanas, iluminando el interior de la casa con un cálido resplandor. Mike se despertó con una sensación de inquietud, el recuerdo de la noche anterior todavía fresco en su mente. La marioneta de su tamaño, el altar, y la nota que decía "Para Mike" lo atormentaban, mientras la pregunta sobre qué harían a continuación giraba sin cesar en su cabeza.

Mientras trataba de sacudirse los pensamientos oscuros, el sonido de su teléfono interrumpió el silencio. Era un mensaje de Elizabeth.

—¿Puedo llamarte? —preguntaba, y Mike no pudo evitar sentir una mezcla de ansiedad y emoción al leerlo. Se apresuró a responder, y poco después, el sonido de su voz dulce llenó el aire.

—Hola, amor. ¿Cómo estás? —preguntó Elizabeth, su tono ligero, pero Mike pudo notar una pizca de nerviosismo.

—Hola, Elizabeth. No puedo creer lo que pasó anoche... hay tantas cosas que necesito contarte. Estuvimos en la oficina subterránea y...

—¿Mike? —interrumpió ella, con una risa suave—. Suena como si necesitaras un momento para respirar. Pero, antes de que me cuentes todo, tengo una noticia importante.

La voz de Elizabeth se tornó más seria, y Mike sintió que su corazón latía con más fuerza.

—¿Qué pasa? —preguntó, conteniendo la respiración.

—Estoy embarazada, Mike. —Las palabras se deslizaron de sus labios, y el silencio que siguió fue ensordecedor.

La noticia lo golpeó como un rayo. Una mezcla de alegría, sorpresa y miedo lo invadió. La realidad de su situación cambió de inmediato; la idea de convertirse en padre llenó su corazón de esperanza, pero también trajo consigo el peso de la responsabilidad.

—¿En serio? —logró decir finalmente, su voz apenas un susurro. Elizabeth rió suavemente, aliviada de que él no estuviera molesto.

—Sí, estoy casi segura. Hice la prueba esta mañana, y... la espera no fue fácil, pero creo que podríamos tener un pequeño en camino. ¿Qué opinas?

Mike sintió que una sonrisa se dibujaba en su rostro. Esa era la noticia más maravillosa que podía recibir en un momento tan sombrío.

—Es increíble, Elizabeth. Estoy tan feliz... ¡esto cambia todo en nuestras vidas!

Pero de inmediato, la preocupación lo invadió de nuevo. Tenía que protegerla y asegurarse de que estuviera a salvo. Mientras hablaban, sus mentes se entrelazaban con planes sobre cómo manejarían la nueva vida que estaban por recibir, pero también sobre el peligro que acechaba en su hogar.

—Escucha, necesitamos hablar sobre la casa —dijo Mike, con un tono más grave—. Miguel y yo hemos estado trabajando en algo. Hay... cosas en este lugar que no podemos ignorar.

La risa de Elizabeth se desvaneció rápidamente, y Mike comenzó a contarle sobre la oficina subterránea, las marionetas y El Hombre. Su voz se tornó más seria a medida que compartía los detalles perturbadores, la nota que decía "Para Mike" y su creciente preocupación por el ambiente que los rodeaba.

—Eso suena aterrador, Mike. Pero creo que juntos podemos hacerlo —dijo ella, su voz firme a pesar de la inquietud.

—Sí, lo sé. Por eso estoy pensando que deberías quedarte con tus padres por un tiempo. No quiero que te expongas a esto, especialmente ahora.

Elizabeth hizo una pausa antes de responder, su voz llena de emoción y un toque de desafío.

—Mike, no puedo dejarte enfrentar esto solo. Esta casa es nuestro hogar y no dejaré que El Hombre nos quite eso, ni a ti ni a nuestro bebé.

Mike respiró hondo, sintiendo la determinación de Elizabeth, pero al mismo tiempo sabía que el riesgo era real. Aun así, estaba claro que ella no se rendiría tan fácilmente.

—Está bien. Pero si decides quedarte aquí, debemos tomar precauciones.

Después de la conversación, Mike decidió que lo mejor era presentar a su esposa a Miguel. Llamó a su amigo y le pidió que viniera. Al poco tiempo, Miguel llegó, y Mike lo llevó al salón donde Elizabeth lo esperaba.

—Elizabeth, este es Miguel. Es un oficial de policía que está ayudándome con algunas cosas en la casa —dijo Mike, con una sonrisa que trataba de transmitir confianza.

—Un placer conocerte, Elizabeth —dijo Miguel, extendiendo la mano con una calidez genuina.

—Igualmente, Miguel. He oído mucho sobre ti. Mike me ha contado cómo has estado investigando sobre la casa —respondió ella, sonriendo de vuelta.

Después de intercambiar algunas palabras, Mike sintió que era el momento de hablar sobre las medidas de seguridad.

—Miguel y yo pensamos que sería mejor reforzar la seguridad de la casa. Instalaremos cámaras en la oficina subterránea, en el cuarto de las marionetas y en el exterior —explicó Mike.

—Eso suena como un buen plan —dijo Elizabeth, sintiendo que su marido estaba tomando las decisiones correctas.

—Sí —asintió Miguel—. Esto nos dará una mejor idea de lo que está sucediendo aquí. Quiero asegurarme de que esten a salvo, Elizabeth.

—Gracias, Miguel. Lo aprecio mucho —dijo ella, sintiendo que tenía aliados en esta lucha.

A medida que comenzaron a trabajar en la instalación de las cámaras, Miguel se mostró más animado, hablando sobre cómo las cámaras no solo servirían para registrar cualquier actividad extraña, sino también como un disuasivo.

—Si El Hombre cree que estamos observándolo, podría pensarlo dos veces antes de actuar —dijo, mientras ajustaba la posición de una cámara en el pasillo—. Además, podríamos revisar las grabaciones y ver si hay algo que se nos haya pasado por alto.

—Exactamente —respondió Mike, sintiendo que el peso de la situación se aligeraba un poco—. Esto nos ayudará a estar un paso adelante.

Ambos hombres continuaron trabajando, y mientras instalaban las cámaras, compartieron risas y comentarios sobre cómo se sentirían al ver lo que los dispositivos capturaban. Mike se sintió agradecido de tener a Miguel a su lado en este momento crítico.

A medida que el día avanzaba, el ambiente se llenó de una renovada sensación de esperanza y camaradería. Juntos, estaban decididos a enfrentar cualquier oscuridad que pudiera intentar invadir sus vidas, por la seguridad de Elizabeth y su futuro hijo. La lucha apenas comenzaba, pero al menos no tendrían que enfrentarse a ella solos.