Capítulo 25: "Sentir"

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El único sonido que se alzaba en la habitación era el de su respiración tranquila y de mis manos recorriendo su cuerpo con la toalla que limpiaba su cuerpo del sudor. Lleva ya un día inconsciente, su cuerpo parecía estar completamente bien, sin más heridas que la de su pecho. Su quietud me inquietaba.

Me había visto envuelta en una disonancia cuando limpiaba la sangre de su cuerpo en la bañera. Por un lado, culpable, por otro, se lo merecía, él había provocado todo Con sus acciones y tenían consecuencias.

Me detuve un momento en su rostro, parecía sereno, a diferencia de como yo me siento. ¿Qué haría cuando despertara? ¿Seguiría todo como siempre? ¿Le confesaría la conclusión a la que he llegado respecto a mis sentimientos por él? ¿O intentaría fingir que ese momento que no termino de entender como racional o irracional, no había ocurrido jamás? No tenía respuestas. Solo quedaban pensamientos agitados, y la certeza de que pronto tendría que enfrentar sus ojos de nuevo.

—¿Cuándo va a despertar? Parece muerto —pregunté a Ross, de pie junto a la puerta con una bandeja en las manos. En todo este tiempo solo él, Alekxandra y yo hemos visto a Alekséi, o entrado en su habitación. No he visto a nadie más.

—No tiene que preocuparse mi señora. Necesita un poco de tiempo pero mi señor se despertará pronto. Está tomando menos tiempo del esperado. Puedo asegurarle que desea verla pronto y le alegrará inmensamente que sea usted lo primero que vea al abrir los ojos —su respuesta es, como siempre, pausada y calma.

Yo no quiero verlo abrir los ojos, no estoy preparada para enfrentarlo, y a la vez, enfrentarme a mi misma. Suelto el paño en la bandeja sobre la mesita de noche. Mis manos empiezan a sudar, sospechando la reacción que podría tener cuando abra los ojos, y me mire, que me fije la mirada de esa forma tan... que siempre parece querer desnudarme el alma. No seré capaz de mirarlo sin hacerle conocer lo que de pronto, soy consciente de sentir.

Ni siquiera soy capaz de recordar o imaginar un momento exacto en el que empecé a sentirme así. Tal vez fue cuando bebí su sangre, o cuando puso sus labios sobre los míos, cuando me abrazó mientras me deshacía en lágrimas, cuando su cuerpo entró y se fundió en el mío, o cuando hundí en él esa maldita daga en su corazón. No se si fue desde el primer contacto de mis ojos con los suyos, no lo sé, no quiero saberlo. Solo... necesito salir de aquí.

—Quiero ir a mi casa Ross —necesito salir de aquí, necesito respirar...respirar algo de familiaridad y tranquilidad. Sin nada que me altere aún más los pensamientos, como por ejemplo,su cuerpo frente a mi. Me puse de pie y miré a Ross.

—Esta es su casa mi señora —su voz sonó seria, pero comprensiva, su mirada me decía que sabía lo que me estaba pasando.

—Por favor Ross —suplicante lo observe. Suspiró brevemente mirando al idota en la cama.
—Entiendo a mi señora. Pero no puedo dejarla sola, le acompañaré —asentí rápidamente. Camine rápido buscando abrigo, empezó a hacer mucho más frío últimamente. Cuando estuve a punto de salir de la habitación, mi corazón tembló, volví la vista a la cama, me sentía incómoda alejándome y dejándolo, pero, lo necesitaba. Cerrando los ojos crucé la puerta con Ross detrás cerrando la puerta.

—Puede esperarme en la entrada mi señora, comunicare nuestra partida e instruire al personal sobre los cuidados para con mi señor —asentí y camine a paso lento por los pasillos.

Necesitaba salir y tirarme en mi cama, la que tiene solamente mi olor, para concentrarme en mis pensamientos.

—Señorita Yazlyn —alce mi vista del piso y me encontré con unos zapatos rojos de punta cuando estaba por llegar a la sala. La mujer del cuadro junto al de Aleksei me sonreía hermosamente —. Se que este no debería ser el momento pero, quería hablar con usted y no había encontrado oportunidad —pareció algo incómoda cuando no hable por unos segundos.

El Dulce Sabor de la Perversión (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora