Itadori miraba el edificio de la escuela de hechiceros de Tokio con una mezcla de nostalgia y determinación. Después de la dura batalla contra Sukuna y las pérdidas que sufrió el mundo de los hechiceros, se había convertido en el director de la escuela. No fue una transición fácil, pero él estaba decidido a honrar la memoria de Gojo y proteger a los estudiantes.
Nobara: Ey, Itadori -una voz conocida resonó detrás de él-. ¿Sigues parado ahí como si fuera la primera vez que ves este lugar?
Itadori se giró y sonrió al ver a Nobara, quien lo miraba con una sonrisa desafiante. La misma de siempre. Nobara era ahora su mano derecha, su amiga leal y, quizás, la persona que mejor lo conocía.
Itadori: Es difícil no quedarse mirando -respondió él-. Todo se siente diferente ahora.
Nobara: ¡Oh, vamos! -exclamó ella, dándole un golpe amistoso en el brazo-. ¡No te pongas sentimental tan rápido! Tenemos trabajo que hacer, jefe.
Itadori rió. La actitud de Nobara siempre lograba sacarlo de sus pensamientos oscuros. Aún en medio de la seriedad de su posición, ella sabía cómo hacerle sonreír.
Itadori: Lo sé, lo sé. Pero no puedo evitarlo -dijo él, caminando junto a ella hacia el edificio-. ¿Has notado cómo todo ha cambiado?
Nobara: Claro que sí. La mayoría de nosotros somos más fuertes ahora. Todos crecimos. Tú especialmente, director Itadori -comentó ella, enfatizando su título de una forma juguetona.
Itadori: No empieces con eso -el pelirrosa sonrió, algo incómodo-. Me hace sentir... raro.
Nobara: Pues más vale que te acostumbres. Eres el hechicero más fuerte ahora, y eso significa que todos te respetan. ¡Hasta Maki lo hace!
Itadori: ¿Maki? ¿Respetándome? -alzó una ceja, divertido-. Eso sí que es nuevo.
Nobara: Créeme, lo hace. Aunque no lo admitiría ni aunque la torturaran -bromeó Nobara.
Ambos llegaron al área de entrenamiento, donde Maki ya los esperaba. Al verlos, ella cruzó los brazos y les lanzó una mirada calculadora.
Maki: Vaya, el jefe y su mano derecha finalmente decidieron aparecer -dijo Maki con un tono seco, pero Itadori captó un ligero brillo en sus ojos que revelaba su aprecio.
Itadori: Perdón por la tardanza -le sonrió-. Nos perdimos en el camino de la nostalgia.
Maki: Ajá, claro... -Maki bufó-. Menos palabras y más acción. El entrenamiento no se hace solo.
Nobara soltó una carcajada.
Nobara: ¿Ves, Itadori? Hasta cuando intenta ser dura, Maki demuestra lo mucho que te respeta.
Maki: ¿Quién te respeta? -entrecerró los ojos-. Solo vine a entrenar porque no tengo nada mejor que hacer.
Nobara: ¡Ajá! -la señaló burlonamente-. Te descubrieron, Maki.
Itadori observó a ambas chicas, agradecido de tenerlas cerca. Después de tantas pérdidas, contar con personas de confianza y con quienes compartía tantos momentos era un alivio. Sabía que Maki y Nobara eran dos de las personas que le habían ayudado a llegar a donde estaba hoy.
Itadori: Está bien, chicas, dejemos el chisme para luego -dijo, intentando concentrarse-. Tenemos un entrenamiento que hacer.
La sesión comenzó, y como siempre, Maki y Nobara mostraron su fuerza y determinación. Itadori se mantenía al margen, observando sus movimientos, y tratando de adaptarse a su nuevo rol de líder sin dejar de sentirse uno más del grupo. Era un equilibrio difícil, pero él estaba decidido a lograrlo.
Al final del entrenamiento, Nobara se acercó a él, respirando con dificultad.
Nobara: ¿Sabes? -le dijo, mirándolo fijamente-. Me alegra que seas tú el que esté a cargo.
Itadori parpadeó, sorprendido por la seriedad en su voz.
Itadori: ¿De verdad?
Nobara: Sí. Después de lo que pasamos, no puedo imaginar a nadie más. Tal vez seas un tonto en muchas cosas, pero en esto... eres el mejor.
Él no sabía cómo responder. En lugar de palabras, solo le devolvió una sonrisa agradecida.
Antes de que pudiera decir algo, otra figura apareció en la entrada del área de entrenamiento. Mei Mei, con su aire siempre enigmático y sus bromas sutiles, los observaba desde la puerta.
Mei Mei: Así que aquí está el nuevo director, jugando con sus amiguitas -dijo Mei Mei con una sonrisa irónica-. ¿Te das cuenta de que tienes una reunión en cinco minutos, Itadori?
Él abrió los ojos, alarmado.
Itadori: ¡Oh, mierda! ¡Lo olvidé por completo!
Nobara y Maki se rieron mientras él salía corriendo, con Mei Mei siguiéndolo tranquilamente.
Nobara: ¡Tranquilo, jefe! -le gritó-. Nos veremos luego. ¡No hagas enojar a los demás directores!
Itadori miró hacia atrás y vio cómo Nobara le sonreía con ese toque burlón de siempre, mientras Maki negaba con la cabeza, aunque parecía divertida.
Mei Mei caminaba a su lado, observándolo con una mezcla de interés y diversión.
Mei Mei: Me sorprende lo relajado que eres, incluso ahora -comentó ella mientras avanzaban por los pasillos.
Itadori: Bueno, trato de no pensar demasiado en todo lo que significa ser director -admitió Itadori-. Si lo hago, probablemente me sentiría abrumado.
Mei Mei: Eso es... adorable, supongo -dijo con una sonrisa-. Aunque debo advertirte, Itadori, que ser adorable no es suficiente para este trabajo.
Él se rascó la cabeza, incómodo. Con Mei Mei siempre sentía que caminaba en un terreno extraño, como si no pudiera prever su siguiente movimiento.
Itadori: Gracias por el consejo, Mei Mei... creo.
Ella soltó una risa suave, acercándose un poco más de lo que él consideraba necesario.
Mei Mei: Estaré observándote de cerca, Itadori. Asegurándome de que hagas un buen trabajo, claro.
Él tragó saliva, notando la cercanía y la intensidad en su mirada.
Itadori: Eh... gracias. Me aseguraré de... no decepcionarte.
Con esas palabras, entraron a la sala de reuniones, donde Utahime ya estaba esperándolo con una expresión de paciencia y algo de exasperación.
Utahime: Llegas tarde, Itadori -dijo Utahime, cruzándose de brazos.
Itadori: Lo siento, lo siento -se disculpó él, tomando asiento rápidamente-. Es solo que... bueno, hay muchas cosas en mi mente.
Utahime suspiró, pero al final esbozó una sonrisa suave.
Utahime: Entiendo, Itadori. Solo... recuerda que ahora todos contamos contigo. Yo... también.
Itadori la miró, sorprendido por la sinceridad en su voz. La seriedad de Utahime le recordaba la importancia de su nuevo rol, y aunque las bromas y la compañía de sus amigas lo hacían sentirse en casa, entendía que tenía una gran responsabilidad sobre sus hombros.
Y así, mientras la reunión comenzaba, Itadori sintió el peso del mundo sobre él, pero también la fuerza y el apoyo de quienes estaban a su lado. Este sería solo el comienzo de su historia como director... y de las relaciones que cambiarían para siempre.
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El hechicero mas fuerte. (Itadori x harem)
FanfictionLuego de la derrota de Sukuna y la muerte de Gojo, Yuji Itadori toma el manto como el hechicero mas fuerte y asume el rol de director de la escuela de hechiceros de Tokio.