☆°Criaturas de Seúl: Luz en la Oscuridad°☆ | •Minwon/Meanie•

°Capítulo 17: El ritual de unión°

El grupo se adentró en el bosque, la oscuridad comenzaba a envolver el sendero, pero no podían detenerse. La determinación brillaba en sus ojos mientras se dirigían al lugar donde realizarían el ritual. Cada paso resonaba con la carga de la esperanza y el temor, y el aire se sentía denso, como si la naturaleza misma estuviera en tensión.

Baekhyun lideraba la marcha, guiando al grupo hacia el claro donde habían enfrentado al maestro de la oscuridad. A su alrededor, el silencio era casi palpable. Solo se oía el crujir de las hojas bajo sus pies y el susurro del viento entre los árboles.

—Recuerden, debemos mantenernos unidos —dijo Baekhyun, girándose para mirar a sus compañeros—. La oscuridad intentará dividirnos, pero nuestra conexión es lo que nos dará fuerza.

Mingyu y Wonwoo caminaban codo a codo, sintiendo la energía vibrante que emanaba del altar que estaba por delante. El recuerdo de su última batalla aún estaba fresco en sus mentes, y el compromiso de proteger a los demás ardía intensamente en sus corazones.

Al llegar al claro, la luz del altar aún brillaba con un destello tenue. La atmósfera era diferente ahora, como si el altar estuviera esperando su regreso. El suelo estaba cubierto de hojas y ramas, pero el lugar seguía teniendo una belleza siniestra.

—Es aquí —anunció Baekhyun, su voz resonando en el silencio—. Debemos comenzar.

El grupo se organizó alrededor del altar, formando un círculo. Cada uno tomó un momento para respirar y centrarse en la tarea que tenían ante ellos. Sabían que la energía del sacrificio podría ser su última oportunidad para sellar la oscuridad de una vez por todas.

—¿Estás listo? —preguntó Wonwoo a Mingyu, sintiendo la gravedad de la situación.

Mingyu asintió, sus ojos llenos de determinación. —Lo estoy. Juntos, podemos hacerlo.

Baekhyun levantó su espada al aire, invocando a los espíritus del bosque y a los ancestros que habían guiado a su pueblo durante generaciones. —Hoy, nos unimos en la lucha contra la oscuridad. Ofrecemos nuestra energía, nuestra voluntad y nuestro amor por nuestra tierra.

Con esas palabras, cada guerrero comenzó a concentrar su energía, dejando que fluyera hacia el centro del círculo. La luz del altar empezó a intensificarse, brillando con una fuerza que iluminaba el claro. Las sombras que antes acechaban en los árboles comenzaron a retirarse, sintiendo la presión de la luz que se expandía.

Sin embargo, a medida que la luz aumentaba, la oscuridad también parecía reorganizarse. Un murmullo escalofriante llenó el aire, como si las criaturas de la penumbra se sintieran amenazadas y decidieran atacar.

—¡Manténganse firmes! —gritó Baekhyun, sus ojos enfocados en el altar—. No dejemos que la oscuridad nos divida.

La presión aumentó, y las criaturas comenzaron a materializarse, intentando romper el círculo de luz. Cada guerrero sintió el peso de la lucha, y los gritos de batalla resonaron a su alrededor. La energía que estaban canalizando se convirtió en un escudo, una barrera de luz que empujaba a las sombras hacia atrás.

—¡Sigan! —instó Wonwoo, sintiendo cómo la energía de Mingyu vibraba junto a la suya—. No se rindan.

La lucha era intensa, y cada guerrero daba lo mejor de sí mismo. La conexión que habían formado era palpable, y juntos, crearon una onda de luz que empezó a envolver a las criaturas oscuras, impidiéndoles acercarse al altar.

Mingyu sintió cómo su energía comenzaba a fluir con más fuerza. —¡Juntos! —gritó, levantando su espada—. ¡Unámonos en esta lucha!

El grupo aumentó su concentración, y la luz del altar estalló en un brillante resplandor que desdibujó la oscuridad. Las sombras comenzaron a gritar y a disolverse, retrocediendo ante el poder que habían desatado.

El ritual se intensificó, y la conexión entre ellos se volvió casi mística. Cada uno sentía que el sacrificio que estaban realizando no solo era físico, sino también emocional. Era un acto de amor y de unidad.

Finalmente, con un estallido de luz, la oscuridad fue desterrada. Las criaturas desaparecieron, llevándose consigo el miedo que había acechado al pueblo durante tanto tiempo. El claro, ahora bañado en luz, se sentía renovado, y el altar resplandecía con un brillo cálido.

Los guerreros, exhaustos pero victoriosos, se miraron entre sí. El sacrificio había valido la pena. Habían protegido lo que más amaban y restaurado la paz en su hogar.

—Lo hicimos —dijo Baekhyun, la emoción desgarrándole la voz.

Mingyu y Wonwoo se abrazaron, sintiendo la conexión que los había llevado a este momento. Sabían que había más desafíos por delante, pero su unión era ahora más fuerte que nunca.

Mientras se preparaban para regresar al pueblo, la sombra del sacrificio se disipó, dejando solo un sentido de esperanza. Habían enfrentado la oscuridad juntos y habían triunfado, pero el verdadero viaje apenas comenzaba.