2 horas antes
perspectiva de samuel
Durante una semana completa, Samuel y Lucy, junto a sus fuerzas, mantuvieron un implacable asedio sobre el escudo energético de la ciudad Rangdan. El escudo, una cúpula titánica de energía vibrante, resistía inquebrantable, absorbiendo cada impacto con una tenacidad que desafiaba cualquier expectativa. En otras ciudades, bastaron apenas unas pocas horas de bombardeo intenso para derribar las defensas, pero este bastión parecía estar hecho de un material inquebrantable, desafiante, un dolor de cabeza tanto para Samuel como para los estrategas imperiales.
El cielo retumbaba constantemente con los disparos de artillería pesada, los rayos láser iluminaban el horizonte, y la tierra temblaba bajo la presión de proyectiles de alto calibre. Cada ataque era absorbido por el escudo, que parecía recargarse y fortalecerse con cada impacto, devolviendo un reflejo incandescente que quemaba el suelo y obligaba a las tropas a retroceder.
Frustrado por la resistencia inusual, Samuel revisó los datos en sus sistemas y, después de calcular cada variable, emitió una orden que haría temblar hasta al enemigo más testarudo. Ordenó un ataque sincronizado de 30 fragatas imperiales , cada una equipada con el poderoso cañón MAC, un arma de asalto capaz de lanzar proyectiles de tungsteno a velocidades hipersónicas, diseñado para perforar escudos y blindajes de nivel planetario.
Las fragatas tomaron posición en el cielo, formando una siniestra constelación alrededor de la ciudad. La atmósfera se tornó eléctrica mientras los cañones MAC se alineaban, sus núcleos energéticos brillando con un fulgor incandescente. Entonces, en perfecta sincronía, los proyectiles fueron disparados, cada uno generando una onda expansiva que sacudió los cielos.
Durante los siguientes treinta y cinco minutos, los cañones MAC golpearon el escudo de la ciudad sin cesar, como el ritmo implacable de un martillo gigante que golpeaba un yunque. Los destellos y ondas de choque fueron aumentando en intensidad, y el escudo, que hasta entonces parecía indestructible, comenzó a mostrar grietas, debilitándose con cada impacto hasta que finalmente ocurrió lo inevitable. En un momento que pareció suspendido en el tiempo, la barrera se resquebrajó con un crujido ensordecedor, y luego, como un espejo roto, colapsó en una explosión de fragmentos de energía que se desvanecieron en el aire.
Samuel no esperó ni un segundo. Inmediatamente dio la orden de avance, y toda la fuerza disponible se lanzó hacia la ciudad a una velocidad vertiginosa, temiendo que los Rangdan intentaran levantar un segundo escudo. Las tropas de infantería y los vehículos pesados se precipitaron sobre el terreno a toda velocidad, mientras las fragatas descendían para proporcionar cobertura desde el aire.
Lucy, al frente de sus pelotones, avanzaba con una determinación férrea, sus tropas moviéndose en perfecta formación, listas para aprovechar cualquier debilidad en las defensas internas de la ciudad. Cada soldado sabía que esta era su oportunidad, que no habría una segunda posibilidad. La ciudad, sin el escudo que la protegiera, quedaba la artillería impactó por fin con las estructura de la ciudad esparciendo destrucción por donde caían
El avance , lejos de ser una marcha triunfal, se convirtió en una carrera brutal por cada metro. Era como si los Rangdan hubieran anticipado la caída del escudo y hubieran preparado una defensa despiadada. En cuanto las tropas de Samuel y Lucy cruzaron el umbral de la ciudad, fueron recibidas por una incesante tormenta de proyectiles lanzados por las armas vivientes de los Rangdan. Cada disparo era un haz de energía con precisión letal, impactando a las tropas y reduciendo la avanzada a un campo de bajas. La lluvia de fuego se sentía interminable, y cada paso adelante se pagaba con la vida de un soldado.
Los titanes, aquellos colosos blindados que se alzaban como gigantescos edificios de hierro y acero, disparaban mortíferos cañones a las fortificaciones enemigas, destruyendo muros y abriendo brechas en los bastiones de los Rangdan. Sus escudos de vacío proyectaban barreras de energía para proteger a la vanguardia, pero incluso estos titanes, símbolos de invulnerabilidad, empezaron a caer uno tras otro bajo la embestida de la artillería enemiga. Cada titán que se desplomaba dejaba un eco ensordecedor y un enorme cráter en el suelo y un vacío en la línea, aumentando la presión sobre los soldados de infantería.
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soy una IA en warhammer 40k
Fanfictionmorir para convertirte en una IA en una galaxia, siendo testigo de la evolución de la humanidad, mientras acompaño mis compañeros autómatas en un viaje hacia lo desconocido, este es un viaje de muchos peligros. donde el futuro solo hay guerra