Nada se escapa de Viktor Petrov.

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Antonio Bonatti:

- Qué pretendes hacer en Rusia con una Falcone, Antonio? Sabes que ninguna familia de la mafia en Nueva Orleans es bienvenida aquí - Viktor estaba enojado. Era verdad, los rusos muy pocas veces permitían la entrada de otras mafias a Rusia, en especial, una con la que tienen deudas que saldar.

- Ella es mi mujer, es una Bonatti, no una Falcone - le dejé claro.

- Si claro, la mataste para luego tomarla como tuya. Típico de ti. Empezaste una guerra entre Falcone e Inoarden - me lanza el periódico. Ginebra estaba acostada sobre mí mientras íbamos en el auto de Viktor. Yo la puse en esa posición después de que se quejara que los asientos estaban incómodos. Su espada estaba justo a mi lado, se la había quitado para que soltara ese peso y por lo tanto se terminó acomodando sobre mí - Era ésto lo que realmente querías? Una guerra de familias?

- Los Falcone eliminaron a mis padres - acaricio el cabello de Ginebra - Los Falcone habían eliminado a Angelo, uno de los más fieles perros de la familia Inoarden. Su venganza sólo fue deshacerse de su única hija. No le hicieron daño porque ella es mía - lo miré decidido - Y no voy a dejar que tú ni nadie le haga daño a Ginebra. Le hacen daño a mi mujer y todas las mafias del mundo se van a virar en contra de la mafia rusa. Y estoy más que seguro que tú no quieres eso, verdad, Viktor?

- Eres astuto e inteligente Antonio. Muy pocas veces puedo alcanzar a leerte. Por qué eres tan difícil de leer? - miró por la ventana, la abrió y prendió un cigarro. Esa mujer te puede debilitar. No te hace bien tener a una mujer débil a tu lado, Antonio.

- Ginebra no es débil, Viktor. Ella también es humana, es fuerte, también tiene sus debilidad......

- Tú podrías volverte una de esas debilidades!!! Protégela Antonio. No hay nada más peligroso que estar con una mujer que en cualquier momento podría traicionarte. No te confíes demasiado - me hizo sentar cabeza, qué rayos estaba haciendo? Para qué quería a Ginebra conmigo? Era algo normal acostarme con mujeres todos los días. Una diferente se despertaba en mi cama cada mañana. Pero desde que mis ojos se posaron en Ginebra no tengo ninguna intención de dejarla ir. Ella será mía y sólo mía - Ten cuidado, amigo mío. Lo digo por experiencia - asentí a la advertencia de Viktor. Él también había estado en mi situación antes, si es que se le podría decir así. Él estaba obsesionado con Carolina Beltrán, de la mafia española. Carolina Beltrán lo traicionó y desde entonces fue un hombre más serio y seco en lo que respecta a su trabajo. Las relaciones de amor para él terminaron enterradas en el pasado.

- Tú preocupación no será en vano, amigo mío - le aseguré. Viktor se bajó del auto para subirse en otro e irse en U para su hotel - Ya estás satisfecha de escuchar?

- Creo que no me cansaría de escucharte hablar Antonio. Tienes una voz muy seductora - Ginebra se reincorporó a mi lado - Qué tan grave puede ser estar contigo que a él le preocupa?

- Ya estás curiosa ahora que escuchaste todo? - asintió - Pues déjame decirte que a Viktor no le gusta tener a otras mafias en Rusia. Los comercios son de lejos y la mercancía llega a través de los barcos. Muy pocas veces nos cruzamos con otras mafias.

- Es por eso que está preocupado? Porque soy una Falcone?

- Así es, lo está - le aclaré.

- Qué es capaz de hacer mi madre si se entera de que en realidad estoy viva?

- Eres una Falcone, lo traes en las venas. Muy pronto tu madre se dará cuenta de que no moriste y vendrá a buscarte, aunque no será necesario, ya que volveremos a Rusia para cuando ella lo descubra.

- Tú, planteaste ésto desde un principio? - se apartó de mi - Rescatarme, enamorarme, acostarme contigo, ser tu mujer. Todo eso se basó en mentiras? En realidad buscabas venganza por la muerte de tus padres?

- Ginebra, déjame explicar.......

- No quiero escuchar nada que salga de tu boca, Antonio Bonatti. Ésta relación que no sé si teníamos o no, se acaba aquí y ahora. Deténgase ahora mismo!!!! - el auto se detuvo y Ginebra se bajó del auto.

- Cómo puedo hacer para que vuelvas a subirte al auto? - le pregunté y ella me miró, por sus mejillas caían lágrimas. A ella le dolía lo que fuera que teníamos, que jamás podría haber sido real, le dolía, y mucho.

- Déjame sola Antonio, déjame aquí - no pude hacer más nada, ella estaba destrozada.

- Llévenla al hotel - le dije a mis hombres que venían en otro auto detrás del que estábamos nosotros - Asegúrense de que no le pase nada malo - subí el ventanal del auto y seguí mi paso de regreso a casa.

Antes de ponerme a pensar en, qué hiciste Antonio? Por qué le hiciste daño a ella? Por qué a ella? Acabas de cometer la mayor locura de tu vida, era mejor olvidarme de eso. Ginebra había sido herida, por mi mismo, la primera persona que se planteó que jamás nadie le haría daño, soy un idiota. Pero, qué era lo que en realidad sentía por Ginebra? No era de sólo una noche de pasión, era algo más. Algo en ella me traía vuelto loco, alguien que me hacía querer tenerla sólo para mí, pero no, no podía. En la mafia algo como los sentimientos no existe. Mis padres murieron a causa de ese sentimiento. Y yo me lo prometí a mi mismo. Jamás confiar en un miembro de los Falcone, aunque eso incluyese a Ginebra.

Una Espada cubierta de Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora