✦ Ya no es un secreto. ✦

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Umi se relajó tanto que acabó por dormirse en los brazos del espadachín.

Este se despertó primero y, con cuidado de no despertar a la más joven, se deslizó de la hamaca dejándola ocupar todo el lugar.

Sintió el aire frío en su brazo izquierdo debido a la humedad que había dejado la chica.

Al parecer para ella era normal andar empapada por cualquier lado.

Aprovechó que estaba profundamente dormida, para alejarse un poco y cambiarse de ropa, volviendo a colocar sus espadas en su cintura.

Se acercó nuevamente y se agachó para observar a la de cabellos arcoiris.

Pudo ver en su rostro cicatrices que no había notado antes. Eran muy tenues, pareciendo ser simples reflejos de la alocada infancia que había tenido la menor.

No necesariamente una infancia mala. De hecho, siempre que se caía o se lastimaba, era por estar jugando, corriendo o nadando por ahí. Quizás terminaba el día llorando o siendo regañada por Arlong, pero sus días eran de diversión constante.

El único momento en el cual aparecía un aura de tristeza a su alrededor era cuando su tripulación se iba a navegar.

Cuando por fin fue consciente de que ellos siempre volvían y, a demás, con obsequios para ella, comenzó a tomarlo de mejor manera y mantener su energía juguetona intacta.

En este caso era diferente. El sentimiento de tener que alejarse de su nueva tripulación con la seguridad de que no volverá a verlos, se sentía mil veces peor que aquella sensación de abandono.

Estos pensamientos la estaban molestando en sueños, por lo que Zoro logró ver la tensión que se acumulaba en ella.

Su ceño fruncido no era de enojo, sino que mostraba preocupación y angustia.

Para él era obvio que Umi no se sentía bien y algo la estaba incomodando. Aunque su personalidad divertida intentara ocultar todo eso, su sensibilidad salía a relucir en momentos puntuales.

Le gustaría preguntarle qué es aquello que la atormenta, pero tal vez no está preparado para ver llorar a ese arcoiris alegre e hiperactivo nuevamente. Mucho menos si es él quien lo provoca.

Tomó con cuidado una de las manos de la chica, para revisar su palma. Donde habían cortes de vidrio que ya habían comenzado su cicatrización, al igual que observó aquellos en sus piernas descubiertas.

La culpa aún lo acompañaba. Más aún luego de que la niña confesara implícitamente, como le afectaba sentirse débil.

Podría haber evitado esas heridas, si no la hubiese subestimado y considerado un estorbo, cuando realmente tiene una gran habilidad y potencial para aprender técnicas de combate.

Cada día que pasa, Umi se vuelve más rara y misteriosa para el peliverde. Cuando cree que ya la conoce por completo, algo nuevo lo sorprende, como aquella extraña conexión entre su llanto y la lluvia que caía en la aldea Syrup. Está seguro de que eso no fue una casualidad.

Acomodó su mano nuevamente donde estaba y volvió la vista a su rostro. Solía observarla seguido, pero era la primera vez que tenía el tiempo de apreciar sin distracciones lo verdaderamente linda que era la chica.

Si las sirenas son como las pintas en las leyendas y cuentos, Umi es la personificación perfecta de ellas. No solo por su rasgos físicos y habilidades, sino por el efecto encantador que provocaba en las personas. Aquello que en algún momento fue mencionado como un "hechizo".

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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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