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La rubia abrió lentamente los ojos, pero de todas formas su alrededor seguía oscuro.
Sentía un fuerte dolor en la cabeza como también en extremidades del cuerpo.
Se sentó intentando entender la situación y su vista fue acostumbrándose poco a poco.
De pronto lo sucedido volvió a su memoria y el pánico la consumió.
Asustada, observó su alrededor con atención hasta encontrar aquella cabellera que la tenue luz de la luna le permitió reconocer.
—¡Zoro!—se arrastró rápidamente hacia el espadachín.—Zoro, despierta.—sus manos temblaban mientras lo sacudía y en su voz se oía la desesperación.
Un siseo de dolor de parte del chico, la hizo detenerse. Soltó un gruñido antes de abrir los ojos y encontrarse con la mirada amarilla de la más joven.
—¿Umi? ¿Estás bien?—se sentó rápidamente, mareándose un poco en el acto.—¿Umi?—.
La nombrada se quedó inmóvil viéndolo con ojos vidriosos y mordiendo su labio para evitar llorar. Estaba haciendo su mayor esfuerzo, pero se lo había guardado tanto esos días que finalmente cedió.
Cuando soltó el primer sollozo, un fuerte trueno los hizo sobresaltar a ambos y las gotas de lluvia comenzaron a caer.
De la misma manera que caían las lágrimas de la rubia, quien intentaba limpiarlas desesperadamente con el dorso de su mano.
El espadachín estaba algo desconcertado por el repentino cambio de clima, pero le preocupaba más el estado de la joven frente a él.
—¡Perdón! Yo...—los jadeos y sollozos cortaban su frase.—Quiero ser fuerte, pe-pero- —sentía que tenía que justificar su llanto para que Zoro no se decepcione, o por el contrario, se burle de ella.
La nube de Arlong se volvía pesada cuando la menor lloraba y eso le daba a entender que era algo inaceptable.
Los demás solían hacer chistes sobre lo frágil que era y, aunque ante sus ojos era un intento de animarla y hacerla reír, provocaban todo lo contrario.
La rubia nunca había creído que aquellas actitudes de los gyojins fuesen incorrectas y mucho menos podría pensar que fuesen malintencionadas.
Siempre las vio como motivaciones que le daban para que sea fuerte, pero realmente le dolía sentirse débil ante quienes admiraba.
Por otro lado, el peliverde no comprendía por qué la chica se estaba disculpando. Solo sabía que necesitaba calmarla antes de intentar salir de allí.
—Ven aquí.—abrió sus brazos invitándola a un abrazo.
Umi no dudó en lanzarse sobre él y llenar su hombro de lágrimas.
—No le cuentes a nadie que lloré.—le pidió con la voz quebrada intentando detenerse.
Aquello le aclaró un poco las dudas al espadachín.
...
—¿Tú llorabas cuando te lastimabas?—le preguntó Umi.
...
Recordó aquella pregunta de la rubia, entendiendo que se sentía avergonzada de no controlar sus sentimientos.
—No lo haré.—le quitó el cabello que tapaba su rostro, acariciando su mejilla por consecuencia.—Pero necesito que te calmes para que salgamos de aquí. ¿De acuerdo?—le habló lo más suave que su personalidad se lo permitía.
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✦ Ojitos de Mar - One Piece Live Action ✦
Fanfictie✦━─━─━─ 「✦」 ─━─━─━✦ En el crepúsculo de un mundo de mares infinitos, Umi vivía con la magia de su nombre: "mar". Su cabello rubio cenizo se vestía de un color tornasol que reflejaba los colores similar a cuando...