La luz del ocaso

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En la imponente sala de consejo del Castillo de los Itami, ubicada en el ala más alta del castillo, con vistas a las imponentes cascadas de RiverValley. La sala está dominada por una gran mesa de roble oscuro, alrededor de la cual se sientan los cinco consejeros del reino junto al rey, Lord Aldric Itami. La tensión es palpable; los murmullos se apagan cuando cada consejero toma su lugar, preparándose para discutir el estado del reino. En el aire hay una sensación de inquietud, amplificada por las miradas calculadoras y, en algunos casos, desafiantes que los señores intercambian.

 En el aire hay una sensación de inquietud, amplificada por las miradas calculadoras y, en algunos casos, desafiantes que los señores intercambian

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Aldric Itami, el monarca venerado por su sabiduría y serenidad, es el primero en hablar. Su voz, aunque firme, denota un matiz de cansancio tras los últimos meses de dificultades que ha enfrentado Valdoria.

Aldric: "Mis señores, es un placer tenerlos reunidos hoy. El consejo debe abordar un asunto urgente: la escasez de alimentos que ha afectado a nuestras tierras este año. Los informes de nuestras aldeas son preocupantes. Debemos buscar soluciones que aseguren el bienestar de todos."

Aldric observa los rostros de sus consejeros, esperando colaboración. Pero Lord Gregor Greywatch, el poderoso señor de las Montañas del Dragón, rompe el silencio con una voz clara y contundente.

Gregor: "Con el debido respeto, lord Aldric, es evidente que algo debe cambiar. No es solo la escasez, sino también la incompetencia en la administración de los recursos. Este año no ha sido fácil para nadie, pero algunos hemos sabido cómo manejarlo mejor que otros."

El comentario de Gregor, aunque dirigido al consejo, claramente cuestiona la capacidad de Aldric como líder. Una ligera sonrisa de satisfacción se dibuja en su rostro al ver que su mensaje ha sembrado la duda. Tristán Itami, el heredero y quien ha estado en silencio hasta ahora, lanza una mirada afilada a Gregor.

Tristan: "Cuidado con tus palabras, Lord Greywatch. Sabes bien que los Itami han hecho más que ningún otro para proteger y guiar este reino. Las dificultades de este año no son obra de falta de liderazgo, sino de un golpe inevitable de la naturaleza."

Lord Randolf Argent, siempre el diplomático, intenta aliviar la tensión. Su voz es calmada y medida.

Randolf: "Ciertamente, ha sido un año complicado para todos, pero creo que discutir a quién culpar no es el camino más sabio. Tal vez podríamos enfocarnos en soluciones. Por ejemplo, podríamos reorganizar las rutas de suministro de manera que las aldeas más afectadas reciban prioridad."

Lord Boris Blackrow asiente en silencio, con su expresión imperturbable. Aunque un aliado tradicional de los Itami, siempre observa las dinámicas en la sala con una precisión casi militar. Su enfoque es calculador, y aunque su lealtad es firme, no desaprovecha una oportunidad para evaluar las posibles debilidades de cada miembro.

Lord Herwin Woodstrong, el más humilde y modesto en cuanto a recursos, finalmente habla, con una voz ronca pero cargada de honestidad.

Herwin: "Randolf tiene razón. Los señores de las regiones más afectadas han sentido el impacto directo de esta escasez. Propongo que cada uno de nosotros contribuya temporalmente desde nuestras reservas, compartiendo recursos hasta la próxima cosecha. Es una medida que demandará sacrificio, pero si todos cooperamos, podremos mantener la estabilidad."

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