Capitulo 23

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Este capítulo se lo quiero dedicar a mi amiga Karinellez por su cumpleaños. My Love muchas felicidades mi vida te deseo lo mejor del mundo mundial jajaja, sabes que te quiero mucho y agradecida con la vida por haberte conocido. Espero lo disfrutes. Loviu ❤️

El timbre de casa sonaba sin cesar. Rápidamente devolví todo a la gaveta y metí la llave en el bolsillo trasero. No sabía quién podría ser; Alli y Sami tenían llaves, a no ser que las hubieran olvidado.

Caminé rápidamente hacia la sala gritando: "¡YA VOY!" a quienquiera que fuera. Abrí la puerta, molesta por tanto alboroto, pero me detuve al ver a Ryan parado frente a ella. Estaba sudado y su semblante no lucía nada bien. Me preocupé de inmediato; parecía como si hubiera corrido hasta aquí, lo cual era imposible, ya que desde el lugar en que nos vimos hasta aquí era demasiado lejos para venir andando.

-¿Qué pasa? -pregunté, un poco atónita.

-Lo siento -fueron las primeras palabras que salieron de su boca-. Precio... Kaia -rápidamente se corrigió-. Yo... yo...

No entendía qué sucedía; Ryan estaba actuando de forma completamente distinta. Iba a responder, pero una voz aguda me hizo erguirme.

-No entiendo qué hace este aquí -Rixel se encontraba parado detrás de Ryan, quien se tensó de inmediato.

-Tú no tienes que entender nada -respondió Ryan, recobrando su tono filoso.

Estos dos definitivamente se matarían si permanecieran en un espacio pequeño. Un trueno lejano me hizo salir de mis pensamientos. El cielo empezó a tornarse de un gris opaco, anunciando la lluvia. El aire se sentía denso y mis nervios comenzaron a aflorar sin saber cómo lidiar con la situación.

Vi cómo Rixel se acercaba a mí con pasos lentos, como un león enfurecido. Su mandíbula estaba tensa y las venas de sus brazos resaltaban mientras apretaba los puños. Pasó frente a Ryan, ambos mirándose como si fueran a destriparse con los ojos.

Menudo espectáculo se está perdiendo nuestra amiga

Definitivamente necesitaba cambiar de conciencia

Rixel se acercó a mí y me dio un beso en los labios. Por alguna extraña razón, aquello me molestó; me sentí como un objeto y, en ese momento, él celebraba ser el ganador. Como pude, me moví para apartarme, pero no retiró su brazo de mi cintura mientras volvía a hablar.

-Te lo volveré a decir por si no lo has escuchado bien -dijo con voz firme-: vete, no tienes nada que hacer aquí.

-Vamos, Kaia -me dijo, guiándome hacia dentro de la casa, pero mis pasos se detuvieron abruptamente al escuchar lo que salió de la boca del ojiazul.

-¿Hasta dónde pretendes llevar esto, Rixel? -El pelinegro a mi lado se había quedado petrificado. Sentí cómo cada músculo de su cuerpo se tensaba bajo su agarre en mi cintura. Fruncí el ceño, esperando que dijera algo, pero solo se mantuvo quieto.

-Vete, Ryan -no te lo volveré a repetir -zanjó, intentando hacerme caminar, pero yo no podía dar un paso.

¿Qué estaba pasando aquí? ¿Se conocían? Los enfrenté, la ira apoderándose de mí.

-¿Se conocen? -mis ojos iban de uno al otro. La cara de Rixel era pura advertencia hacia el ojiazul, lo cual me hizo entender que estos dos, más que conocerse, sabían muchas cosas de las que yo claramente estaba ajena.

-¡Respondan, joder! -grité furiosa. Los ojos me escocían, pero no derramaría ni una lágrima. No permitiría que me vieran débil una vez más. Era obvio que los dos se habían estado burlando de mí en mi cara.

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