El reloj marcaba las 7:30 a.m., y Jimin ya se encontraba frente a la puerta de la empresa, una imponente torre de cristal en el corazón de la ciudad. Con un suspiro y una sonrisa disimulada, ajustó su corbata y se aseguró de que su apariencia fuera impecable.
Desde que comenzó a trabajar para Jungkook, su rutina diaria era rigurosa y meticulosa. No había margen para el error, y cualquier desliz, por pequeño que fuera, parecía alimentar el desprecio con el que su jefe solía tratarlo. Sin embargo, Jimin estaba decidido a seguir adelante y demostrarle que era capaz, incluso si eso significaba soportar las miradas frías y los comentarios mordaces de Jungkook.
En cuanto entró a la oficina, el ambiente era tan tenso como siempre. Los empleados lo miraban con expresiones de lástima y cierta incredulidad. Todos sabían lo difícil que era trabajar directamente con Jungkook, pero nadie entendía cómo Jimin soportaba ese trato sin rendirse. Caminando por el pasillo, sintió las miradas clavadas en su espalda, pero las ignoró, concentrándose en la lista mental de tareas que tenía que completar.
Al llegar a su escritorio, encontró una pila de documentos que había dejado la noche anterior. Aun así, sabía que debía revisar todo otra vez. Jungkook era conocido por su perfeccionismo, y cualquier error, por mínimo que fuera, podía desatar su ira. Justo en ese momento, escuchó el sonido de pasos firmes acercándose, y su corazón comenzó a latir con fuerza. Era él.
—Sr. Park —la voz de Jungkook era fría y calculada, sin una pizca de amabilidad—. ¿Tiene listo el informe para la junta de hoy?
Jimin respiró hondo, manteniendo su postura firme, aunque por dentro sintiera que iba a desmoronarse bajo esa mirada helada.
—Sí, Sr. Jeon. Lo revisé varias veces para asegurarme de que todo esté en orden —respondió, esforzándose por sonar seguro.
Jungkook lo observó durante unos segundos, evaluándolo con una expresión impasible. Luego, sin decir una palabra, extendió la mano para tomar los documentos. Jimin le entregó el informe, esperando algún tipo de reconocimiento o, al menos, una mínima expresión de aprobación. Pero Jungkook simplemente hojeó las páginas, frunciendo el ceño.
—¿Es todo? —preguntó finalmente, con tono despectivo.
Jimin parpadeó, algo confundido. Había seguido todas las instrucciones al pie de la letra, pero aun así sintió que algo no estaba bien.
—Sí, eso es todo, Sr. Jeon. Incluí todas las cifras y análisis que solicitó —respondió con cautela.
Jungkook lo miró de arriba abajo, como si estuviera evaluando cada centímetro de su ser. Finalmente, dejó los documentos sobre el escritorio con un golpe seco y miró a Jimin con una expresión que lo heló hasta los huesos.
—Para la próxima, espero que se esfuerce más. No tengo tiempo para trabajos mediocres —dijo, antes de darse la vuelta y marcharse, dejándolo con el corazón apretado y una sensación de fracaso.
Jimin cerró los ojos por un momento, tratando de calmar el torrente de emociones que amenazaba con desbordarse. Sabía que el trabajo para Jungkook no sería fácil, pero cada día parecía un desafío aún mayor de lo que imaginaba. Sin embargo, había algo en él que lo impulsaba a seguir adelante. Quizás era la idea de demostrarle que podía estar a su altura, o quizás... era esa conexión inexplicable que sentía hacia él, aunque Jungkook parecía hacer todo lo posible por destruirla.
A lo largo del día, la situación no mejoró. Jungkook le hizo repetir tareas varias veces, cambiando instrucciones de último momento y criticando cada pequeño detalle. Jimin se mantuvo en silencio, trabajando con diligencia, intentando no mostrar cuán afectado se sentía. Los otros empleados miraban de reojo, algunos con compasión, otros con curiosidad, preguntándose cuánto más podría soportar.
Para Jimin, era una prueba de resistencia emocional y profesional. Sabía que debía ser fuerte y no dejarse intimidar, pero cada comentario de Jungkook era como una pequeña herida que, acumulándose, empezaba a doler más de lo que quería admitir.
Finalmente, cuando la jornada laboral estaba a punto de terminar, Jimin se quedó en su escritorio, revisando uno de los informes por última vez. Justo en ese momento, Jungkook apareció nuevamente, y la tensión en el ambiente aumentó instantáneamente.
—¿Todavía aquí? —preguntó con una ceja levantada.
—Sí, quería asegurarme de que todo estuviera en orden para mañana —contestó Jimin, esforzándose por sonar profesional.
Jungkook asintió con frialdad, y por un momento, Jimin creyó ver una sombra de algo diferente en su mirada, una chispa de curiosidad, quizás incluso de sorpresa. Pero desapareció tan rápido como había aparecido, y Jungkook volvió a su habitual expresión imperturbable.
—Muy bien. Entonces, espero que no haya errores esta vez. No voy a tolerar otro día de trabajo mediocre —respondió, antes de girarse y marcharse sin siquiera despedirse.
Jimin se quedó ahí, solo en la oficina, sintiéndose exhausto y emocionalmente agotado. Sabía que debería renunciar, que debería alejarse de esa relación tóxica, pero algo en su interior le impedía hacerlo. Su corazón, por alguna razón que él mismo no lograba comprender, se aferraba a la idea de que, bajo toda esa frialdad, había algo más en Jungkook. Algo que merecía la pena descubrir.
Con un suspiro, recogió sus cosas y salió de la oficina, el último en marcharse. Mientras caminaba bajo las luces de la ciudad, sintió una mezcla de tristeza y determinación. A pesar de todo el dolor, estaba decidido a seguir adelante, con la esperanza de que, algún día, Jungkook pudiera verlo como alguien más que un simple empleado.
Sin embargo, esa noche, cuando llegó a casa, no pudo evitar sentirse abrumado. Se dejó caer en su cama, recordando las palabras duras y el frío desdén de su jefe.
El amor y el dolor parecían entrelazarse en su corazón, y en silencio, Jimin prometió que soportaría un poco más, solo un poco más, para demostrarle a Jungkook que él no era como los demás.
Jimin no sabía hasta qué punto esa promesa lo llevaría a enfrentar desafíos aún más difíciles, ni el dolor que ese sentimiento le traería en el futuro. Pero, en ese momento, su corazón estaba decidido.
ESTÁS LEYENDO
彡[ᴅᴀʀᴋ ʜᴇᴀʀᴛ]彡★KOOKMIN★
DiversosJungkook frío y calculador CEO de una de las empresas más importantes de Seúl. Su corazón roto lo convirtió en una persona insensible, una fachada que no permite que nadie vea su verdadero yo. Jimin, por otro lado, es su fiel secretario, amable y de...