Meses después del viaje que marcó un hito en su relación, Jungkook y Jimin habían continuado con sus vidas, aún con el peso de lo vivido, pero con una esperanza renovada. La relación entre ambos había evolucionado de manera lenta pero constante, siempre marcada por gestos de confianza y pequeñas promesas cumplidas.
Sin embargo, había algo que Jungkook sabía que aún quedaba pendiente: hacer algo significativo que no solo confirmara el amor que sentía por Jimin, sino que también le ofreciera la seguridad de que lo que estaban construyendo juntos era real y duradero.
El día en que Jungkook decidió hacer su declaración pública comenzó como cualquier otro, con la rutina usual en la empresa. Era una de esas reuniones de equipo que solían ser tan impersonales y rápidas.
Todos se habían reunido en la sala de conferencias para discutir los últimos avances de los proyectos, cuando, de repente, Jungkook se levantó del asiento, interrumpiendo ligeramente el flujo de la reunión. Su mirada se desvió hacia Jimin, que estaba sentado al fondo, como siempre, concentrado en tomar notas y seguir el ritmo de la conversación.
La sala cayó en un silencio extraño, algo que rara vez sucedía cuando Jungkook, tan acostumbrado a comandar su entorno, tomaba la palabra. Todos lo miraban, sorprendidos por la interrupción, sin entender por completo lo que estaba por venir. Incluso Jimin, que nunca se imaginó que algo así pudiera suceder, levantó la cabeza, con una expresión confundida.
-Hoy, quiero hablar de algo que es muy importante para mí -comenzó Jungkook, su voz firme pero, al mismo tiempo, vulnerable. No era un discurso corporativo ni una charla sobre el rendimiento de la empresa. Era algo personal, algo que nadie esperaba-. En todos estos meses, he aprendido muchas cosas, no solo sobre los negocios, sino sobre la vida misma.
La mirada de todos los presentes se desvió hacia él, especialmente la de Jimin, quien sentía como si el corazón se le acelerara. No sabía qué esperar, pero su intuición le decía que este momento estaba por cambiarlo todo.
-Y una de las cosas más importantes que he aprendido -continuó Jungkook, con una sonrisa que no había mostrado en mucho tiempo- es lo valioso que es tener a las personas correctas a tu lado. Y hay una persona que, más que nadie, ha estado ahí para mí, incluso cuando no lo merecía. Esa persona ha sido Jimin.
El aire en la sala se cargó de una electricidad inconfundible. Los murmullos comenzaron a esparcirse entre los empleados, algunos sorprendidos por la sinceridad en las palabras de su jefe, otros incluso un poco incómodos por la dirección que estaba tomando la conversación.
Jimin se quedó en su asiento, casi paralizado por las palabras de Jungkook. Había estado acostumbrado a su frialdad, a su indiferencia, y aunque los gestos pequeños de Jungkook en los últimos meses lo habían tocado, este tipo de sinceridad le resultaba casi abrumadora.
-Jimin ha sido más que un compañero de trabajo para mí. Ha sido mi amigo, mi apoyo, mi consuelo. No sé si alguna vez podré agradecerte todo lo que has hecho por mí, pero sé que hoy es el día para reconocer públicamente el impacto positivo que has tenido en mi vida. Lo que eres para mí no se puede medir en palabras, y por eso quería hacerlo de la manera más directa: gracias por quedarte, gracias por tu paciencia, por tu amor.
Jimin estaba en shock. Las palabras de Jungkook, aunque esperadas, llegaron en un momento tan inesperado que le costaba procesarlas. En su mente, el dolor del pasado seguía fresco, pero la sinceridad en la voz de Jungkook lo envolvía, borrando las sombras que aún podían existir entre ellos. No podía dejar de pensar en lo lejos que habían llegado, en cuánto habían sanado, y en lo difícil que había sido este camino para ambos.
Los empleados murmuraron entre ellos, sorprendidos por el gesto, aunque algunos ya sabían, en el fondo, que algo estaba sucediendo entre los dos.
Después de un breve silencio, Jungkook volvió a sentarse. Todos retomaron la reunión, pero nadie podía dejar de pensar en lo que acababa de ocurrir. A pesar de que la reunión continuó como si nada, el ambiente había cambiado.
En la noche
Esa noche, al regresar a casa, la atmósfera entre ellos estaba cargada de una tensión electrizante. Jimin, aún con el eco de las palabras de Jungkook resonando en su mente, no podía evitar mirar al mayor con una mezcla de emoción y deseo. Jungkook, por su parte, estaba decidido a demostrar que lo que sentía no solo estaba en las palabras, sino en cada acción, cada mirada y cada caricia.
Tan pronto como entraron al apartamento, Jungkook cerró la puerta tras ellos, y antes de que Jimin pudiera decir algo, lo empujó suavemente contra la pared. La fuerza no fue agresiva, sino más bien un reflejo de la pasión contenida que lo consumía.
-No puedo esperar más, Jimin. Te he deseado tanto... -murmuró Jungkook, su voz grave y cargada de emoción mientras sus ojos buscaban los de Jimin.
Sin esperar respuesta, capturó los labios de Jimin en un beso profundo y hambriento, sus manos deslizándose por los costados del menor, explorándolo como si fuera la primera vez. Jimin gimió suavemente contra los labios de Jungkook, enredando sus brazos alrededor de su cuello y tirando hacia él, intensificando el contacto entre sus cuerpos.
El beso se volvió más apasionado, casi desesperado, mientras las manos de Jungkook viajaban por la cintura de Jimin, levantando ligeramente la camisa del menor para sentir su piel. El contacto directo envió una chispa eléctrica entre ambos, y Jungkook dejó escapar un gruñido bajo, una muestra del deseo que lo estaba consumiendo.
-Jungkook... -jadeó Jimin, separándose apenas lo suficiente para susurrar su nombre antes de ser silenciado por otro beso ardiente.
Sin romper el contacto, Jungkook lo levantó en brazos con facilidad, haciendo que Jimin rodeara su cintura con las piernas. Caminó con él hasta la habitación, donde la luz tenue de la lámpara creaba un ambiente íntimo y cálido.
Cuando llegaron a la cama, Jungkook lo recostó con cuidado, mirándolo desde arriba como si fuera lo más hermoso que hubiera visto en su vida. Se tomó un momento para admirarlo, sus labios ligeramente hinchados por los besos, su pecho subiendo y bajando con rapidez, y sus ojos llenos de un brillo que mezclaba amor y deseo.
-Eres perfecto, Jimin. -La voz de Jungkook era un susurro ronco, cargada de sinceridad.
Jimin extendiendo una mano, atrayéndolo hacia él con una sonrisa traviesa y dulce a la vez. Jungkook no necesitó más invitación y comenzó a besar el cuello de Jimin, dejando un rastro de fuego con sus labios y dientes mientras sus manos exploraban cada centímetro de su cuerpo. Cada gemido de Jimin era una melodía que lo incitaba a continuar, a ir más allá, a demostrar cuánto lo amaba.
Las prendas comenzaron a desaparecer lentamente, pieza por pieza, dejando al descubierto la piel cálida y ansiosa por más contacto. Cada caricia se volvía más íntima, cada beso más profundo, mientras sus cuerpos se unían de una manera que trascendía lo físico.
Jungkook fue cuidadoso y atento, asegurándose de que cada movimiento, cada toque, transmitiera cuánto lo amaba y cuánto significaba para él. Jimin, por su parte, se entregó completamente, confiando en el mayor y dejándose llevar por el torbellino de emociones y sensaciones.
La habitación se llenó de susurros, gemidos y el sonido de corazones latiendo al unísono. En ese momento, el mundo exterior dejó de existir; solo estaban ellos dos, entregándose el uno al otro con una pasión que había tardado mucho en desatarse, pero que ahora los consumía por completo.
Cuando todo terminó, ambos quedaron tendidos juntos en la cama, sus cuerpos entrelazados y sus respiraciones aún descontroladas. Jungkook acariciaba el cabello de Jimin, dejando besos suaves en su frente, mientras el menor descansaba sobre su pecho, escuchando los latidos firmes de su corazón.
-Eres todo para mí, Jimin. -Jungkook rompió el silencio con un susurro, apretando suavemente al menor contra él.
Jimin levantó la cabeza, mirándolo con una sonrisa tierna antes de susurrar:
-Y tú eres mi hogar.
Esa noche, mientras la luna iluminaba la habitación, ambos supieron que lo que habían compartido no era solo pasión; era el inicio de una nueva etapa, una que prometía un amor más fuerte y profundo que nunca.
Fin
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彡[ᴅᴀʀᴋ ʜᴇᴀʀᴛ]彡★KOOKMIN★
عشوائيJungkook frío y calculador CEO de una de las empresas más importantes de Seúl. Su corazón roto lo convirtió en una persona insensible, una fachada que no permite que nadie vea su verdadero yo. Jimin, por otro lado, es su fiel secretario, amable y de...