El silencio había invadido la oficina de Jungkook desde la partida de Jimin. Cada rincón parecía haber perdido su vitalidad; los pasillos parecían más oscuros y el aire, antes tan cargado de la presión laboral, ahora estaba teñido de un extraño vacío.
Aunque nunca admitiría ante nadie, ni siquiera ante él mismo, que algo tan simple como la ausencia de Jimin pudiera afectarlo, una sensación de pérdida se había instalado en su pecho.
La primera mañana tras la renuncia de Jimin, Jungkook sintió un incómodo cambio en su rutina. Se dirigió a su escritorio y notó que faltaba el café que Jimin solía llevarle, ese que él fingía no apreciar pero que siempre terminaba tomando. Inconscientemente, su mirada buscó la figura de su ex-secretario, esperando verlo entrar, pero la silla vacía frente a su despacho solo le devolvió el recordatorio de su partida.
Se encogió de hombros, intentando disipar el extraño vacío que lo rodeaba. Sin embargo, a lo largo del día, pequeños detalles le recordaban a Jimin.
Durante una reunión matutina, Jungkook esperaba que Jimin llegara con los documentos ya listos y que tomara nota de los puntos clave, pero otro asistente, más inexperto, había tomado su lugar, y el trabajo carecía de la precisión y eficiencia que Jimin siempre mantenía.
Sin darse cuenta, Jungkook fruncía el ceño, impaciente, sintiendo que algo faltaba. A pesar de su habitual dominio en las reuniones, ese día se encontró más distraído, mirando de reojo la silla vacía, esperando, tal vez, que Jimin apareciera de pronto.
A medida que pasaron los días, la ausencia de Jimin se hizo aún más evidente. Las notas de aliento que él solía dejar en el escritorio de Jungkook ya no estaban, y los gestos amables de Jimin parecían haber desaparecido junto con él, llevándose consigo una parte de la atmósfera de la oficina.
El silencio se volvió una constante insoportable. La ausencia de aquel joven, cuya calidez siempre iluminaba el lugar, dejaba en su lugar una sensación de frialdad que Jungkook no sabía cómo procesar.
Una noche, mientras revisaba documentos en su apartamento, se encontró mirando por la ventana, perdido en pensamientos. Años de trabajo arduo y sacrificios lo habían llevado a la cima, convirtiéndolo en el hombre poderoso y respetado que era.
Sin embargo, esa misma determinación había construido muros tan altos a su alrededor que nadie se atrevía a acercarse demasiado... excepto Jimin. Y ahora que él ya no estaba, el mundo de Jungkook parecía inmensamente grande y vacío.
Jungkook volvió a la carta que Jimin había dejado junto con su renuncia. Aunque había leído las palabras una vez, nunca se había permitido procesar el significado completo. Esa noche, en medio de la soledad, la desdobló y comenzó a leer cada línea lentamente, cada palabra cargada de un dolor que hasta ese momento había decidido ignorar.
Las palabras de Jimin le revelaron algo que él había preferido ignorar: el sacrificio y la devoción que él mismo había pisoteado sin piedad.
"Jungkook,
Quizá nunca entiendas lo que he sentido por ti... He soportado tu crueldad porque pensé que podrías cambiar, porque quería demostrarte que alguien podía quererte sin condiciones. Pero cada esfuerzo mío fue un paso hacia mi propio dolor. Espero que, algún día, puedas encontrar paz y aprender a amar, como yo quise amarte a ti..."
Mientras leía, algo dentro de él se quebró, aunque su orgullo seguía luchando por mantener la fachada de indiferencia.
Por primera vez, Jungkook se permitió recordar los pequeños gestos de Jimin: las sonrisas tímidas, el esfuerzo que ponía en su trabajo, el cariño con el que lo trataba incluso cuando él solo le respondía con frialdad. Sin embargo, cuanto más pensaba en ello, más se daba cuenta de lo mucho que había perdido al dejarlo ir.
Las noches que siguieron fueron igualmente difíciles. Jungkook empezó a notar la ausencia de Jimin no solo en su trabajo, sino en su vida diaria.
Se encontraba pensando en él en los momentos más inesperados, como al pasar por una cafetería que Jimin solía mencionar o al escuchar una canción que le recordaba a él. Cada vez que esto sucedía, su pecho se apretaba con una mezcla de arrepentimiento y una soledad que hasta ahora había evitado reconocer.
Un día, decidió salir a dar una caminata después del trabajo, tratando de despejar su mente. Los pensamientos sobre Jimin continuaban invadiéndolo, y la falta de respuestas lo hacía sentir más perdido de lo que había estado en años.
Recordó los momentos en los que Jimin lo miraba con esperanza, esperando algún tipo de reconocimiento o un atisbo de aprecio que él nunca le dio. Jungkook se dio cuenta, con amargura, de que nunca había apreciado esos pequeños momentos, creyendo que siempre tendría el control sobre la vida de Jimin y que este nunca se atrevería a dejarlo.
Esa noche, en su apartamento, Jungkook se miró en el espejo y vio a un hombre que, a pesar de su éxito y poder, parecía vacío y roto. El silencio en su hogar se sentía tan frío como el de su oficina. La vida que había construido estaba rodeada de lujos y reconocimiento, pero al final, estaba solo.
La partida de Jimin lo había dejado desorientado, y por primera vez, comenzó a cuestionar si sus decisiones, su frialdad y su constante control habían valido realmente la pena.
Los días pasaban, pero el vacío en su pecho parecía crecer. La idea de buscar a Jimin, de pedirle que volviera, surgía en su mente una y otra vez. Sin embargo, el orgullo que tanto había cultivado lo mantenía paralizado. ¿Cómo podría, el temido y respetado Jungkook, admitir que necesitaba a alguien? Ese era un precio que, hasta el momento, no estaba dispuesto a pagar.
Mientras tanto, en su interior, Jungkook empezaba a darse cuenta de que había algo en él que Jimin había dejado: un sentimiento que hasta entonces no había experimentado. La pérdida de Jimin había removido recuerdos dolorosos de su pasado, heridas que él mismo había enterrado y que ahora volvían a abrirse, mostrando que su frialdad no era más que una defensa, un escudo que había creado para evitar volver a ser herido.
Cada día que pasaba sin Jimin, el vacío dentro de él se hacía más profundo. La figura de su exsecretario, de su manera de ser cálida y gentil, permanecía en su memoria, y el arrepentimiento se iba apoderando de él. Aunque intentaba seguir adelante, algo en su interior le decía que había dejado ir a la única persona que realmente lo había aceptado tal como era, con todas sus fallas y su crueldad.
Finalmente, en medio de la noche, Jungkook se quedó en silencio, sintiendo que el peso de sus decisiones lo había llevado a un lugar solitario y oscuro. Aunque aún no estaba listo para admitirlo, sabía que el vacío que sentía no desaparecería fácilmente.
ESTÁS LEYENDO
彡[ᴅᴀʀᴋ ʜᴇᴀʀᴛ]彡★KOOKMIN★
DiversosJungkook frío y calculador CEO de una de las empresas más importantes de Seúl. Su corazón roto lo convirtió en una persona insensible, una fachada que no permite que nadie vea su verdadero yo. Jimin, por otro lado, es su fiel secretario, amable y de...
![彡[ᴅᴀʀᴋ ʜᴇᴀʀᴛ]彡★KOOKMIN★](https://img.wattpad.com/cover/383673327-64-k89357.jpg)