Capitulo 3

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Desde el momento en que Jimin descubrió el pasado doloroso de Jungkook, una llama de determinación se encendió en su interior. Sentía que, aunque nadie más se hubiera preocupado en ver más allá de la frialdad de su jefe, él podía marcar la diferencia. 

Quería demostrarle a Jungkook que aún existían personas en las que podía confiar y que no todos estaban destinados a traicionarlo. Jimin sabía que no sería fácil, y tampoco esperaba que Jungkook cambiara de la noche a la mañana, pero cada pequeño acto de bondad era un intento más de derribar aquella muralla impenetrable.

A la mañana siguiente, Jimin decidió comenzar con un simple gesto: llegó temprano a la oficina, mucho antes de que los demás empleados arribaran, y se dirigió a la pequeña cafetería cercana para comprar un café con el toque perfecto de leche y azúcar, tal como había notado que Jungkook lo tomaba en algunas reuniones. 

Sabía que este detalle podía parecer insignificante, pero también estaba consciente de que a veces, las pequeñas cosas lograban un gran impacto.

Cuando Jungkook llegó y vio el café en su escritorio, junto con una nota de "Espero que tengas un buen día", Jimin aguardaba en silencio a una reacción. Sin embargo, Jungkook apenas lanzó una mirada fugaz hacia el café, frunció el ceño y lo empujó al borde del escritorio, como si fuera algo irrelevante. Jimin sintió una punzada de decepción, pero no dejó que eso lo detuviera. Era solo el primer intento, y estaba dispuesto a hacer mucho más.

Durante los días siguientes, Jimin continuó con pequeños gestos. Dejó notas de aliento en la carpeta de informes de Jungkook, con frases como "Tú puedes con todo" o "Un mal día no define quién eres".

 Además, comenzó a quedarse hasta más tarde, revisando informes, organizando presentaciones y cuidando cada detalle para que nada fallara. Aunque nadie se lo pidiera, él quería demostrar su dedicación. Sabía que Jungkook valoraba la eficiencia y profesionalismo, y quería que esos valores hablaran por él.

A medida que pasaban los días, los compañeros de trabajo comenzaron a notar estos detalles. Algunos lo veían con curiosidad, otros con lástima, pensando que Jimin estaba gastando su energía en algo imposible. "¿Por qué te esfuerzas tanto en agradarle? ¿No ves cómo te trata?", le dijeron algunos en tono de advertencia, pero Jimin simplemente sonreía y respondía: "Creo que todos merecemos una oportunidad. Tal vez solo necesita un poco de amabilidad."

Sin embargo, Jungkook no parecía apreciar estos intentos. De hecho, parecía molesto cada vez que encontraba una nota o cuando veía a Jimin organizando cuidadosamente su espacio de trabajo. Aquella frialdad inicial se convirtió en una creciente irritación, y Jimin no podía entender por qué. 

Aun así, decidió continuar. Sabía que ayudar a alguien a sanar no siempre era fácil, y estaba convencido de que sus esfuerzos algún día serían reconocidos.

Un día, mientras preparaban una importante reunión con un nuevo cliente, Jimin se esforzó aún más. Había pasado horas revisando cada detalle del proyecto, asegurándose de que todo estuviera en orden. 

Preparó una presentación meticulosa y hasta anticipó algunas de las posibles preguntas que podrían surgir. Estaba seguro de que todo marcharía bien, y que, finalmente, Jungkook podría notar su dedicación y profesionalismo.

Pero, para su sorpresa, al entrar en la sala de reuniones y ver la presentación que Jimin había preparado, Jungkook no mostró ningún indicio de gratitud. En lugar de eso, comenzó a revisar los documentos en silencio, su expresión tornándose cada vez más severa. Cuando llegó el momento de que Jimin expusiera, Jungkook lo interrumpió a mitad de su explicación, dirigiendo una mirada fría y cortante hacia él.

—¿Es esto lo mejor que puedes hacer? —preguntó con voz dura, suficiente para hacer que el aire en la sala se volviera tenso—. Esta presentación es mediocre. Esperaba algo más de alguien que parece tan "dedicado".

Jimin sintió que su estómago se encogía. Había puesto todo su esfuerzo en aquella presentación, y las palabras de Jungkook lo golpearon como una bofetada. Se obligó a mantener la calma y continuó, tratando de defender su trabajo, pero Jungkook lo interrumpió de nuevo.

—Deja de perder el tiempo —dijo, lanzando los papeles sobre la mesa con desprecio—. Si esto es todo lo que tienes para ofrecer, no me sorprende que estés tan estancado en tu carrera.

El silencio en la sala era sepulcral. Todos los presentes observaban la humillación pública de Jimin con miradas de sorpresa y compasión, pero nadie se atrevía a intervenir. Jimin tragó saliva, intentando que las lágrimas que amenazaban con salir se quedaran en su lugar. No quería darle la satisfacción de verlo afectado, pero el dolor era inevitable.

Cuando la reunión terminó, Jimin salió de la sala con la cabeza baja, sintiéndose destrozado. Había intentado todo: amabilidad, dedicación, sacrificio. Todo para recibir una humillación pública que lo dejaba expuesto y vulnerable. Se refugió en su oficina, tratando de recomponerse, pero el dolor y la impotencia lo invadían. ¿Cuánto más podría soportar esta situación?

Esa noche, mientras caminaba hacia su casa, la decepción se mezclaba con una extraña sensación de compasión. A pesar de todo, Jimin no podía odiarlo. Sabía que Jungkook estaba roto por dentro, atrapado en su propio dolor, incapaz de ver más allá de sus traumas. 

En el fondo, Jimin aún guardaba una pequeña chispa de esperanza de que, tal vez, sus esfuerzos no fueran en vano. Sabía que el camino era difícil, pero no podía darse por vencido. Aunque Jungkook lo rechazara, él seguiría intentando ser una presencia positiva en su vida, al menos hasta que sus propias fuerzas se agotaran.

Aquel día, Jimin se dio cuenta de que ayudar a alguien a sanar era mucho más doloroso de lo que había imaginado, pero también entendió que la verdadera compasión no pedía recompensas ni gratitud. Y, aunque estaba herido y cansado, se prometió a sí mismo que no dejaría de intentar.

彡[ᴅᴀʀᴋ ʜᴇᴀʀᴛ]彡★KOOKMIN★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora