Atalayas de la Eternidad

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En la cima de la torre, vigilantes están,
los profetas del Señor, con amor sin par.
Sus voces son faros en la oscuridad,
guiando nuestras almas hacia la verdad.

Con ojos de visión, ven lo que vendrá,
nos alertan de peligros, nos enseñan a amar.
Sus palabras son luces, consejos de paz,
en un mundo confuso, nos enseñan a hallar.

La familia eterna, su mensaje es fiel,
construyendo cimientos que no caerán.
En tiempos de tormenta, su voz es refugio,
proclamando la doctrina que a todos nos une.

Sigamos sus pasos, con fe y valentía,
recibiendo sus palabras con amor y alegría.
Porque en cada advertencia, en cada lección,
se revela el amor de Dios, nuestra salvación.

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