Capítulo 1

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Me desperté con el sonido de los pájaros cantando y un rayo de sol filtrándose por mi ventana. Estiré los brazos por encima de mi cabeza, y sonreí. Hoy iba a ser un gran día...

    Bueno, no. Retrocedamos.

    En realidad me desperté con el estruendoso ruido de los pájaros matándose, y el maldito rayo de luz que atravesaba la ventana en toda la cara. Oh, y no nos olvidemos del olor a pelo quemado… Esperen, ¿qué?

    Di un salto al ver la llama de fuego que desintegraba las puntas de mi cabello, cayéndome así al piso con estrépito.

    No, aquel no iba ser un gran día.                                                             

    —¡Mamá!—grité a todo pulmón, tratando de apagar con las manos la pequeña llama. Se oyó cómo unos taconazos subían por las escaleras.

    —¿Qué ocurre?—preguntó, suspirando. Señalé mi pelo.

    —¡Se está quemando, mi cabello se está quemando! —Empecé a soplar, pero el fuego se avivaba aún más. Ella soltó un grito ahogado, y mamá gallina vino al rescate.

    —Quédate quieta, Summer —me regañó al no poder atraparme, ya que me estaba retorciendo como un gusano en el suelo.

    —¡Voy a quedarme calva! ¡Dios, voy a ser calva como el abuelo! —grité, desesperada, al no poder extinguir el incendio de mi pelo.

    Hagamos una pausa aquí, ¿bien? Como pueden notar, soy un poco exagerada, pero ¿quién no se pondría así al ver cómo su cabello desaparece ante sus ojos? Sólo quería explicar eso. Sigamos.   

    —¡Summer, quieta! —exclamó mi madre entre dientes. Respiré hondo un par de veces antes de quedarme quieta, con la mirada fija en mis mechones quemados.

    —Bien —suspiró—, vamos a apagar esto de una vez. 

En un abrir y cerrar de ojos, la llama ya no estaba. Pero eso fue porque mi mamá me cortó el pelo en llamas con las tijeras para niños de mi hermano, que él dejó ayer en el suelo.

    Pisoteó con el tacón el fuego, y éste se apagó instantáneamente. Bufó:

    —Eso estuvo cerca.

    Lentamente, giré mi cabeza para lanzarle la peor de mis miradas.

    —Estuvo cerca —repetí, incrédula—. ¡Por supuesto que estuvo cerca! Pero ¡me quitaste el poco pelo que me quedaba, madre!

    —No exageres, hija. —Rodó sus ojos—. No se te nota.

    —¿En serio? —pregunté. Me levanté del suelo, sin esperar a su respuesta, y fui corriendo al espejo de la puerta de mi armario. Una exclamación ahogada salió de mis labios al ver las feas puntas cortadas de mi cabello.

    «¿Pero cómo...?»

    Desde abajo se escuchó la estúpida risa de mi hermano menor, Dan, seguida de un portazo en la puerta principal, que avisaba su marcha a la escuela. Aquello respondió la pregunta que se formulaba en mi mente.

    Mi madre apareció a mi lado, y miró mi reflejo con una mueca.

    —Míralo por el lado bueno. —Sonrió falsamente—. Ahora puedes hacerte ese corte que tanto te gusta.

    «Si las miradas mataran...»

***

    —¡¿Pero qué demonios te pasó!? —chilló Hilary, una de mis mejores amigas, al ver mi mechón mal cortado.

First kiss (FK #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora