Capítulo 10

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     Se me descolgó la mandíbula, y mi ego se hundió en la miseria. Miré a Dan con desprecio a la vez que él me observaba con expresión triunfal.

    «Oh, no, esto no se quedará así.»

    —¡Mamá! ¡Dan hizo trampa! —grité de repente. Dan jadeó, indignado.

    —¡No es cierto! ¡Mamá! ¡Summer no sabe perder! —gritó de vuelta.

    —¿Perdona? ¡Yo sí sé perder!

    —Sabes perder, pero no sabes ganar...—se burló bufando.

    Agarré el mando de la consola y se lo lancé. Lamentablemente, mi puntería no era tan buena. Dan sonrió con diversión.

    —¡Mamá! ¡Summer me hace bullying! —chilló el malcriado.

    —¡No le creas!

    —¡Mamá! ¡Me está maltratando, voy a denunciarla! —gritó cuando le jalé del cabello para que cerrase la boca.

    Escuché los habituales taconazos de mamá, y en un segundo vi su cara asomarse por el umbral de la cocina.

    —Dan, nada de denuncias —ordenó, fulminándolo con la mirada. Le saqué la lengua al susodicho, y la cara de mi madre se giró hacia mí—. Summer, deja de pelear con tu hermano menor y madura.

    —Pe... Pero... Pero... —balbuceé, señalando al feto no deseado— ¡Él empezó!

    Ella puso los ojos en blanco, y con una última mirada que decía "los estaré vigilando", se fue. Resoplé e hice un mohín. Odio jugar a videojuegos con Dan.

    El timbre de la casa sonó, y le lancé una mirada a mi hermanito.

    —Ni me mires —advirtió el condenado niño, para luego volver sus ojos a la pantalla del televisor.

    Puse los ojos en blanco y, con toda la pereza del mundo, atendí la puerta. Aunque me arrepentí al instante.

    —¿Qué demo...?

    Las chicas no me dejaron terminar la maldición, porque entraron a mi casa en tropel, como si fuera de ellas.

    —Hola Summer, qué bueno verte, oh, y me encanta tu blusa. Ahora —Abby me miró emocionada—, cuéntanos sobre Pash.

    —Cash —corregí, con voz monótona.

    —Sí, sí..., habla.

    Tomé aire para ello, pero algo me interrumpió. O más bien alguien.

    —Hola, chicas —saludó mi madre, con una amplia sonrisa.

    —Hola, Amy —dijeron mis amigas, todas al mismo tiempo.

    Sí, leyeron bien, a mi madre la llaman Amy. Y si alguna vez la llamas señora Hamilton, atente a las consecuencias.

    —¿Quién es Pash? —preguntó, yendo directa al grano.

    Fulminé con la mirada a Abby, por bocazas. Mi madre tiene la maldita obsesión de querer conseguirme un novio. Me presentó a todos los hijos, sobrinos, ahijados, nietos, perros y gatos de sus amigas; pero o no me atraían, o yo no les atraía a ellos. Obviamente mi padre está en contra, pero nada ni nadie detiene jamás a Amalie Hamilton de su objetivo.

    —No es nadie —mascullé. Pero mi mentira no fue creíble por culpa de Dan.

    —Uuuuh —canturreó el imbécil—. Summer tiene novio...

    —¿Es tu novio? —cuestionó mi madre, aguantando a duras penas la emoción.

    —No, no es...

    —Pash y Summer se fueron a besar...—continuó Dan, haciendo un baile raro con sus manos.

    —Es Cash —le dijo Val, que al rato tapó su boca. Maldita.

    —Pero Abigail te pidió que le contaras sobre él... ¿Acaso te gusta un chico? ¿Y no me lo dijiste? —siguió interrogando mi madre.

    —No me gusta Ca...

    —...debajo de un árbol se metieron mano...

    —¡Dan! —lo reprendimos al unísono mi madre y yo. Esa canción era indecente, y de todo menos apta para niños como él.

    —¿Qué? —preguntó con cara de inocencia.

    Hilary, que hasta ahora había permanecido callada, se agachó frente a él y pellizcó sus mejillas.

    —Es tan tierno.. .—dijo, abrazando al pobre Dan contra su pecho—. Me lo comería a besos.

    —Hil, deja de acosar a mi hermanito. —Puse los ojos en blanco.

    —¿Me lo regalas? —pidió, haciendo un puchero.

    —Déjame traer la correa…

    —¡Summer! —reprendió mamá.

    —Oigan, se están desviando del tema —intervino Valerie, pero abrió sus ojos al darse cuenta de lo que dijo.

    —Sí, así que ¿quién es Pash? —volvió a interrogar mi madre, olvidando el enojo.

    —¡Es Cash! ¡Jesús! —exclamé.

    —Bueno, espero que estén usando condón, porque ya sabes que no quiero ser abue...

    No la dejé terminar y, sin importarme que mis amigas estuvieran presentes, me fui dando pisotones a mi habitación.

    ***

    — ¿Cuándo va a despertar?

    —Déjala dormir, se nota que está exhausta.

    —Exhausta o no, tiene que contarnos sobre Bash.

    —Cash.

    —Si él...

    —¡A la mierda!

    Algo duro golpeó mi cabeza, haciendo que me incorporase de golpe con una mueca.

    —Auu... —Masajeé la zona afectada, y dirigí mi mirada hacia donde el objeto aterrizó— ¿En serio? ¿Me golpearon con el parlante de mi computadora?

    Abby y Hilary miraron a Val que se encogió de hombros.

    —Tenías que despertarte.

    Puse los ojos en blanco, y me volví a acostar.

    — ¿Qué ocurrió con Cash? —preguntó Hilary suavemente.

    —Charlamos —dije, con la mirada fija en el techo.

    — ¿Sobre qué?

    —Oh, ya saben —encogí mis hombros—. La vida, la biblioteca, su fanatismo por los libros eróticos...

    Valerie tosió.

    —¿Qué? —rió Hilary con incredulidad.

    —Oh —dijo Abby, sonriendo con... ¿orgullo?

    —¿Por qué sonríes así? —pregunté, frunciendo las cejas.

    Encogió sus hombros.

    —Oh, ya sabes. La vida, la biblioteca, que mi amiga tendrá un futuro novio con experiencia sexual...

    En vez de ofenderme, empecé a reírme con histeria. A veces pueden ser un grano en el trasero; pero, cuando se lo proponen, me hacen reír como loca.

First kiss (FK #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora