Capítulo 9

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     La cara de Lillian era para fotografiarla. Sus ojos me examinaron de arriba a abajo para luego volver a mi rostro. Bien, era extraño.

    —Me siento incómoda —murmuré.

    Parpadeó dos veces, y juro que pareció desorientada por un momento.

    —Ehmm... —Carraspeó—. ¿Esto es una jodida broma?

    —Que yo sepa, no.

    Asintió lentamente. Luego de hablar con Cash dejando que continuara con su trabajo, decidí ir a ver a mi bibliotecaria favorita. Pero ahora me reproché mentalmente por hacerlo.

    —Lilly, me estás asustando —admití.

    Levantó sus manos, en señal de rendición.

    —De acuerdo, de acuerdo, lo siento. Solo es que... —Frunció el ceño y volvió a repasarme con la mirada—, te ves rara.

    —¿Eso es bueno o malo?

    Levantó la mirada hacia mí con una ceja enarcada:

    —La palabra rara nunca fue ni buena ni mala, sino más bien extraña, como su significado.

    —Ahora me estás confundiendo.

    Ella se encogió de hombros.

    —Nunca dije que yo no fuera rara.

    Abrí la boca para comentar algo sarcástico, pero opté por no hacerlo y cambiar de tema.

    —Estuve conversando con Cash.

    —Hablando de rarezas...

    —Sí, lo sé. Fue tan "guau". Me dijo que leía libros eróticos —reí, al recordar su broma.

    Lillian empezó a carcajearse con tanta fuerza que media biblioteca la miró.

    —¿Eso te dijo? —Cuando asentí, negó la cabeza incrédula—. Ese chico es toda una caja de sorpresas. En su entrevista, le pregunté si alguna vez había trabajado en esto, y el muy imbécil me contestó que no y luego soltó: "tenemos algo en común."

    Traté de reprimir una carcajada, pero fracasé épicamente. Cualquiera que hablara con Lilly se daría cuenta que no tiene pinta de bibliotecaria.

    —Ahora en serio, ¿lee libros eróticos? Porque quiero preguntarle...—continuó, pero la interrumpí.

    —No, Lillian, era una broma.

    —Oh, mierda. —Meneó la cabeza—. Olvida lo que dije.

    —Olvidado —mentí.

    —Oye, ¿viste a 'Doña unicornio feliz'?—preguntó, refiriéndose a Val—. No apareció hoy.

    Negué con la cabeza.

    —No, tal vez decidió ir a una librería —bromeé.

    —Zorra traicionera —siseó, pero estaba bromeando... creo.

    Miré el reloj de pared que se encontraba detrás de ella, y maldije en voz baja.

    —Tengo que ir a recoger a Dan. —Agarré mi mochila del suelo y la colgué en mi hombro derecho—. Nos vemos luego, Lillian.

    —Sí, sí —farfulló—. Dile a la maldita “Pegaso” que si me llego a enterar que me traicionó, le corto las alas.

    —¿No era un unicornio? —interrogué, divertida.

First kiss (FK #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora