𝟏𝟐

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KEYLA S. | PR



Lyanno me sostuvo mientras me bajaba al suelo con una sonrisa traviesa. Me dejó mirando sus ojos, esos que siempre tenían ese brillo de alguien que sabe más de lo que cuenta.

—¿Y tú, qué haces aquí? —pregunté, todavía medio mareada por la sorpresa y, bueno, por todo lo que había bebido.

—Nah, vine a ver si encontraba a la más dura de la fiesta... y mírala aquí —dijo guiñándome el ojo y soltó una risa baja.

Solté una risita y le di un pequeño empujón en el pecho.

—Ya, deja de hablar cascarita.

—¿Quién, yo? —se hizo el inocente, llevándose una mano al pecho—. Mira, a mí no me estés confundiendo. Y dime, ¿qué te tiene por aquí sola en el patio?

Suspiré y miré hacia el horizonte. —Nada, solo vine a despejarme un poco. Tú sabes cómo es el ambiente adentro —le dije mientras veía cómo el cielo se iba aclarando poco a poco.

Lyanno me miró, como si supiera que había algo más. —Te veo pensativa, Key. ¿Todo bien con Michael?

Su pregunta me cayó como un balde de agua fría. Pensaba que él ni siquiera estaba al tanto de eso.

—¿Cómo sabes lo de Myke? —pregunté, frunciendo el ceño.

—Nena, uno se entera de to'. Y se nota que te tiene en la cabeza. ¿Qué pasa? ¿Te está haciendo la vuelta mal? —preguntó, poniéndose serio de repente.

—No es fácil, ¿sabes? —le dije con voz baja—. Michael tiene su vida tan enredada… a veces siento que no hay espacio para mí ahí. Y él me lo ha dicho, pero... —callé, sin querer sonar más vulnerable de lo que ya estaba.

Lyanno se quedó en silencio, pero sus ojos no me dejaban de mirar. Luego tomó mi mano con suavidad.

—No tienes que estar metiéndote en ese enredo, Key. Hay quienes te ven y no tienen enredos, solo quieren estar pa' ti —dijo, acariciando mi mano.

Me reí, un poco nerviosa y un poco confundida. —¿Estás diciendo que tú serías uno de esos?

Él soltó una carcajada. —Nah, yo no digo nada, pero… a buen entendedor, pocas palabras, ¿me entiendes? —guiñó un ojo y me dio un beso en la frente.

Y en ese momento, sentí algo que no había sentido en mucho tiempo. Algo que iba más allá de todo el drama con Myke, y quizás era justo eso lo que necesitaba.

Lyanno seguía con su mirada clavada en mí, y no pude evitar sentir cómo el corazón me latía un poco más rápido. La cercanía, su perfume mezclado con el olor a amanecer… Había algo en el ambiente que me hacía sentir, por un momento, que estaba en el lugar correcto, con la persona indicada.

—¿Sabes qué, Key? —me dijo en un tono bajo, casi susurrando mientras se acercaba más, su boca apenas a unos centímetros de la mía—. Tú siempre has sido un misterio pa' mí, una cosa que me queda en la mente, como una canción pegá que no se va.

Lo miré a los ojos y me mordí el labio, sin saber si era el alcohol o sus palabras las que me hacían querer lanzarme hacia él.

—¿Tú estás hablando en serio o estás tirando labia? —le pregunté, alzando una ceja y tratando de hacerme la fuerte, aunque mi corazón estuviera a punto de salirse del pecho.

Él soltó una risa suave, sin dejar de mirarme.

—¿Tú me ves con cara de que juego, mami? —me respondió, pasando sus manos por mi cintura, acercándome más a él. No pude evitarlo, me sentía atrapada en el momento, en la manera en que me tocaba, en cómo me miraba como si no existiera nadie más en el mundo.

Mis brazos se movieron solos, subieron hasta su cuello y, antes de darme cuenta, ya nos estábamos besando, un beso profundo y lento, como si estuviéramos saboreando cada segundo. Sentí cómo una de sus manos bajaba a mi espalda y me pegaba más a él. Mis dedos se enredaron en su cabello, y por un momento, todo el estrés, todo lo de Myke, simplemente desapareció.

Él se detuvo apenas un segundo para mirarme a los ojos, y en esa pausa, supe que estaba a punto de perderme, de dejarme llevar. Pero en ese mismo momento, Lyanno sonrió, y antes de que la situación se pusiera aún más intensa, él suavemente tomó mi cara entre sus manos y me dio un último beso en la frente.

—Tranquila, Key, que hoy no va a pasar más na’ —me dijo, apartándose un poco mientras seguía sosteniéndome con una leve sonrisa—.

Sentí una mezcla de risa y sorpresa, y no pude evitar sonreír, aunque con una pizca de frustración. Me dejé caer en el césped otra vez, intentando reponerme de la intensidad del momento.

—¿En serio me vas a dejar así? —le dije, medio riéndome, medio en serio, y él se tiró al lado mío, mirando hacia el cielo.

—Claro que sí, mami. No quiero que luego digas que me aproveché, y menos cuando andas así de borracha. Quiero que cuando pase, tú estés bien clarita, para que lo recuerdes de aquí a cien años —dijo, guiñándome el ojo.

Ambos nos quedamos ahí, en silencio, mirando cómo el cielo iba clareando, sin necesidad de palabras.

Lyanno me miró y, sin rodeos, soltó con esa calma suya:

—¿Quieres que te lleve pa' tu casa?

No le iba a decir que no. Asentí sin pensarlo mucho y, mientras caminábamos hacia el carro, saqué el cel y le escribí rápido a las chicas: Ya me voy, hablamos mañana. Guardé el teléfono y me acomodé en el asiento, lista para dejarme llevar.

El camino fue lleno de miradas de reojo, sonrisitas que iban y venían, como si cada segundo en silencio tuviera su propio lenguaje. Cuando por fin llegamos a mi casa, suspiré, lista para despedirme, pero apenas me giré hacia él, ya lo tenía cerca, su mano en mi cintura jalándome suavemente hacia él.

No me dio chance de procesarlo cuando me robó un beso, lento pero seguro, de esos que te dejan sin aliento. Lo sentí sonreír contra mis labios y, cuando por fin se apartó, sus ojos seguían clavados en los míos, y soltó bajito:

—Te espero mañana a las ocho, mami. Quiero verte bien ready.

Me quedé en shock, apenas diciendo “¿eh?”, pero el tipo ya estaba de vuelta en el carro, arrancando y dejándome ahí, con el corazón a mil y una sonrisa de esas que no te puedes quitar aunque quieras.





Más vale tarde que nunca, disfruten y denle mucho amor
💞
towersgf

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⏰ Última actualización: Nov 11 ⏰

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𝐏𝐀𝐑𝐂𝐄𝐑𝐈𝐓𝐀; Myke TowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora