XXII. 911...

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Reborn dijo a las autoridades que fue confuso, ellos lo dejaron pasar, pero nada acerca de aquella figura oscura atravesando la ventana haciendo añicos el vidrio había sido confuso, tampoco lo fue cómo le arrancó la garganta al primer sujeto, cuando los otros dos reaccionaron ya saltaba para hacerle lo mismo al segundo, quien lanzó un disparo a ciegas entre gritos de horror, la bala terminó atravesándole el hombro al ojinegro.

El último de los intrusos intentó huir, Luzu iba tras él, pero se tambaleó.

—Puedes entrar, coño—

Volteó hacia atrás, con ese rostro deformado y bestial, como si no pudiera creer que el ojinegro estuviese diciendo eso en ese instante, pero con ello dejó de temblar y, al parecer, de sangrar, yendo tras el tipo que se había escapado.

Reborn fingió no escuchar lo que sucedía en la planta baja mientras se arrastraba, aplicando presión en su propio hombro, tomando el teléfono para ir hacia el baño intentando no tocar el líquido rojizo en el suelo.

—911...necesito una ambulancia...—

Oyó ruidos, ruidos de arrastre, puede que de succión y desgarre, pero no abrió la puerta hasta escuchar las sirenas fuera, cuando salió del baño no había nada ya.

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