XII. Un sueño extraño

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Cuando despertaba después del mediodía todas las charlas, bromas y demás parecían irreales, como si fueran producto de algún sueño extraño.

Creyó que quizás debía hacer una visita al psicólogo, tal vez se estaba inventando una especie de amigo imaginario para responder a la necesidad de un lazo más estrecho con otro ser humano o por la pérdida de Julia, eso aunque nunca le había pasado nada similar años anteriores...pero al pay de faltaba una rebanada y la montaña de hojas de nogal se había ido.

— ¿Qué rayos hago con mi vida Julia? —

Es decir ¿Por qué intentaría con tanto ahínco una amistad con alguien de quien apenas y sabía el nombre?

Nadie lo mencionaba nunca, todo mundo evitaba hablar de esa casa, no sabía dónde trabajaba el castaño (o si siquiera lo hacía), su edad, su comida favorita, si tenía familia, si bebía, conducía, nada...pero siendo justos, esa información tampoco se la revelaba él al primero que le hiciera charla casual.

Resolvió aquello intentando dejar de hacerse preguntas, intentar de dejar de pensar en el asunto por completo, llamando a Momon, jugando con su gato o buscando qué otra cosa podía hacerle a la casa.

Acoplaba su jardín para el invierno, revisaba que la casa no fuera a resentir la nieve o el viento, se aseguraba de que el sistema de calefacción no diera problemas, se iba al atardecer a cenar algo con Spreen o Pato (quienes marcaban en su pizarrón las veces que iba con cada uno para molestar al otro), si le sobraba tiempo charlaba con alguno de los Juan o con Tanizen y después comenzaba su rondín, a veces también desayunaba fuera, otras iba con Focus, quien de todas formas le invitaba el desayuno, antes o después de eso Reborn le echaba una mano con algo que necesitase.

— ¿Qué tal tu gato? —

—Se está convirtiendo en un gordo mimado— el otro rio.

—Como debe ser—

Evitó contarle sobre el apego del minino con cierto vecino, no supo por qué. Varias veces quiso cuestionar a Focus sobre aquella casa negra, pero al final siempre callaba y dejaba pasar un día más.

Continuó los rondines incluso cuando Pol y el comisario Alexby le dijeron que no tenía mucho caso, las cosas se calmaban bastante en temporada de invierno y a lo sumo llegaba gente de fuera para pasar el invierno en las casas vacías...pero él quería hacerlo, una vez encontró al viejo Eon tirado de ebrio durante la primera nevada, todo mundo, incluso su familia, le restó importancia diciéndole que llevaba tanto alcohol encima que seguro hubiera sobrevivido la noche sin problemas, pero Reborn encontró en ello la excusa perfecta para no abandonar su patrulla ahora que las noches eran más largas.

—Vas a terminar quedándote con ese trabajo que parece que te gusta bastante— bromeó Pol, encontrándoselo una mañana en la barra de Pato, tomando un café negro —voy a tener que encontrar a alguien más para la biblioteca—

—Quizás...— el ojinegro lo dijo en tono de broma, pero podía que no lo fuera.

A veces, por un movimiento en el rabillo del ojo, sabía que el castaño andaba por allí, en las noches que el frío era más crudo, una vez creyó verlo en el parque, sacando la lengua y extendiendo las manos para atrapar copos de nieve, con solo su ropa común, pero cuando parpadeó, ya no estaba.

Entonces sucedió lo del incendio...

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