Una vida extra

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Karen observaba los restos carbonizados del teléfono de Richard, examinando con cuidado cada fragmento recuperable. La mayoría de la información estaba inservible, pero un archivo, apenas legible entre los daños, sobresalió de los demás. Con un poco de paciencia, Karen logró extraer parte del contenido.

El archivo describía un encargo claro: Richard había actuado como intermediario, llevando a Lina hasta un punto de descarga designado. Al leer entre líneas, Karen comenzó a ver marcas sutiles que confirmaban que esto no era un simple favor. El documento llevaba los emblemas de la organización, y al final, la firma del General Ferrer brillaba como un recordatorio de que todo estaba fríamente calculado.

Este descubrimiento sacudió a Karen. ¿Por qué Richard había mantenido esto en secreto? ¿Y qué papel jugaba ella en un esquema en el que nada era lo que parecía?

Karen no podía apartar la mirada de aquel archivo dañado. Las preguntas comenzaron a arremolinarse en su mente, cada una generando un eco de incertidumbre. ¿Qué más le habían ocultado? el motivo detrás de esta misión que Richard había aceptado. ¿Sabía él la verdad completa o simplemente cumplía órdenes sin cuestionarlas?

Los recuerdos de su relación con el General Ferrer también emergieron. ¿Había estado ella todo este tiempo sirviendo a una causa desconocida? ¿Cuánto sabían realmente el General y sus superiores sobre Lina, y cuál era su verdadero interés en ella? Karen sentía cómo las piezas del rompecabezas parecían cobrar sentido, pero el cuadro que se formaba era uno que no deseaba ver. ¿Cuánto estaba dispuesta a ignorar para proteger la lealtad que tanto la había definido?


Mientras tanto, en otro rincón de la selva, Riane y Lina se debatían en una lucha mucho más desesperada. Richard, yaciendo en un refugio improvisado, se hundía lentamente entre las sombras de la fiebre y el dolor. Habían robado medicinas y equipo de hospitales, pero el esfuerzo solo prolongaba la agonía, pues sus heridas eran demasiado profundas.

Riane miraba a Richard con angustia, y Lina, sin palabras, compartía la misma expresión de impotencia. Intentaban todo lo que estaba a su alcance, y sin embargo, el resultado parecía inminente. La vida de Richard pendía de un hilo, y ambas sabían que no había nada más que pudieran hacer para detener el avance de la muerte que, poco a poco, se apoderaba de él.

Lina miraba a Riane con una mezcla de urgencia y determinación. El silencio que compartían era insoportable, como si ambos comprendieran que el tiempo se agotaba. Finalmente, Lina rompió el silencio:

Riane... ¿crees que ella...? —Lina dejó la pregunta en el aire, sin atreverse a pronunciar el nombre. ¿Karen podría ayudar? Podría salvarlo. No tenemos nada que perder...

Riane sacudió la cabeza de inmediato, un gesto instintivo de rechazo.

No, Lina, no podemos confiar en ella. Karen está del lado de Ferrer. ¿Qué nos asegura que no terminará entregándonos, o que no está jugando un papel en todo esto? No sabemos cuáles son sus verdaderas intenciones.

Lina, sin embargo, no se rindió tan fácilmente. Su voz era suave pero firme, como alguien que sabe que está arriesgando su última carta:

Riane, míralo. Señaló a Richard, inmóvil y sumido en el delirio de su fiebre. No podemos hacer más. Hemos intentado todo, y la única que tiene los recursos, la única que podría realmente ayudar, es ella.

Riane apretó los puños, mirando a Richard y luego a Lina, quien le devolvía una mirada de súplica. La razón de Lina tenía un peso difícil de ignorar, y aunque Riane quería oponerse con cada fibra de su ser, la dura realidad la hacía dudar.

❤Amor Peligroso❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora