Richard abrió lentamente los ojos. La sensación de quemaduras en su cuerpo seguía presente, aunque ahora parecía atenuada por un extraño calor envolvente. No estaba seguro si seguía vivo, pero lo primero que vio fue el rostro de la Primera, con una sonrisa que combinaba satisfacción y algo más oscuro. Estaba en un espacio que parecía una mezcla de lo orgánico y lo sobrenatural, lleno de estructuras que pulsaban con una energía roja y viva. Parecía el núcleo del dominio de la Primera.
"Finalmente despiertas, mi niño", dijo la Primera con una voz suave pero dominante, colocando su mano en el pecho de Richard. "He esperado tanto por este momento. No sabes cuánto he luchado para tenerte aquí, conmigo."
Richard intentó moverse, pero su cuerpo apenas respondía. Sentía como si algo más que su fuerza física estuviera siendo drenado. "¿Qué... qué has hecho con las chicas?" murmuró, su voz apenas audible.
La Primera se rió suavemente, acariciando su rostro con un gesto casi maternal. "Ellas están donde deben estar... luchando contra sus propios deseos. Pero no te preocupes, hijo mío. Ellas aprenderán a aceptar su lugar, igual que tú lo harás."
Mientras tanto, en el otro extremo del "nido", Lina, Karen y Riane seguían atrapadas, atadas por raíces vivientes que se movían lentamente, como si intentaran seducirlas más que restringirlas. Lina, aunque había caído bajo el control de la Primera antes, parecía estar recuperando algo de su consciencia. Pero lo que vio en sí misma la aterrorizaba: sus pensamientos estaban fragmentados entre su amor por Richard y un deseo creciente por la Primera.
Karen, por su parte, recordaba fragmentos del informe que había leído sobre la Primera. Gritó con todas sus fuerzas, intentando que las otras la escucharan:
"¡No es sólo control mental! ¡Está usando nuestras emociones! ¡Primero nos llena de miedo, luego de deseo... y al final...!" Su voz se quebró, pero el miedo en su mirada decía lo suficiente.
Riane, aunque más resistente, cerró los ojos con fuerza, tratando de bloquear la influencia que sentía. Pero algo en su interior también comenzaba a quebrarse. Sus recuerdos con Richard eran su única defensa. "¡No cedas, Lina! ¡No dejes que te controle! ¡Tú eres más fuerte que esto!" gritó, aunque su voz temblaba.
La Primera, desde la distancia, parecía escuchar sus palabras y sonrió. "Pobres niñas. No entienden que sus corazones ya me pertenecen."
Richard comenzó a notar algo extraño en su propio cuerpo. Aunque estaba debilitado, había una extraña energía pulsando en su interior. Era como si algo se estuviera despertando, una conexión que no entendía del todo. Recordó las palabras de Karen sobre cómo la Primera manipulaba las emociones y se dio cuenta de que su propio dolor y desesperación podrían ser su debilidad... o su fortaleza.
"¿Por qué yo?" preguntó Richard, con un hilo de voz. "De todas las personas, ¿por qué insistes tanto en mí?"
La Primera lo observó con una mezcla de ternura y admiración. "Porque tú eres único, Richard. Tu espíritu, tu capacidad de resistencia... son perfectos para lo que quiero crear. No solo hijos, no... Quiero un nuevo linaje. Uno que trascienda esta guerra y este sufrimiento. Tú serás el primer pilar."
Mientras hablaba, Richard sintió que una corriente de imágenes llenaba su mente. La Primera le mostraba un mundo donde las chicas estaban a su lado, no como sus aliadas, sino como sus compañeras bajo el dominio de la Primera. Cada visión era más tentadora, pero Richard apretó los dientes. "No voy a ceder... No puedo."
En medio de su lucha, Lina logró encontrar un resquicio de claridad. Las palabras de Karen y Riane resonaban en su mente. Recordó cómo Richard siempre había luchado por ellas, incluso en las situaciones más desesperadas. "No voy a dejar que esto me controle..." murmuró, cerrando los ojos con fuerza.
