Richard se dirigía hacia la ubicación indicada por Karen, con armas y provisiones que había recolectado en su camino. Cada paso que daba parecía pesar más que el anterior, no solo por el cansancio físico, sino también por la presión emocional de lo que estaba a punto de enfrentar. Sabía que la Primera lo estaba observando, siguiéndolo, y lo peor de todo: hablándole constantemente en su mente.
La voz de la Primera era inquietante, serpenteante, penetrante en su conciencia. Estaba buscando su debilidad, buscando cualquier resquicio donde pudiera atacar. Intentaba desestabilizarlo, haciéndole recordar lo que él había sido antes, como si las sombras de su pasado pudieran traicionarlo en el momento más crítico.
La Primera (en la mente de Richard):
"¿Recuerdas aquel día, Richard? El día en que todo comenzó, cuando eras solo un niño indefenso, sin más destino que el de ser usado. ¿Recuerdas lo que sentiste cuando te llevaron al laboratorio? Las máquinas, las agujas... todo lo que te hicieron. Todo lo que tuviste que soportar solo para sobrevivir."Richard apretó los dientes, tratando de bloquear la voz. No iba a caer en sus juegos. No iba a dejar que ella lo volviera a convertir en lo que una vez fue.
Richard (pensando, con furia contenida):
"No me importa lo que quieras, Primera. No soy ese niño indefenso al que usaste. Y no me vas a doblegar."La Primera no se dio por vencida. Sabía que la mente humana era más fácil de manipular de lo que parecía, y Richard era una pieza clave en su juego.
La Primera (riendo en su mente):
"¿Tan seguro estás, Richard? Sabes que te conozco mejor que nadie. Yo, que fui creada de lo que quedaba de ti, ¿crees que puedes escapar de mí? Ya no hay forma de que puedas evitar lo que viene. Te haré sufrir como nunca antes lo imaginaste. Y esas... mujeres... ¿crees que estarán a salvo? Estoy mucho más cerca de ellas de lo que piensas."Richard frunció el ceño, intensificando su paso. La Primera estaba jugando con su mente, pero sabía que sus palabras no tenían poder sobre él si no se dejaba controlar. Estaba decidido a enfrentarse a su destino, a lo que fuera necesario para proteger a Riane, Karen, y Lina.
Mientras avanzaba hacia la base, sus pensamientos seguían atormentándolo. Se preguntaba cuánto tiempo tendría antes de que la Primera pudiera alcanzarlo, y qué sería de las chicas si ella lograba llegar antes.
En ese momento, una sensación extraña le recorrió la espina dorsal. Algo no estaba bien. Se detuvo un momento, mirando hacia el horizonte. A lo lejos, vio una figura encapuchada que caminaba lentamente en dirección a la base. La figura no parecía humana, algo en su andar era extraño, inhumano. Richard sintió un escalofrío, una premonición de que algo terrible estaba por ocurrir.
La Primera (en su mente, como un susurro venenoso):
"¿Sientes eso? Ya no puedes escapar, Richard. Ellas ya están en mis manos. Y pronto, tú también lo estarás. No habrá más juegos, solo el final."Richard apretó el puño con fuerza. La Primera ya estaba jugando con el tiempo, pero él no dejaría que lo tomara desprevenido. Sabía que el último enfrentamiento estaba cerca, y todo lo que había hecho hasta ahora, toda su lucha, lo llevaría a este momento. No podía fallar, no podía permitir que sus dudas lo destruyeran.
Mientras se acercaba al destino final, los recuerdos del pasado lo perseguían, pero con cada paso también lo hacía la determinación de proteger a las personas que había llegado a considerar su familia. No solo enfrentaría a La Primera, sino a sí mismo, a todo lo que lo había moldeado, a todas las sombras del pasado que intentaban atraparlo.
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