My Dear Teacher •Kookgi•

Capítulo 10

Yoongi pasó unas horas jugando con Sejeong y Sieun después de la cena.

Cuando las gemelas finalmente se agotaron y se durmieron, Yoongi volvió al dormitorio de él de ellos.

Estaba vacío.

Sin saber si estaba aliviado o decepcionado, Yoongi cogió ropa limpia y tomó una larga ducha. Se quedó por un rato con el agua cayendo sobre su cuerpo desnudo y pensó en el hecho de que iba a compartir la cama con Jeon. Toda la noche.

Yoongi se miró la polla medio dura y suspiró. Esto era todo tan confuso. Jeon era un hombre. Era también un jodido gilipollas. Él no podría estar emocionado por compartir la cama con él.

Molesto con su cuerpo, Yoongi se secó, se vistió, y caminó de regreso al dormitorio.

Al principio, pensó que Jeon estaba todavía en otro sitio.

Entonces vio una figura alta en el balcón.

Despacio, Yoongi hizo su camino hacia la puerta, la abrió y salió a la noche. Cuando el aire frío le golpeó, se estremeció un poco y envolvió sus brazos alrededor de sí mismo para mantener el calor. Estaba bastante cálido para noviembre, pero no era lo suficientemente caliente para una capa delgada de ropa.

Jeon tenía un cigarrillo en la mano. No volvió la cabeza.

Yoongi se apoyó en las barandillas del balcón, reflejando la postura de Jeon. —Él realmente está enfermo, sabes.

Se dio cuenta de la rigidez sutil de los hombros de Jeon sólo porque él lo estaba observando de cerca.

—Sí—, dijo Jeon con la voz apagada. —Se está muriendo.— Yoongi no podía decir que estaba sorprendido.

—Lo siento.

Se encogió de hombros y Jeon dio una larga calada a su cigarrillo. —No hay amor perdido entre nosotros.

Yoongi miró a la luna que se asomaba entre las nubes. —Cuando mis padres murieron, dejaron deudas enormes. La casa tuvo que ser vendida para pagar a los acreedores, por lo que terminé sin hogar, apenas legal, y con dos niñas pequeñas que cuidar. A veces los odio. Por morir, por ser tan irresponsables y ponerme en esta posición.— Sentía la garganta cerrarse y tuvo que tragar el nudo. Respirando el limpio aire nocturno, inclinó su rostro hacia arriba para sentir la brisa rozar su piel. —Pero los echo de menos. Jodidamente mucho.

Jeon no dijo nada.

En algún lugar en la distancia, una lechuza ululó.

—Él es tu papá—, dijo Yoongi.

Jeon apagó el cigarrillo. —Yo no te traje aquí para que me puedas dar una conferencia sobre la importancia de la familia.— Su voz entrecortada. Irritado.

—No. Tú me trajiste aquí para molestar a tu padre y demostrar tu punto. ¿No crees que es lamentable y desagradable?

—Él no es ninguna víctima. Morir no le hace ser menos mierda.

—No lo hace—, Yoongi estuvo de acuerdo.

—Y tú no sabes nada sobre nuestra relación.

—Tienes razón: no sé nada. Ya hemos establecido que sólo soy un tonto chico lindo.

Jeon se volvió hacia él. Yoongi podía sentir el calor de su mirada, incluso en la oscuridad.

—Eres increíblemente molesto—, dijo Jeon antes de tirar de Yoongi hacia él y aplastar sus labios juntos.

Varios minutos después, Yoongi abrió los ojos y dijo: —Esto es molesto, también. Estás usando esa cosa de mi fijación oral contra mí.

Jeon lo besó otra vez, y todo se volvió mareado, caliente, y abrumador.