Tenemos una libreta cada una donde anotamos lo que quisiéramos que se transformaran en poemas. Alison, mi mejor amiga, y yo le dedicamos una hora diaria a esta idea. Queremos hacer un blog con nuestros nombres donde subamos nuestros textos sin firmarlos. Jugar al anonimato y que nadie esté seguro de cuál es cada uno. Algunos incluso los hacemos juntas. Es el tercer año de la preparatoria y ya es hora de ponerlo en marcha.
No hay secretos entre nosotras. Sé de qué tratan todos sus escritos como ella sabe de qué tratan todos los míos. Familia, soledad, chicos, chicas, un lugar mejor.
Me sorprende la noticia de su suicidio. Se marcha dejándome sola con la carga de nuestros planes, sin poderle enseñar a nadie mis poemas sin sentir que la traiciono, sin adiós o explicaciones.
Por eso no me siento culpable cuando me cuelo en su casa. Entro a su habitación por la misma ventana por la que ella salía cuando no quería estar ahí, normalmente se iba conmigo o solo caminaba no muy lejos, no iba a tirarse de un puente a un río cuando siempre le dio miedo el agua. Sé exactamente en cual falso fondo buscar, solo se llevó el secreto de la muerte, de su vida yo lo sabía todo.
Pude haber entrado por la puerta principal, saludado a sus padres, aceptado el café al que deben echarle menos azúcar, hablado un poco, seguir el protocolo de rigor de las conversaciones de pésame, diciendo que entiendo el dolor cuando no entiendo un carajo igual que ellos no entienden el mío porque todo es diferente, inventado una excusa para entrar a su cuarto, tal vez que quisiera llevarme un recuerdo, tal vez que ella no me devolvió algo antes de irse para siempre, tal vez decir la verdad, que vengo por su parte de nuestro sueño, un sueño que para ella evidentemente no fue importante. Pero no. Me cuelo como una ladrona, como mismo me colé en su vida cuando me pillo llevándome uno de sus bolígrafos con tapa de unicornio. Sé que si sus padres supieran que esa libreta de poemas era como su diario, no dejarían que me la llevase. Se quedarían diseccionando los textos como si ellos pudieses escupir mensajes ocultos de lo que ella pensaba hacer.
Precisamente es eso lo que hago cuando regreso a mi casa con el botín. Leo con la lupa de la parca y encuentro más referencias de las que se me hubiesen ocurrido. Leo con el tono oscuro de alguien que está planeando suicidarse y muchos poemas cobran otro sentido. Aunque también puedo estar sugestionada. ¿A quién estoy leyendo? ¿Alison la autora o Alison la suicida? ¿No dice la profa de literatura que para analizar bien un poema debemos separar el autor de su obra? ¿O era hacer lo contrario?
Con ese trasfondo sienta un precedente. Da que pensar. Y de qué hablar si pudiera hablarlo con alguien.
Entonces se me ocurre. Y abro el blog de Alison. El que antes iba a ser de ambas. Firmo con su nombre sus poemas y los míos, esos que jugarían al anonimato. Ella es el mito. Todos en la escuela hablan de eso, y ahora del blog. Algunos buscan referencias del suicidio y otros de los motivos que se bordean por los que no debía haberlo hecho.
Nos veían juntas en los pasillos. Ahora tampoco conocen mi nombre. Me convertí en la amiga de la suicida. No saben que el blog es mío. Lo niego si me preguntan. Piensan que Alison lo dejó todo preparado para que se subiera automático un poema todos los días a la misma hora. Las malas lenguas la creen tan egocéntrica que se mató para alcanzar fama porque por eso la gente lee sus poemas. Una poetisa póstuma en pleno siglo XXI.
No es una mala idea del todo. Si Ali me hubiese dejado esa tarea. Pero no. Ella no podría imaginar que yo haría esto.
Más alimento para que crezca el mito. Más vistas para el blog. Su… nuestro… mi blog.
Han pasado tres semanas desde su suicidio y dos desde que inicie el blog en su nombre cuando su fantasma se cuela en mi habitación. En cierto modo la esperaba. Siempre creí en la otra vida.
Hablan más mis textos sobre eso que los suyos. Pero eso el público no tiene por qué saberlo. Menos cuando todo está a su nombre.
-¿En serio utilizas mis poemas? -pregunta.
-Los míos no son tan buenos. Y no había otra manera de que te escucharan.
-¿No se te ocurrió que yo no quería ser escuchada? ¿Que de quererlo me hubiera grabado como la chica de 13 Reasons Why? Esto lo hiciste egoístamente, por ti y para ti.
-Está bien. Lo admito. Pero tenías tanto talento, y dejaste tanto atrás. Dejaste nuestro sueño atrás.
-Ya que te has valido de mi talento, ahora harás lo que te diga.
-¿Qué pretendes?
-Que continúes. Firmarás con mi nombre y terminarás todos y cada uno de los textos de esa libreta.
-¿Y qué si no lo hago?
-Podría poseerte. Tu falta de confianza te hace débil, vulnerable. Siempre obtuve lo que quise de ti. Estar muerta no cambiará eso. Podemos hacerlo por las buenas o por las malas.
Despierto de la pesadilla. No es la primera vez que sueño con Alison. Miro al techo, luego al reloj en la mesa de noche indicando las 4 de la mañana, y otra vez al techo. Me levanto y quedo quieta un instante, paralizada por el frio.
La libreta que robé está abierta sobre mi escritorio, junto al bolígrafo con tapa de unicornio que Ali acabó regalándome. Su letra salta desde una página antes en blanco junto a un poema nuevo.
“Nos vemos mañana.”
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Susurros en lo profundo
NezařaditelnéToma asiento y no cruces las manos o las piernas, no te defiendas, deja que el libro te atrape. No demasiado o no sabrás regresar. No apagues las luces y vigila que todo esté cerrado, o abierto, como más seguro/a te sientas. Corrobora que alguien pu...