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"La llegada de Jeon Jungkook y su familia a Pyonguk desata una serie de eventos imprevistos cuando los Kim, una familia tan enigmática como poderosa, se mudan al mismo pueblo. Sin sospechar siquiera que Taehyung, uno de los en...
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Taehyung había dejado algunos libros sobre la mesa, apilados cuidadosamente como si intentara preservar en ellos una advertencia muda. Cuando el silencio se adueñó de la habitación, fijé mi atención en los libros que había dejado atrás.
Uno de ellos destacaba, cubierto en un cuero oscuro y envejecido, con letras doradas casi descoloridas.
—Leyendas y mitos de Pyonguk… —leí en voz baja, mis dedos rozando la portada, sintiendo la aspereza de su antigüedad—. Sin autor.
Pasé unas páginas, reconociendo algunas historias y hacia el medio, algo capturó mi atención: un título escrito en tinta roja, “Los nocturnos”.
Me detuve un instante, el nombre resonando en mi mente, como si ya lo hubiera escuchado antes, o como si algo en mi interior reaccionara a él. Respiré hondo y, sin dudar, comencé a leer, sumergiéndome en sus palabras oscuras y fascinantes.
"En un tiempo olvidado por los mortales, cuando las noches en Pyonguk eran más largas y la luna iluminaba el bosque con una luz sombría, surgieron rumores de seres que caminaban bajo las estrellas, eternamente jóvenes, eternamente sedientos. A estos seres se les llamaba «Los Nocturnos», figuras envueltas en un manto de misterio que no pertenecían al mundo de los hombres.
Los nocturnos… Vampiros. Sentí un escalofrío recorrerme mientras las palabras me recordaban lo que ahora sabía: que Taehyung y su familia pertenecían a este antiguo linaje, que eran algo más que humanos.
"Cuentan los ancianos —continué leyendo— que los nocturnos eran almas condenadas a vagar entre las sombras, impulsadas por una sed que ningún mortal podría comprender. No eran malvados por naturaleza, ni siquiera humanos, sino seres atrapados en la oscuridad, destinados a existir entre la vida y la muerte. Y en el corazón de su eterna caminata, estaba el pacto: un lazo que les prohibía acercarse a aquellos con sangre viva… a menos que estos les fueran entregados voluntariamente."
Involuntariamente, mi mano se cerró alrededor del borde de la página. Sabía que estaba leyendo una leyenda, un mito escrito en épocas antiguas, pero era imposible no imaginar a los Kim en el centro de esas palabras, sus rostros inexpresivos, sus ojos oscuros y brillantes como los de los nocturnos descritos en el texto.
"Un joven cazador, llamado Hanseol, fue quien primero desafió el pacto. En una noche de desesperación, adentrándose en el bosque en busca de ayuda, encontró a uno de ellos, un nocturno de mirada triste y voz profunda, que le ofreció una salida… pero a cambio, Hanseol debía dejar atrás su vida humana. Era una transacción sencilla, pero con un precio demasiado alto: su humanidad, su memoria, su identidad.
Transformado en un nocturno, Hanseol recibió un don excepcional: el poder de controlar el fuego. Sin embargo, este poder pronto se volvió una carga. En un intento por ver a su familia, un trágico accidente ocurrió. En su deseo de regresar a casa, desató un incendio que consumió su hogar y se llevó la vida de sus seres queridos, incluido su hermano menor.
