NUEVE

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La clase de Historia siempre me había parecido una tortura, pero era el único lugar donde compartía pupitres con Jimin, Bogum, Jay y Baekhyun

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La clase de Historia siempre me había parecido una tortura, pero era el único lugar donde compartía pupitres con Jimin, Bogum, Jay y Baekhyun. Mientras el profesor divagaba sobre la Guerra Fría y la eterna tensión entre Oriente y Occidente, mis dedos recorrían distraídamente el borde de la bufanda que llevaba al cuello, intentando aferrarme a algo familiar y reconfortante. Mis pensamientos, sin embargo, no dejaban de divagar, enredándose una y otra vez en el misterio de los Kim.

—...y entonces terminé explicando la Guerra de Vietnam en lugar de la Conferencia de Potsdam —exclamó Baekhyun con una mezcla de indignación y orgullo que arrancó risas a todos.

Aquel comentario logró arrancarme una sonrisa, y, al levantar la vista, me encontré con la expresión inquisitiva de Jimin, quien se había dejado caer en el asiento frente a mí. Sus ojos, llenos de curiosidad, destellaban con un toque de diversión.

—¿Y desde cuándo eres tan... vintage? —bromeó, señalando la bufanda con un gesto burlón.

Me ruboricé de inmediato, incómodo por haberme convertido en el centro de atención. Solté una risa nerviosa, intentando restarle importancia a la situación.

—No es nada especial. Es de mi padre —murmuré con una sonrisa forzada, esperando que el comentario apagara el interés de Jimin.

Sin embargo, sus ojos seguían fijos en mí, como si sospechara que aquella prenda escondía algo más. Afortunadamente, el timbre resonó en ese momento, dándome una excusa para evitar más preguntas incómodas. Todos comenzamos a recoger nuestras cosas, preparándonos para salir del aula.

—¡Por cierto, chicos! Este fin de semana tengo la casa para mí solo —anunció Bogum con una sonrisa traviesa, moviendo las cejas con aire conspirador—. ¿Qué tal una maratón de películas de terror?

—Suena bien —respondió Jay, con un tono de voz que apenas ocultaba el entusiasmo—. A ver si esta vez Baekhyun no se asusta cuando un gato aparezca de la nada.

Mientras reíamos ante el recuerdo, algo en el pasillo captó mi atención: Jungwon, que salía de su clase. Su figura delgada y la actitud despreocupada con la que caminaba atraparon mi mirada sin darme cuenta.

—¿Quieres que pase por ti para la maratón? —me preguntó Jay, sacándome de mis pensamientos.

—Claro, me parece bien —asentí, y, con los libros en mano, me dirigí hacia mi casillero. Sin embargo, al girar en el pasillo, me detuve en seco.

Allí estaba Jungwon, apoyado contra el marco de la puerta, mirándome con una expresión tranquila, casi como si estuviera esperando mi llegada. Mis amigos se detuvieron unos pasos detrás de mí, observando con curiosidad y expectación.

—Buenos días, Jungkook —saludó Jungwon, su voz suave y llena de una serenidad que parecía envolverme en una extraña sensación de comodidad.

—Buenos días... —murmuré, algo desconcertado por su inesperado interés.

Escarlata | KTH + JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora