Especial 2 - Cumpleaños

321 59 59
                                    

8 de noviembre, una fecha que parece común para el mundo, salvo para aquellos que celebran un año más de vida o rememoran la pérdida de un ser querido.

En esencia, es un día como cualquier otro.

Cale entreabrió los ojos, dejando que la luz que se filtraba por los ventanales de su habitación lo acariciara suavemente.

Se aferró a las cobijas que lo envolvían como si fueran un refugio cálido, intentando sucumbir nuevamente al abrazo del sueño.

Su cabello rojo brillaba bajo los rayos dorados del sol, extendiéndose sobre la blanca funda de almohada como llamas danzantes.

Respiró con suavidad, permitiendo que el cansancio se apoderara lentamente de sus sentidos.

La cama matrimonial y cada rincón de la habitación se bañaban en ese cálido resplandor dorado.

Las cortinas, de un suave tono marfil, se movían al ritmo de una brisa fresca que entraba, llenando el espacio con una serenidad palpable.

El sonido ligero de pasos fuera de la habitación comenzó a acercarse. La puerta se abrió con un suave crujido que no perturbó el profundo sueño de Cale.

—Ehh... —un balbuceo suave resonó junto con el eco de los pasos.

—Shhh... —la figura que sostenía al pequeño bebé elevó un dedo a sus labios en señal de silencio.

Las pequeñas pupilas del bebé miraban con ternura a quien lo sostenía con tanto cariño.

Balbuceó dulcemente mientras en sus manos luchaba por mantener una pequeña cajita que parecía escurrirse entre sus dedos.

Ji-Woo sonrió, asegurando con delicadeza la caja que su pequeño hijo sostenía con dificultad.

—Esperemos unos años para hacer esto... pero con más cuidado —susurró Ji-Woo mientras se acercaba a Cale.

Aunque no era necesario ser tan cautelosos, Cale dormía tan profundamente que ni siquiera notaría su presencia. Con ternura, Ji-Woo se inclinó ligeramente y acomodó los rebeldes cabellos de Cale.

Las pequeñas manos de Su-ho trataban de alcanzar el rostro de Cale, sus brazos diminutos anhelando sentir la calidez materna.

Ji-Woo se inclinó hasta besar suavemente la frente de Cale, permaneciendo en esa posición mientras Su-ho exploraba su rostro con curiosidad.

Los movimientos suaves pero decididos de Su-ho fueron suficientes para despertar a Cale. Al abrir los ojos, se encontró con las manitas del pequeño sobre su cara.

—Ehh... —balbuceó Su-ho con alegría al encontrar los ojos de Cale.

Cale se sentó, apoyando su espalda en las almohadas acolchadas.

Extendió los brazos para recibir al pequeño Su-ho y, en el instante en que sus cuerpos hicieron contacto, una sonrisa radiante iluminó su rostro.

—Aaaam... —la pequeña mano de Su-ho tomó el dedo índice de Cale con ternura infinita.

Cale lo acunó en sus brazos y, sonriendo dulcemente, besó las mejillas sonrosadas del pequeño Su-ho.

—Eso explica por qué no oí a Su-ho llorar para darle de comer —comentó Cale, dirigiendo su mirada hacia su pequeño hijo, aunque sus palabras estaban destinadas a Ji-Woo.

Ji-Woo sonrió con ternura mientras se sentaba al lado de Cale.

—Supuse que hoy querrías levantarte más tarde, así que me hice cargo de Su-ho —dijo Ji-Woo, abrazando a Cale con calidez.

My Monarca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora