Capítulo 5

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Me deja en la puerta del que se podría llamar un pequeño departamento.

-¡Bueno, ya se donde vives! Te paso a recoger a las 8:00 ¿Te parece?- me dice con una sonrisa irresistible.

-¡Solo me queda aceptar!- digo y entro a mi habitación. Creó que a partir de ahora la llamaré departamento.

Marco el número de Taira, me contesta con mucho amino a pesar de lo que le dije.

-¿Hola?-

- Hola Taira, ¡Me tienes que ayudar ven rápido a mi departamento!-

- Bueno, voy para allá- me dice y corta.

Me recuesto en mi cama y siento una sensación de mariposas en mi estómago. Pasa media hora hasta que Taira llega.

-¿Cual es la emergencia?- dice al entrar en la habitación.

-¿Recuerdas a Peter?- cuando está a punto de contestar la interrumpo.

-Si si él mismo, me invitó a salir esta noche-

-¡No te puedo creer!- mientras pone ambas manos en la boca -¿Y cómo te encontró?-

-Salía de el hospital y me subí al carro por accidente- le digo.

-Amiga, los accidentes no existen eso fue el destino- mientras, suelta una carcajada.

-Acompañame, debo estar linda, necesito un vestido y zapatos-

-Si lo se, no te preocupes estás en buenas manos- me calma la idea por que soy un desastre a la hora de vestir.

-Tú... ¿No estás molesta por lo de hace un rato?- digo mientras esperó una respuesta.

-¡Oh! no te preocupes, está bien a veces puedo ser algo irritante- dice y se lanza a darme un abrazo que me deja casi sin aire.

-¿Lista para ser una nueva chica?, de paso te ayudó a vestirte mejor dice mirandome- reímos.

Nos vamos por muchas tiendas de la ciudad, sólo faltan tres horas para la cena, entramos en una tienda de vestido hermosos entonces en un maniquí veo un vestido rojo pasión que me encanta tiene un encaje perfecto, el cual creó que encajará perfecto en mi cuerpo. El encaje esta más que bien.

Taira y yo nos miramos sabemos que es el indicado.

-¿Piensas lo mismo que yo?- le pregunto a Taira, quien tiene la boca abierta de la impresión. Pasa tiempo para que me responda.

-¡Es el indicado!- me dice. -Si con esto Peter no se enamora debe ser un completo idiota-

Llevamos en vestido, el cual me probé anteriormente, me quedaba entallado y resaltaba mi cintura.

Me ducho, estoy lista para el maquillaje Taira es experta en esas cosas, a pesar de ser más pequeña que yo, suele tener muchos chicos detrás de ella cuando salimos juntas, en el centro comercial muchos se quedan mirándola, lo cual es incómodo. Debo tener el mejor maquillaje de la noche, para ser el centro de atención en el restaurante. Piensa mientras Taira me peina. Cuando termina me pongo el vestido, y el collar de gato de oro que me dio mi madre, es una ocasión especial, y cae perfecto con todo.Me voy Taira se queda en la habitación por que yo debo ir a la cena, ella dejara cerrado todo para cuando vuelva.

Llego al restaurante, el me espera en una mesa, esta con una camisa blanca impecable, suelo ver eso en un hombre, que sea muy limpio, ordenado, y apuesto. Me acerco a la mesa, lo saludo, lleva un aroma que me vuelve loca. Tomó asiento y comienza.

-¿Cómo esta señorita?- me dice de lo más normal.

-Hablas muy formal ¿Sabes?- digo mientras lo miro en sus ojos, y me pierdo en su mirada.

-¿Eso no te gusta?- me dice y pierdo la noción del tiempo cuando me lo pregunta.

- Emmm... Si si me gusta- entonces un mozo se acerca a la mesa.

-Buenas noches, aquí esta la carta, ¿puedo tomar su orden?- nos dice.

-¡Por supuesto! Deseo un vino tinto para comenzar, ¿que deseas?- me pregunta.

Cojo la carta como si supiera que pedir, para no quedar mal, no sé que contestar. Pido la comida número tres, la comida está ordenada en números y tu sólo lo pides.

-¿La tres? Salmón ahumado en salsa de maracuyá ¿verdad?- me dice mirándome, asenté con la mirada. Se retiró de la mesa.

-¿Te han dicho que eres muy guapa?- me dice y sonrojo, pero se que no se nota ya que tengo más de tres capas de base.

Me rio y lo miro, y regresa la manía de coger el dije de mi collar.

-Tu también eres muy apuesto- digo mientras apretó el dije.

-¿Siempre has llevado ese dije?- acercaba su mano hacia mí collar, lo cual me obligó a retirar mi mano de ahí.

Señorita MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora