Capítulo 11

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-El paro cardiaco, afecto mucho el sistema nervioso de su padre, por lo cual es probable que no despierte, o pase a un estado vegetal- mis lagrimas cada vez crecen más. Entonces, me hundo en un sueño profundo, estando junto a la camilla de mi padre. Me levanto, estoy llorando, he vuelto a tener una pesadilla, aún estoy sentada junto a a la camilla en la que se encuentra mi padre. Tomo su mano, está helada, su rostro pálido y sus labios se tornaron morados, paso mi mano por su cabellera canosa, como si lo consolara aunque el no lo sintiera.

-¡Estaras bien papá!- susurro aún con esperanza.

Un equipo de médicos ingresan:

-¡Deben retirarse!- nos dicen a Peter y a mi. Salgo de la habitación, estoy nerviosa y Peter debe estar cansado, pero me consuela que esté junto a mi.

-¿No quieres descansar?- me dice Peter tocandome el hombro.

-¡Debo quedarme con mi padre!- le digo en seguida.

-Bueno princesa, yo debo volver, pero luego vengo a recogerte para almorzar- me dice sacando de mí una sonrisa.

-¡Claro, ve!- digo después de la sonrisa. Pero a penas tengo apetito, en la situación en la que se encuentra mi padre en este instante.

Peter se aleja por el pasillo de las habitaciones, y vuelve el vacío en mí.

Los doctores me indican que harán unos analisis y que sería mejor volver a casa. Esperando a Peter. Una señora pasa cerca mío, lleva una silla de ruedas, delante una niña, no tiene cabello,y lleva puesta la bata celeste. Debe ser una más de las niñas con leucemia, y me entristece. La niña lleva una rosa en mano, color roja.

Llega Peter.

-¡Aquí estas!- me dice -te estaba buscando por allá- señalando, yo no quito la mirada de la niña, antes de ingresar a la sala de operaciones, gura su cabeza y me sonríe. Lo mas misterioso que paso fue eso, su risa era tierna pero a la vez aterradora, que una niña haga eso y justo antes de ingresar.

Al ver mi distracción, Peter decide preguntarme.

-¿Estas bien?-

-En si claro, es solo que esa niña me quedo mirando-

-Esta bien amor, es una niña nada más- sereno y tranquilo, me hace caminar el pasillo, pensar que en un cuarto muy parecido estaba mi madre agonizando por su vida.

Llegamos al restauran, pedimos pizza, mi apetito no fue el mejor, pero si como un poco.

Peter me deja en casa, al ingresar, romo una ducha larga y pacífica. Me relaja lo suficiente de las tensiones.

Llamo a la directora del colegio, le explico lo sucedido, lo entiende perfectamente, y tendrá que poner a un reemplazo.

Me siento sobre mi cama, enciendo el televisor, pero nunca hay nada bueno los lunes, por la mañana. Llamo constantemente a la clínica para que me mantengan informada. Al asomarme por la ventana, empieza a llover, las calles mojadas, y frescas me ayudan a pensar lo suficiente.

Decido volver a llamar a la clínica, pero esa ultima llamada me pareció mas que rara.

-¡Aló!- me contesto una señorita.

-Aló, buenas quería saber si ya terminaron los examenes de el señor Francisco Miller- digo y se escucha un silencio, muchos murmullos, y un grito ahogado, me dice.

-¡No... no aún no!- me dice.

-¿Como es posible? Hace tres horas debían haber terminado voy para allá-

-Señorita usted no...- se cortó la llamada, sin importar nada me fui al hospital, antes de llegar hay un semáforo que nos detiene, y entre la gente, veo a Lissyn con sus padres, y me alegra, pero ella esta triste su padre la está gritando, pero no entiendo por que, ella pasa su mano por sus ojos y trata de quitarse las lagrimas. Me mira fijamente, aún llorando y me levanta la mano para saludarla, lo hago y se alegra algo, su papá la coje de la mano y se la lleva.

El carro acelera. Me deja en la entrada del hospital y pago. Ingreso la señorita que esta en la recepción, esta muy nerviosa, es una enfermera, supongo que de nuevo turno, porque ni estaba aquí cuando nos fuimos Peter y yo.

-¿Buen día la habitación A-114?-

-¿De parte?-

-Angélica Miller, he venido por mi padre Francisco-

La señorita traga saliva, y toma el teléfono, me indica que espere y así lo hago.

-El doctor viene en camino- me dice.

El doctor llega, un cardiólogo muy conocido, me explica sobre donde trabaja pero no llega al punto, entonces le digo.

-¿Mi padre esta bien?- le digo.

Señorita MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora