Sin escape.

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Mucho había pasado en cuestión de pocas horas, por un lado Chuuya antes paralizado por la imagen de su esposo con Yuan, ahora corría hacia ellos, no seguro del por qué, pero no le gustaba la idea de ese par estando en el mismo lugar.

Simplemente la idea de Dazai y Yuan conviviendo le causaba angustia.

Por un lado Yuan era su protegida, él la había llevado al palacio, y estaba a su cargo, la consideraba hasta cierto punto lo más cercano a una amiga, una amiga omega.

Y Dazai, era simplemente el príncipe del reino más poderoso con el que se había aliado y de acuerdo a su padre, debía mantener contento.

Aún así la urgencia por separarlos lo llenó, él conocía mejor que nadie a Yuan y no quería que Dazai llegara a hacerse una idea equivocada de la chica, todo era política, después de todo Chuuya apenas conocía al omega y lo que menos quería era darle una idea errónea de la relación que tenía con su protegida.

Pero, al mismo tiempo, ni él estaba seguro del tipo de relación que tenía con Yuan.

Como si sintiera el acecho de una cazador, Dazai, tomó la mano de la chica y la dirigió hacia el otro lado del palacio, para cuando Chuuya llegó a dónde los había vislumbrado, los omegas ya habían desaparecido.

— No tienes que responder en este momento, toma tu tiempo Lady Yuan — sonreía el príncipe de Erizel sosteniendo con un suave toque la mano de la chica.

Esta por su lado, no repelía el toque, pero tampoco lo aceptaba por completo, emanando un ligero aroma que evocaba desconfianza, lo cual complació de sobremanera a Dazai.

— Alteza — respondió hesitante a llamarlo así Yuan — No tengo nada qué pensar, lo haré.

— ¡Excelente! — se alegró Dazai — Ven a verme esta noche, daré aviso para que te permitan entrar — dijo como despedida, a lo cual la chica volvió a hacer una reverencia con no muy buena voluntad, pero manteniendo su postura hasta que vio que el príncipe se alejaba dándole la espalda.

Un suspiro lleno de alivio salió de Yuan dejando una sonrisa en sus labios, la sorpresa de haber sido abordada por el que consideraba su némesis resultó ser toda una sorpresa, por un lado todo el resentimiento que había sentido al momento de conocerlo la inundó y un impulso repulsivo la hizo querer evitarlo de inmediato, sobre todo recordando la forma en la que el príncipe se dirigió a ella en cuanto la vio. El protocolo marca que, a menos que parte de la realeza lo permita, ella no puede estar en presencia de algún miembro de la familia real y hasta ahora el único que lo había permitido era el príncipe Chuuya, así que como entrenada, en cuanto vió el séquito de Dazai, especialmente la penetrante mirada de Ozaki, Yuan, enfadada y con el orgullo herido por tener que alejarse de dónde había decidido pasar el resto de su mañana, procedió a retirarse, sin embargo, la estruendosa y alegre voz del príncipe la detuvo.

— Tú — dijo Dazai hacia la figura que como rata espantada se alejaba corriendo con la cabeza gacha — ¿Quién eres? —

— Es lady Yuan — contestó Ozaki de inmediato.

— ¿Lady Yuan? ¿De dónde?

— De nombre sólamente, es una dama que el príncipe Chuuya con su infinita bondad decidió dar la oportunidad de mejorar su vida trayendo al palacio.

— Una plebeya — se emocionó Dazai — Es mi primera vez viendo a uno de cerca — continuaba su discurso mientras corría hacia ella dejando a su séquito perplejo y varios metros detrás — Y, quisiera Lady Yuan explicarme ¿cómo es que cautivo la infinita bondad de mi esposo? — replicaba ante la chica remedando las palabras de Kouyo.

— Yo — titubeó al comenzar a responder, diferente a cómo se había sentido anteriormente, las palabras de Dazai para su sorpresa salían sin malicia ni como Ozaki se solía dirigirse a ella, con un desprecio contenido lleno de formalidad y muy a su pesar por el respeto y cariño que le tenía a Chuuya, con un mensaje oculto muy diferente al que su boca expresaba.

Dazai por otro lado tenía genuina curiosidad por ella, la primera impresión que tuvo de él fue que era demasiado común y sin valía para ser un príncipe y mucho menos ser la pareja de Chuuya, pero al tenerlo de frente tan cerca de sí, pudo sentir que en realidad no era un beta común, tenía un aura de realeza que con su poca experiencia sólo podía comparar con el rey Randou, pero que al mismo tiempo era completamente diferente, puesto que Dazai emanaba una seguridad mezclada con ligereza que lo hacía brillar al mismo tiempo que lo volvía atractivo, como si tuviera algo divino en frente, lo único extraño y que al mismo tiempo lo hacía parecer casi sagrado era su falta de aroma.

Yuan se encontró a sí misma cautivada por el príncipe, así que en cuanto se dio cuenta del hecho, se molestó con ella misma por caer en tal trampa, que seguramente el mismo príncipe había elaborado, hizo una nota mental sobre ser en extremo cuidadosa con él, recuperando en un momento su serenidad, recordando lo que muchas veces Chuuya le había mencionado sobre tener dignidad y ser tan valiosa como cualquier otro noble, Yuan contestó — Yo pienso que el principe Chuuya vió algo en mí que no había encontrado en alguien más.

— Creo entenderlo ahora — respondió Dazai tomando un mechón del rosado cabello causando que un ligero aroma a flor de cerezo emanara de la chica mientras enredaba entre sus largos y vendados dedos el cabello de esta — Chuuya en definitiva vió algo especial en tí, algo de lo que seguramente él aún no es consciente.

Dentro de la mente de Dazai había nacido una idea, al mismo tiempo que leía las intenciones hostiles de la chica hacia él, analizaba las acciones pasadas de su esposo, lo que lo había llevado a la conclusión de qué Chuuya, como todos al final era un alfa, que había actuado como tal haciendo su voluntad, y aún más como príncipe que era, imponiéndose a todos dentro del palacio llevando un espécimen muy tentador, al que al ser de su propiedad nadie podía tocar, haciendo aún más complicada la situación, al hacer a la omega antes una mujer sin valor ni derechos dentro de ese cruel y desigual mundo, un objeto de respeto, con solo su deseo egoísta, pero lo más interesante para Dazai fue que, al tener todo esa exhibición de poder dentro de la corte, Chuuya nunca la hubiera marcado como suya, es más estaba seguro de que jamás la había siquiera tocado, Dazai podría olerlo de lo contrario, así mismo Yuan no tendría la fuerza ni la modestia de la discreción para no exponerse como propiedad del príncipe heredero del reino de Saraton ni todo lo que eso conllevaba.

Lo cual lo intrigaba aún más, puesto que Chuuya no le parecía del tipo que se contuviera, cuando quería algo al parecer trabajaba sin descanso y determinación sin igual para conseguir su objetivo.

Así fue como la mente del príncipe trabajó a velocidad luz para elaborar su idea, si Chuuya había llevado a Yuan a la corte, la había hecho respetar hasta cierto punto que la misma Ozaki no podía interferir con ella por más encontrar que estuviera de su estadía ahpi, debía significar que era especial para él, de un modo u otro, sólo debía descubrir en qué grado podría usar esa información para así darle el uso adecuado a su causa.

Si Chuuya insistía en que sus intenciones eran puras para con la chica y haberla llevado al palacio era meramente un acto altruista, el mismo Dazai lo sacaría de su hipocresía y lo haría enfrentarse a su verdadero lado de alfa, usando a Yuan como medio para lograr el objetivo de la corona y así él evitarse la penosa idea de procrear con su esposo.

— Por favor denos un poco de espacio — indicó Dazai a su séquito que hesitando los dejaron sólos — Quiero que seas mía — le dijo mientras sus antes claros ojos avellana se tornaban rojizos. 




Ha pasado un tiempo y muchas cosas, espero que estén bien con paz mental y cosas que les den alegría, yo sigo viva y de vuelta, por ahora...

Les quiero extraños.

Gracias por leer.

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2024 ⏰

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