Arriba en el aire.

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Dazai abrió sus ojos en cuanto sintió el cese del movimiento, volteó a ver a Atsushi que seguía completamente dormido hecho bolita en su asiento, girando hacia el otro lado abrió una de las cortinas y pudo ver la pálida luz del atardecer penetrar en la acogedora oscuridad dentro del carruaje.

Fuera con forme el sol se ocultaba una neblina tornaba el exterior aún más grisáceo de lo que en realidad era.

Al ir en carruaje se habían tardado mucho más tiempo en llegar al palacio de Saraton de lo que Chuuya se había hecho a Erizel.

Los reinos no estaban muy lejos uno de otro, además de que Chuuya había decidido tomar la ruta alterna que los llevaba directo al palacio sin pasar por la capital, pero llegar hasta el palacio tomaba su tiempo pues se ubicaba en lo alto de las montañas, razón por la cual el rey Verlaine pasaba la mayor parte de su tiempo en su mansión ubicada en la capital.

Saraton era un reino que colindaba con el norte, el frío era marcado pero soportable, la vegetación era salvaje y de un monótono verde en comparación a Erizel menor en dónde se encontraba el palacio favorito de Dazai, más hacia el sur, cálido y colorido.

Una punzada en el pecho atravesó a Dazai, estaba haciendo todo lo posible para mantener la farsa de aceptar ese matrimonio y ver a sus hermanos tan abatidos la hacía sentir menos miserable, pero ahí estaba solo, y el juego que había montado de recién casados se había terminado. Ahora se encontraba en un reino extraño.

No era propio de él caer presa de sus nervios, sin embargo, un sentimiento diferente lo invadía, una cierta angustia se comenzaba a posar dentro de él y dentro de su desesperación sentía que le faltaba el aire.

De pronto, como si se hubieran escuchado sus ahogados gritos de auxilio, la puerta del carruaje fue abierta abruptamente, la frente sudorosa de Dazai se encontró de frente con la del guardia de real.

— ¿Se encuentra bien alteza? — preguntó el pelirrojo prácticamente recibiendo el cuerpo del príncipe antes de que callera de frente al suelo.

— Gracias — logró decir una vez tomo una bocanada del frío aire que los rodeaba mientras aferrándose al brazo de Oda.

Una vez recupero la compostura y el equilibrio soltó al guardia — ¿Dónde está? — comenzó a decir al mismo tiempo que el pelirrojo contestaba a su pregunta.

— El príncipe Chuuya está enviando un mensaje a su majestad el rey Verlaine en la capital, estará de vuelta en seguida —

— ¿Y nosotros... — preguntó Dazai viendo su alrededor pues estaban en terreno abierto aún lejos del palacio — Dónde estamos? —

— Es tradición alteza — se escuchó una voz femenina detrás de ellos — que el consorte haga su entrada vistiendo prendas pertenecientes al reino, da buena suerte —

— Su alteza ella es Gin — la presentó Oda — Es parte de la guardia personal del príncipe Chuuya — agregó.

La chica hizo una reverencia — permítame — la chica puso una capa gruesa alrededor del príncipe, tomándolo del brazo — es por aquí — dijo guiándolo a una carpa a su espalda.

— Oh — se sorprendió Dazai que no había visto la enorme tienda.

— Por favor entre, estará más cómodo ahí y podrá descansar del viaje, dentro esta lady Ozaki que se hará cargo de atenderlo — expresó la chica dejó al príncipe con una reverencia — iré por su escolta — agregó retirándose.

— Bienvenido alteza — lo recibió una alta y esbelta mujer con el mismo color de pelo que su esposo — Mi nombre es Ozaki Kouyou y esta es mi hermana Kyouka —

Laced [Soukoku-Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora